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Beatriz Ferrer-Salat, con su caballo Elegance en los Juegos de Tokio. AFP
Cuando Beatriz encontró a Elegance
Hípica

Cuando Beatriz encontró a Elegance

La relación de un jinete con su caballo supera el mero adiestramiento y arranca muchas veces con un flechazo

Pío García

Tokio

Domingo, 25 de julio 2021, 00:35

A Beatriz Ferrer-Salat Serra di Migni (Barcelona, 1966) se le recuerda con demasiada insistencia que es hija de Carlos Ferrer-Salat, el histórico presidente de la CEOE y del Comité Olímpico Español que tantas portadas de periódicos protagonizó durante la Transición. Hay algo muy ... injusto en tratar todavía de 'hija de' a una de las deportistas más laureadas y respetadas del país, que compite en sus quintos Juegos Olímpicos y que ya posee dos medallas, ambas conseguidas en Atenas 2004: una de plata por equipos y otra de bronce en el concurso individual de doma clásica. Aunque cuando la niña Beatriz descubrió la hípica todo el mundo en su club (el Polo de Barcelona) hacía saltos, en seguida vio que esa otra disciplina -que era «la rara», la que nadie cogía- cuadraba mucho más con su carácter. Para practicarla hace falta paciencia, sensibilidad, precisión..., y una relación estrecha, casi simbiótica, con la montura.

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