Dos rebotes castigan a un Mirandés que despertó demasiado tarde

Para entonces, dos jugadas desafortunadas en momentos clave habían puesto demasiada tierra de por medio para un equipo que, pese a todo, mantuvo sus opciones hasta el pitido final.

Con una ventaja en la tabla que invita a no hacer locuras, el Mallorca apostó por un partido de desgaste y con un ritmo cansino, justo en las antípodas de lo que le gusta y conviene a un Mirandés que, si bien había dispuesto un once con una actitud para mirar a la portería contraria, apenas encontró espacio para correr o para inventar con una posesión que siempre demandó.

Los contadísimos acercamientos a las áreas fueron, de hecho, del equipo local, con Abdón Prats asumiendo toda la incidencia y protagonismo como figura de '9' clásico. Un susto en el tobillo del atacante local y otro protagonizado por Reina, que ya mostraba un aparatoso vendaje, durmieron aún más el ritmo de un partido a bajas revoluciones.

Pareció despistarse en ese somnoliento panorama Víctor Gómez. Una cesión de cabeza a su portero la convirtió en un peligrosísimo remate en propia meta que se marchó pegado a la cepa del palo. A un minuto del intermedio, el Mirandés se llevaba el primer varapalo. Un centro de Brian sin aparente peligro fue despejado con problemas por Javi Muñoz. Abdón Prats cazó el balón y se revolvió para pegarle mordido, pero tras pegar en el propio Javi Muñoz el balón se envenenó hasta acabar en el fondo de la portería.

No cambió el panorama en la reanudación. Al menos hasta otro error fatal por parte de los hombres de José Alberto López. Impropio en él, Meseguer falló a la hora de controlar un balón en la medular y vio como Amath le robaba la cartera. El atacante asistió a Abdón Prats, de nuevo erróneo en la resolución ante Raúl. Sin embargo, el despeje del portero pegó en Vivian y se introdujo en la portería del conjunto jabato.

Parecía un golpe definitivo. Sin embargo, un triple cambio y la influencia determinante de Djouahra evitaron 30 minutos de la basura. El jugador francoargelino controló en el pico del área y se acomodó poco a poco un disparo inapelable para recortar distancias. Tenía tiempo el Mirandés, que creció con su gol, dominó y encerró sin precisión a un Real Mallorca que acabó por pedir la hora. Cristo y Djouahra fabricaron más incertidumbre que peligro claro, en una derrota digna y con valor de refuerzo moral para el Mirandés.