Alfredo Vicente. ADG
Miranda de Ebro
Sábado, 14 de octubre 2023, 19:37
A pesar de recibir a un líder mermado por las numerosas bajas, el Mirandés no pasó del empate (1-1), por lo que acumula tres partidos seguidos sin obtener la victoria en Anduva. Los pupilos de Alessio Lisci se adelantaron muy pronto en el marcador ... por mediación de Álvaro Sanz, pero el tempranero gol del mediocentro del cuadro jabato acabaría convirtiéndose en un espejismo. Ángel, con el tanto del Tenerife, y una segunda parte sin ocasiones, atestiguaron que el conjunto rojillo sigue en un bache de resultados y juego tras sumar un único punto en sus tres compromisos más recientes.
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Inmerso en el viacrucis de la sangrante falta de equilibrio entre el aspecto ofensivo y defensivo, Alessio Lisci modificó medio equipo para reactivar un engranaje colectivo que no termina de carburar. La principal novedad fue la inclusión de Tachi, central por naturaleza, en el centro del campo. Esta permuta táctica buscaba que, además de intentar hacerse fuerte por dentro en la defensa del área propia, en la fase de construcción los jugadores más desequilibrantes del Mirandés pudiesen recibir lo más cerca posible de la portería visitante. El plan del técnico italiano no tardó en surtir efecto.
Mirandés
Ramón Juan; Rubén Sánchez, Barcia, Pablo Ramón, Jonathan Gómez; Álvaro Sanz (Reina, min. 87), Tachi (Tomeo, min. 75); Illyas (Iosifov, min. 69), Miguel Baeza (Godoy, min. 87), Gabri; y Javi Martón (Durdov, min. 75).
1
-
1
Tenerife
Soriano; Mellot (Aitor Buñuel, min. 91), Amo, Loic, Medrano (Nacho, min. 45+4); Roberto López, Sergio González, Álex Corredera, Waldo; Ángel (Alassan, min. 91) y Enric Gallego (Bodiger, min. 64).
Árbitro Sesma Espinosa (Comité riojano). Mostró tarjeta amarilla a los jugadores locales Tachi, Ilyas y Tomeo y a los visitantes Soriano y Enric Gallego y Loic
Goles 1-0 Álvaro Sanz (min. 2). 1-1 Ángel (min. 43)
Campo Anduva. 2.848 espectadores
Soplaban vientos de rebelión en Anduva. Gabri, sostenido a su espalda por Tachi, no abandonó el trazo de la valentía y tras la angustia encontró la recompensa. El extremo barcelonés, un tormento para Mellot por el costado izquierdo, desbordó al lateral derecho francés para ganar la línea de fondo y sacar, con su pierna menos hábil, un centro que Álvaro Sanz remachó a las redes llegando al segundo palo desde la base de la jugada. Un tempranero gol, en el minuto dos de juego, que le insuflaba aire a los pupilos de Alessio Lisci.
La diana del conjunto rojillo no evaporó de un plumazo algunos de los acuciantes problemas del Mirandés. Entre ellos, la odisea que deben atravesar los pupilos de Lisci para sacar el balón de manera limpia desde atrás. En dos pérdidas consecutivas en campo propio, el Tenerife, por mediación de Álex Corredera y Ángel, estuvo cerca de ajusticiar los pecados locales. Sin embargo, Ramón Juan, sin permitirle una segunda oportunidad al malicioso lanzamiento del talentoso centrocampista zurdo, y Barcia, bloqueando el disparo del delantero tinerfeño, mostraron seguridad en la defensa del área propia.
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Alessio Lisci, que en la víspera admitió sin complejos los problemas de su equipo a la hora de defender los centros laterales del rival de turno, vio cómo sus pupilos tenían fugas defensivas tanto por dentro como por los caminos exteriores. A pesar de generar una superioridad cuantitativa, el Tenerife fue cualitativamente superior al cuadro jabato en una combinación por su banda derecha que concluiría, después del centro de Mellot, en el preciso remate al primer toque de Ángel desde el punto de penalti.
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Devuelta la igualdad al marcador, el balón pasó a ser un extraño invitado y lo de menos en una especie de trinchera que, entre tantos choques, forcejeos y caídas dolorosas, obligó a Medrano a salir sustituido por lesión en el bando visitante. Tachi, antes de enfilar el túnel de vestuarios, veía una tarjeta amarilla con la cual mostró que no estaba nada de acuerdo. Lisci tuvo que pararle los pies al jugador fuenlabreño para, de inmediato, entrar en una discusión dialéctica, a simple vista poco amigable, con Sergio González. El estado emocional del Mirandés, muy nervioso y revolucionado, fue el preludio de la desmentida rebelión local.
En tiempos en los que el Mirandés se desentiende del gobierno y busca ganar por mero talento individual, Gabri era el único hombre perseverante y sin miedo al fracaso. El extremo barcelonés fue el precursor, a partir de una acción individual, de la única ocasión de la escuadra jabata en toda la segunda parte. Javi Martón, receptor del último pase de Gabri, recortó y disparó alto con su pierna zurda. Iosifov, solo a la derecha del delantero villafranqués, reclamó explicaciones. Y es que el Mirandés sigue sin encontrar argumentos con los que poder salir de un bache que le hace dormir cerca de unos puestos de descenso a los que puede pasar mañana en función del resto de resultados de la jornada.
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