España frente a Japón. Pedri y Asensio frente a Doan y Kubo. Dos formas de entender el fútbol y de jugarlo se citan este martes por una plaza en la final olímpica. España es favorita, pero tiene en contra el hecho de jugar frente a ... los anfitriones y esos problemas de gol que sigue arrastrando aunque presuma de una engañosa estadística. Porque los cinco goles frente a Costa de Marfil se produjeron en unas circunstancias muy concretas; uno en el tiempo añadido y otros tres en la prórroga. Aun así La Roja apunta alto, pero necesita mantener la tensión ofensiva para alcanzar una final en la que previsiblemente, y salvo sorpresa mayúscula, esperará Brasil.
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No hay que irse muy lejos para encontrar un antecedente. Hace solo dos semanas los dos equipos se enfrentaron en el único amistoso español antes de los Juegos. Los de Luis de la Fuente mostraron más argumentos y tuvieron el balón. Controlaron el juego. Nada nuevo bajo el sol naciente. Pero les costó generar ocasiones. Un mal recidivante.
De hecho, Japón se adelantó en una gran jugada de sus dos hombres de referencia, Ritsu Doan y Take Kubo, y Carlos Soler rescató un empate que evitó que España comenzara los Juegos con una crisis de identidad. La Roja fue mejor, sí, pero su control tampoco inquietó demasiado a Hajime Moriyasu y los suyos. Solo cuando entró Pedri, suplente en aquel amistoso, el partido tuvo otro aire. Ahora el canario, incombustible u obligado a serlo, dirigirá la orquesta desde el principio.
Se mantendrá el técnico fiel a su 4-3-3, con la baja de nuevo de Mingueza, que regresó precipitadamente al lateral derecho frente a Costa de Marfil para lesionarse de nuevo. Óscar Gil es su recambio natural, como lo es ya Zubimendi de un Dani Ceballos que tal vez podría estar recuperado para una hipotética final, pero cuyo regreso ante Japón es prematuro. En el otro lateral se han alternado Miranda y un Cucurella que parece capaz de dar mayor profundidad al juego español y ensanchar el campo para contribuir a evitar que los nipones se encierren. En la delantera formará un Mir que evitó el desastre y de paso firmó tres goles ante Costa de Marfil.
Minuto 115. Oyarzabal fue con el balón en los pies. Ninguno le pudo detener. España vibró con la emoción de ver jugar a los dos. A los dos. Oyarzabal y Asensio, los magos del balón. Asensio y Oyarzabal; sueños de campeón. Oyarzabal y Asensio; el fútbol es su pasión. Así marcaron el gol. El tanto de Asensio que lleva a España a la final de los Juegos Olímpicos, donde le espera Brasil, tras eliminar en la prórroga al anfitrión, un serio y ambicioso Japón (0-1).
Antes hubo que sufrir y aguantar. Los 115 minutos previos al tanto y los casi diez en los que los nipones trataron de cerrar la herida. Pero La Roja estará por cuarta vez en la final olímpica. Las tres anteriores, cuando el equipo no se llamaba así, fueron las de 1920, 1992 y 2000. Solo ganó la de Barcelona. Ahora tiene una nueva oportunidad el sábado ante la 'Canarinha' de Dani Alves. Si en la Eurocopa las semifinales cercenaron la ilusión, en Tokio la multiplicaron.
España ganó como casi siempre y sufrió, también, como casi siempre. Decidió probar De la Fuente una nueva receta para que le cuajara el gol, pero tampoco así sube el suflé. Entró Rafa Mir, el tipo de los tres goles ante Costa de Marfil, en lugar de Asensio, lo que echaba a Oyarzabal a la banda derecha, un puesto poco habitual para él.
Japón
Kosei Tani; Sakai, Yuta, Yoshida, Itakura, Hatare (Soma, min. 64); Doan (Maeda, min 91), Tanaka (Hasioka, min. 118), Endo, Kubo (Miyoshi, min. 91); Daichi Hayashi (Ueda, min. 64).
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España
Unai Simón; Óscar Gil (Vallejo, min. 46), Pau Torres, Eric García, Cucurella (Miranda, min105); Zubimendi, Mikel Merino (Carlos Soler, 58), Pedri (Asensio, min. 82), Oyarzabal, Mir, Dani Olmo (Puado, min. 58)
Gol: 0-1: Asensio (minuto 115).
Árbitro: Kevin Ortega Pimentel (Perú). arjetas amarillas. Óscar Gil (12), Mikel Merino (49), Zubimendi (94+), Sakai (97).
Todo para asediar a un Japón parapetado en un 4-1-4-1 que también hizo cambios, con Daichi Hayashi en punta para servir de faro a las incorporaciones de Doan y Kubo. Pero sobre todo con una defensa muy bien armada en la que unos Sakai y Yoshida, dos de los mayores de 23 años, acostumbrados al fútbol europeo ejercieron como líderes.
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Un intrascendente inicio dejó solo los intentos de buscar la espalda nipona de una España que con Mir en ataque se enrocaba menos en la circulación para buscar rápidas combinaciones y desmarques. Pero los futbolistas, como los humanos, son animales de costumbres, y al final La Roja siempre termina volviendo a su manual, aunque esta vez lo hiciera en su versión más vertical. Es algo bueno, porque significa tiene su estilo. Pero es malo por los problemas de gol.
Media hora hubo que esperar para la primera ocasión digna de ese nombre. Una combinación entre Pedri, Óscar Gil y Oyarzabal que el guipuzcoano empaló a botepronto con la derecha, aunque su difícil disparo se fue alto. Take Kubo respondió con una emboscada poco peligrosa, pero que dejaba ver que Japón estaba ahí.
Rafa Mir estuvo a punto de adelantar a España en el 39 demostrando además una hipótesis: que al primer toque y en vertical La Roja podía hacer más daño a unos anfitriones muy ordenados y disciplinados, pero sobre todo atentos a la contra; a la inspiración de Doan y Kubo. Dos buenos socios que recordaron a Unai que estaba jugando un partido.
Vallejo entró tras el descanso por un Óscar Gil amonestado; no era cuestión de buscarse problemas y sí de rondos para hacer correr a los nipones, que optaron por bajar la línea de presión para regular, pero sin dejar brechas en la retaguardia para esperar la suya. Por ejemplo, el potente disparo de Hayashe en el minuto 52 tras una contra espídica gestada en un pase en profundidad de 30 metros.
Un penalti de Yoshida a Merino que Ortega Pimentel señaló y después anuló a instancias del VAR precedió a otra petición de pena máxima, esta en el 62, al eslalon del recién entrado Carlos Soler en el 68 y a la combinación de Oyarzabal y Puado. España dominaba y mucho, pero con la misma trama de siempre; sin desenlace. Tampoco cuando Mir se plantó solo ante Kosei Tani a un cuarto de hora para el final. Al contrario, quien más cerca estuvo de marcar fue Kubo.
Solo con rondos no se gana, debió pensar un Luis de la Fuente que retiró a Pedri para que entrara Asensio. Puado, Zubimendi y Oyarzabal dispararon entonces sucesivamente en la misma jugada, como después lo hizo un Rafa Mir que no quiso ceder a un Puado completamente desmarcado, pero el partido ya estaba abocado a la prórroga y Tani, muy seguro.
Se quedaron en el banquillo Kubo y Doan para el tiempo añadido en una sorprendente decisión que dio más músculo y contención a los anfitriones. Ambición en ambos equipos, pero más miedo a perder que incursiones para ganar hasta que de pronto Japón se lanzó a lo kamikaze ante una España extenuada. Y entonces, justo entonces, apareció la bota de Asensio para llevar a España a la final.
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