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Martin Odegaard es indiscutiblemente el líder de la selección de Noruega que el sábado se medirá a España en la séptima jornada de la fase clasificatoria para la Eurocopa 2020. El actual futbolista de la Real Sociedad, donde juega cedido por el Real Madrid ... y tras tres temporadas en la Eredivisie vuelve a centrar las miradas del fútbol español, sobresale en un equipo que ya en el duelo de la primera vuelta disputado en Mestalla demostró que puede dar guerra pese a un dominio de España que sólo sirvió para lograr una apurada victoria por 2-1.
Los pupilos de Lars Lagerbäck, el técnico sueco que fue autor del milagro de Islandia en la Eurocopa de Francia en 2016, apuran sus opciones de clasificación después de un buen empate en Suecia que compensó el hecho de no pasar de sendas igualadas en las visitas de suecos y rumanos a Oslo. En un fútbol noruego acostumbrado a estar un escalón por debajo de otras selecciones nórdicas como Dinamarca o Suecia, Odegaard es un 'rara avis'. Una suerte de Mozart del balón que acapara los focos de todo el mundo desde que no era más que un niño. Un extraterrestre capaz de alcanzar el olimpo que supone el Real Madrid pese a surgir de la cantera del modesto Stromsgodset.
Ya sea por esa presión desmedida para un adolescente o por el lógico proceso de maduración de cualquier deportista de élite, lo cierto es que el fulgor con el que Odegaard encandiló al Madrid cuando tenía 16 años recién cumplidos parecía haberse apagado. Nada más lejos de la realidad. Las tres temporadas del zurdo de Drammen en la Eredivisie neerlandesa, dos en el Heerenveen y una más en el Vitesse, fueron la mejor escuela posible para un futbolista plagado de calidad. De este aprendizaje ha regresado a la Liga un jugador maduro, más hecho física y tácticamente a sus 20 años, capaz de asumir los galones de mando en una Real con aspiraciones en el campeonato. De hecho, la afición 'txuri urdin' se frota las manos con todo lo que Odegaard puede aportar esta temporada y ya ha paladeado dos goles y dos asistencias del noruego, que ha disfrutado de todos y cada uno de los minutos en las ocho jornadas ligueras disputadas hasta la fecha.
«Es un lujo poder tenerle en el equipo, aporta muchísimo, quiere la pelota, asociarse y tener protagonismo con el balón. Será uno de los rivales a los que hay que marcar de cerca. Esperemos que no tenga su mejor día», advierte Mikel Oyarzabal, su compañero en la Real, consciente de su enorme potencial y del momento dulce que vive actualmente.
Dotado de una zurda de seda, la mayor virtud de Odegaard reside en su capacidad para el último pase, eso tan complicado de hallar en el fútbol y que exige precisión y visión de juego. Por ello destaca principalmente como enganche por detrás del punta, aunque también pueda actuar más escorado en la banda derecha, a pierna cambiada. Internacional con Noruega desde los quince años, con su selección ha disputado ya una veintena de partidos y acumula todos los minutos posibles hasta el momento en la fase de clasificación para la Eurocopa, con un gol y dos asistencias en su haber. Con todo ello, no resulta extraño que el joven Odegaard monopolice la atención mediática de la selección noruega, que no obstante, y como ya demostró en Mestalla en la primera vuelta de la fase de clasificación, pese a sus limitaciones es capaz de complicar la vida a España.
Con el fenómeno Odegaard en plena ebullición, otro diamante en bruto comienza a asomar en las alineaciones del veterano Lagerbäck. Erling Haaland tiene casi dos años menos que Odegaard, pero su nombre comenzó a llamar la atención del fútbol mundial después de marcar nueve tantos a Honduras en el Mundial sub-20 de este año. Alto y fuerte, su relación con el gol parece más que acreditada, pues suma 18 dianas en once partidos oficiales con el Salzburgo austríaco esta temporada y ni siquiera la sintonía de la Champions ha sido capaz de intimidarle, ya que debutó en la competición con un 'hat-trick' al Genk belga y fue capaz de ver puerta de nuevo ante el Liverpool en Anfield.
Más allá de Odegaard y Haaland, Noruega destaca por ser un equipo que se siente cómodo cuando está replegado, a la espera del contraataque, y que amenaza seriamente a través del balón parado e incluso con los lejanos saques de banda de Havard Nordtveit, capaces de generar peligro de la nada. Así fue como los noruegos consiguieron meter el miedo en el cuerpo a España en Valencia y así es como la selección vikinga, liderada por el mago Odegaard, pretende hacer lo mismo en Oslo.
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