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Huérfano de aficionados en las gradas y sin la pasión de antaño por la pandemia de la covid-19, la nueva normalidad del fútbol sufre también el vacío sin estrellas que alumbren la galaxia de Leo Messi y Cristiano Ronaldo, que entre los dos suman ... 68 años. Aún deben ser determinantes tanto con el Barça y la selección argentina como con la Juventus y Portugal, pero desde que el luso salió del Real Madrid se añora un pulso único en la historia del deporte rey entre dos astros capaces de marcar medio centenar de goles por temporada y de lucir once Balones de Oro, seis el rosarino y cinco el crack de Madeira.
Distanciados, sin el pique de competir en la misma Liga, han visto decrecer sus rendimientos tras casi una década de rivalidad y éxtasis. Dos estilos, más fino y sutil el del sudamericano y más físico y contundente el del portugués, que a día de hoy no hallan parangón en el planeta fútbol. Según el último estudio de Forbes, Leo y Cristiano han superado ya los mil millones de dólares de ingresos en sus carreras. Son, de lejos, los futbolistas mejor pagados: 106 millones de euros anuales para el azulgrana y 99 para el juventino. Les siguen Neymar Jr., con 81 millones de ingresos por ejercicio y, ya muy por detrás, Kylian Mbappé con 35.
A sus 28 años, el brasileño es casi un eterno candidato a la sucesión. Tras salir del Barça para conquistar Europa desde ese equipo-estado que representa el PSG, es el que más cerca ha estado este curso de tocar la gloria. Acarició la Champions del coronavirus pero sufrió una alarmante falta de pegada en la final ante el Bayern de Múnich que le condena a seguir instalado en un segundo plano. El gran éxito continental lo acabó celebrando el Bayern de Múnich del polaco Robert Lewandowski, capaz de ganarlo todo a nivel de clubes y de marcar goles a destajo, pero sin la calidad, la fama y el boato de las estrellas más ilustres. El polaco, ya con 32 años, es un matador acreditado pero su perfil siempre le situará en otro escalón de la fama.
Mbappé, con solo 21 años, está llamado a marcar tendencia, pero aún le faltan madurez, continuidad y títulos. Cuando salió del Mónaco, el símbolo del moderno fútbol francés eligió también el PSG porque le garantizaba dinero y la titularidad. Su crecimiento ha sido exponencial y es un portento de la naturaleza, pero esa final de Champions ante los bávaros se transformó en una noche de pesadilla. No se puede permitir esos desaciertos si aspira a ganar un Balón de Oro.
Mbappé ya ha manifestado su deseo de salir del PSG a final de esta temporada y el madridismo da por hecho que será el buque insignia de Florentino Pérez en el Real Madrid. También asoma el Barça, sobre todo si Messi se marcha en junio de 2021. Mbappé acaba contrato en 2022 y, si se tiene en cuenta como actuó con Neymar la pasada campaña, no está nada claro que el emir de Catar le permita irse un año antes. Esa tensión no beneficia a un candidato a número uno, del mismo modo que a Neymar le perjudican sus juergas, sua actitudes y sus broncas dentro y fuera del césped. El último ejemplo, la trifulca con Álvaro González, defensa cántabro del Olympique de Marsella.
Si se dirige la mirada hacia el glamour de la Premier, sobresalen figuras como el egipcio Mohamed Salah o el belga Kevin de Bruyne, pero ni el delantero del Liverpool ni el enganche del Manchester City tienen la regularidad, ambición, pegada y magnetismo suficientes para acercarse a los 50 goles al año. Eden Hazard, la otra figura belga que el curso pasado fichó el Real Madrid, aún disfruta de margen para alcanzar la cima, pero por ahora lo suyo son fogonazos. Las lesiones y un físico inquietante con tendencia al sobrepeso, merman el rendimiento del ex del Chelsea, pendiente de explotar de blanco tras una decepcionante primera temporada.
Sigue muy por detrás de los grandes genios el francés Antoine Griezmann, un fenómeno en el Atlético del Cholo Simeone, si bien le marcó errar un penalti en la final de Champions de Milán ante el eterno rival. Eligió el Barça para ganar títulos y competir por el Balón de Oro, pero se ha estancado. Ni con Ernesto Valverde, ni con Quique Setién encontró su sitio como azulgrana. S le ve apocado, sin la pegada, chispa y alegría de antaño, ni la personalidad y el liderazgo exigibles para hollar la cumbre.
Falta por ver la continuidad de jóvenes talentos como Ansu Fati, todavía un menor de edad que ha llamado a las puertas de la titularidad en el Barcelona y en la selección española; el veinteañero goleador noruego Erling Haaland (Borussia Dortmund), el centrocampista inglés Jadon Sancho, determinante también en ese club alemán ideal para los jóvenes más preparados; el portugués Joao Félix, muy discreto en su primer año en el Atlético, o los brasileños del Real Madrid Vinicius y Rodrygo Goes. Con todos ellos, mejor tener paciencia que estropearlos.
Habrá que esperar para coronar a un nuevo rey porque, además, Cristiano y Messi no se duermen en los laureles. El astro de Madeira, por ejemplo, acaba de firmar los goles 100 y 101 con su selección, ambos de bella factura, y aspira a destronar al iraní Ali Daei como máximo artillero en la historia de los combinados nacionales. Le quedan solo ocho dianas para cumplir tan ansiado objetivo.
En el caso de Messi, mal asesorado por su padre y sus abogados, ha medido fatal los tiempos para salir del Barça y está obligado a resarcirse y ser decisivo también con Ronald Koeman. El 'soci' culé no le perdonaría que a estas alturas se dejara llevar y diera mal ejemplo. Ese estilo va más con Gareth Bale, el galés al que fichó Florentino Pérez para hacer carrera junto a Cristiano y luego sucederle en el trono, pero a quien ha reclutado ya el Tottenham de José Mourinho como cedido.
De ser un diamante en bruto a convertirse en la joya más codiciada, hay un sinfín de circunstancias cambiantes. Asomar en el momento y lugar adecuados, fichar por el club más idóneo a tus características, rodearse de buenos o malos consejeros, los amigos, los entrenadores, los forofos, la crítica más o menos amarilla o tendenciosa... No es casualidad que de todos los jóvenes que en las últimas décadas han conquistado el Trofeo Bravo o el más moderno Golden Boy, solo Messi y Cristiano hayan dado el salto hasta el Balón de Oro.
Entre esos talentos premiados, ilustres como Iker Casillas, Wayne Rooney, Arjen Robben, Cesc Fàbregas, Karim Benzema, Sergio Busquets, Thomas Müller, Eden Hazard, Marco Verratti, Isco Alcarcón, Paul Pogba, el Kun Agüero, Alexandre Pato, Mario Balotelli, Mario Götze, Raheem Sterling, Kylian Mbappé, Matthijs de Ligt y Joao Félix.
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