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Treinta y nueve años después, Inglaterra volvió a proclamarse este sábado campeona de Europa sub-21 y dejó a España sin una triple corona que hubiese metido a la brillante generación del 2000 en los libros de historia. Una falta botada por Palmer en los ... estertores de la primera parte que tocó en Jones lo suficiente para hacer baldía la estirada de Arnau Tenas y un penalti que Trafford le detuvo a Abel Ruiz en el último suspiro del partido sirvieron para que el pétreo combinado que dirige Lee Carsley se encumbrase en un torneo del que los británicos salen con una impoluta hoja de servicios.
Un pleno de victorias y ni un solo gol en contra constituyen la asombrosa tarjeta al término del recorrido de un bloque de titanio que ha devuelto la gloria a los inventores del fútbol y que dejó con la miel en los labios a La Rojita, que no pudo culminar con otro éxito el extraordinario ciclo que llevó a seis de los 23 hombres que reclutó Santi Denia para este Europeo a proclamarse campeones del Viejo Continente con la sub-17 y la sub-19.
Nada cabe reprocharle, sin embargo, a este grupo que ha demostrado el carácter y la clase suficientes para que España se ilusione con una camada que rozó una gesta inédita y regresa a casa demostrando que tiene la pujanza y el hambre necesarias para darle alegrías a la absoluta en años venideros, pese al cruel desenlace en el Batumi Arena.
Inglaterra
Trafford, Garner, Colwill, Harwood-Bellis, Aarons, Smith Rowe (Madueke, min. 66), Jones, Gibbs-White (Archer, min. 73), Gomes (Skipp, min. 73), Palmer (Elliott, min. 83) y Gordon (Doyle, min. 83).
1
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0
España
Arnau Tenas, Víctor Gómez (Barrenetxea, min. 73), Paredes, Pacheco, Miranda, Blanco (Camello, min. 83), Baena (Oroz, min. 59), Rodri (Riquelme, min. 59), Sancet (Gabri Veiga, min. 59), Sergio Gómez y Abel Ruiz.
Gol: 1-0: min. 45+4, Jones.
Árbitro: Espen Eskas (Noruega). Amonestó a Gomes, Baena, Colwill, Sancet, Oroz, Trafford, Santi Denia y Riquelme. Expulsó a Carlos Rivera, preparador físico de España, a Ashley Cole, ayudante del seleccionador inglés, a Antonio Blanco y a Gibbs-White.
Incidencias: Final del Europeo sub-21, disputada en el Batumi Arena de Georgia ante unos 20.000 espectadores.
Había salido Inglaterra haciendo daño con la verticalidad de Gordon, autor de dos ocasiones de enorme peligro partiendo desde el costado zurdo en los albores del choque. La primera exigió una apurada réplica de un soberbio Arnau Tenas y la segunda se fue al limbo al no cazar Gibbs-White un endemoniado centro del atacante del Newcastle. El ánimo de los británicos era discutirle el dominio de la pelota a España, pero La Rojita, una vez superados los sustos iniciales, tomó el bastón de mando.
Un latigazo de Baena desde la frontal supuso el aldabonazo ofensivo del bloque de Santi Denia, bien engrasado a partir de la jerarquía de Antonio Blanco en la divisoria, la capacidad asociativa de Rodri en tres cuartos y el trabajo incansable de Abel Ruiz en la vanguardia. Paredes, a la salida de un córner, gozó de una gran oportunidad para abrir el marcador, pero su remate de cabeza se marchó lamiendo el palo. Idéntica suerte corrió un disparo seco de Rodri en una meritoria primera parte por parte del bando español, pero en la que la fortuna acabó favoreciendo a Inglaterra al tocar Jones una falta botada por Palmer en el descuento.
La desventaja metió presión a España, que avanzó líneas mientras Inglaterra se encastillaba. Abel Ruiz bajó el puente levadizo de los británicos en una acción en la que el delantero sacó rédito a la pizarra de Santi Denia, pero la posición adelantada del atacante devolvió a La Rojita a la casilla de salida.
España empujaba con fe, pero enfrente tenía a un rival revestido de cemento armado. De ahí que Santi Denia moviese el árbol con un triple cambio a falta de media hora en busca del filo que faltaba. Entraron Oroz, Gabri Veiga y Riquelme, tras de las apariciones más refrescantes que deparó la última Liga, pero las urgencias españolas invitaban a que el partido se descosiese e Inglaterra aprovechó para meterle el miedo en el cuerpo a La Rojita cabalgando al contragolpe.
En ese escenario emergió la figura de Arnau Tenas con un puñado de paradas que salvaron a España, antes de que Trafford refrendase su condición de figura más determinante del Europeo deteniéndole un penalti a Abel Ruiz en el descuento y ofreciendo un epílogo inmisericorde para una España que, en cualquier caso, vuelve con la cabeza alta.
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