La selección española vuelve al tapete. El combinado de Luis Enrique encara los dos últimos compromisos de la Liga de Naciones en una situación privilegiada para alcanzar la Final Four de un torneo que lo tiene por vigente subcampeón. Los ocho puntos que recolectó La ... Roja en junio le permiten depender de sí misma para materializar un objetivo que ha grabado a fuego el preparador asturiano, encantado con una competición en la que, no deja de recordar, cualquier despiste se paga a precio de oro. Pero falta el paso definitivo: superar a Suiza y Portugal para clausurar el grupo en todo lo alto. Es el último salto que le resta a España antes del Mundial de Catar.
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Desde que la UEFA alumbrase en 2018 la Liga de Naciones con la finalidad de reemplazar los intrascendentes amistosos de otro tiempo por enfrentamientos entre combinados de similar rango y un título de prestigio en liza, Luis Enrique, que estrenó en ella su vestimenta de timonel nacional asaltando a Inglaterra en Wembley con goles de Saúl y Rodrigo, ha expresado una simpatía especial por la justa. Marida a la perfección con el aguerrido espíritu competitivo que le caracteriza y su forma de entender la selección como un equipo que se nutre de combates sin red de seguridad.
El primer abordaje del asturiano resultó infructuoso, con derrotas ante Inglaterra en Sevilla y frente a Croacia en Zagreb que segaron el camino de la selección española hacia la Final Four que terminó coronando a Portugal como campeona en la puesta de largo del torneo. El segundo culminó en San Siro, donde un polémico gol de Mbappé entronizó a Francia y dejó con la miel en los labios a un bloque venía de doblegar a la vigente reina de Europa en su casa con una propuesta llena de desparpajo. El propósito de Luis Enrique es que a la tercera vaya la vencida y, por ello, focaliza el desafío.
Por más que la Copa del Mundo esté a dos meses vista, el seleccionador español insiste estos días a los 25 futbolistas concentrados desde el lunes en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas en la necesidad de pensar únicamente en Suiza y Portugal, sin mirar todavía a una cita que, a nadie se le escapa, está sin embargo muy presente tanto en las mentes de quienes han sido llamados para esta ventana como en las de aquellos otros que, pese a no haber escuchado su nombre el viernes pasado de boca del seleccionador, no pierden la esperanza de formar parte de la expedición mundialista.
«Es la última convocatoria antes del Mundial, pero el míster nos ha dicho que nos olvidemos de ello porque esta competición es muy importante, nos jugamos una Final Four», recordaba este martes José Luis Gayà, uno de los internacionales que más arriesgan en su regreso a la selección casi un año después porque la competencia en el lateral izquierdo es extraordinaria. «No es la lista del Mundial, pero es un orgullo siempre venir aquí. Son unos partidos importantes para nosotros, queremos estar en esta Final Four», concordaba Pedri, destinado a llevar el mando de la selección en el gran evento planetario.
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Óscar Bellot
«Son dos partidos que nos van a exigir mucho, tanto Suiza, que juega muy bien en equipo, como Portugal, que tiene muchísimas individualidades. Nos da un plus más poder clasificarnos para la Final Four para la preparación para el Mundial, que todavía queda mucho para eso. Parece que está cerquita pero queda bastante. Ahora estamos centrados en intentar clasificarnos para un torneo que estuvimos a punto de ganarlo la vez pasada y ojalá podamos clasificarnos para la Final Four, que nos va a dar mucha confianza para lo que viene», incidía Koke, otro valor seguro de cara a Catar.
Las cuentas están claras. Si España doblega a Portugal el próximo martes en el Estadio Municipal de Braga, alcanzará esa ansiada meta que albergará, en junio de 2023, el país vencedor del Grupo 4, ahora encabezado por Países Bajos, pero en el que Bélgica sigue en la pomada. Aunque los pupilos de Luis Enrique podrían incluso llegar con el pase asegurado al corazón religioso del vecino ibérico, para lo que necesitan imponerse a Suiza este sábado en el zaragozano Estadio de La Romareda y que la República Checa deje noqueados a los lusos en Praga, una ciudad que las Quinas han pisado en tres ocasiones, hincando la rodilla en todas ellas.
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