Iba a caer a puestos de descenso, pero un gol de Brugui en el sexto minuto de la prolongación evitó una derrota injusta del Mirandés en Zaragoza. Se queda ahora en la zona roja el equipo maño, que suma nada menos que nueve empates ... consecutivos.
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Real Zaragoza
Cristian Álvarez; Fran Gámez (Lluis López, min. 82), Francés, Jair, Chavarría (Nieto, m. 46); Francho, Petrovic, Adrián (Zapater, m. 46), Igbekeme (Bermejo, min. 80); Nano (Yanis, min. 70) y Álvaro Giménez
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CD Mirandés
Raúl; Carreira, Arroyo, Onaindia, Letic; Meseguer, Álex López, Oriol Rey (Gelabert, min. 69); Simón Moreno (Riquelme, min. 69), Camello e Iñigo Vicente (Brugui, min. 87).
Goles: 1-0, Nano Mesa (min. 4); 1-1, Brugui (min. 90+6)
Árbitro: Sagués Oscoz (Comité vasco). Amonestó a Francés, Chavarría, Petrovic y Nano por el Zaragoza y a Iñigo Vicente por el Mirandés.
Incidencias: Partido disputado en La Romareda ante unos 17.000 espectadores.
El Mirandés empezó con el paso cambiado porque sin que apenas pudiese tocar bola el Zaragoza le generó un incendio en el costado derecho entre Adrián e Igbekeme, que disparó sin excesiva fe, la pelota tocó en el talón de Onaindia y Nano embocó a la red. El árbitro anuló el tanto a instancias del linier, pero el VAR, después de tres minutos de deliberación, decretó que el gol era legal. El Zaragoza lo festejó como lo podría hacer un equipo que se presentaba a un partido tras lograr ocho empates consecutivos.
En esa cuesta arriba, el Mirandés trató de iniciar la escalada. Lo logró a base de manejar la pelota con un estilo combinativo, pero sobre todo cuando encontró la profundidad en el flanco derecho. Por allí el gallego Carreira fue un puñal. También asomó Iñigo Vicente, que firmó dos opciones de gol ejerciendo de llegador, pero también cosechó una amonestación que le impedirá jugar en la próxima jornada en el duelo contra el Lugo en Anduva.
El Mirandés fue a más, pero el Zaragoza no se fue del partido, atento para apretar al rival, trabajador en la medular, desde donde Francho, Adrián e Igbekeme se desplegaban para llegar a posiciones de remate. Incluso lo hizo Petrovic, el futbolista con vocación más defensiva en esa línea. A los veinte minutos de partido probó con un disparo en vaselina que se fue alto sobre la meta de Raúl. Pero más allá de ese susto, el Mirandés debió de llegar al descanso con el marcador igualado.
Ocurrió que el equipo rojillo siguió explotando la veta de la banda derecha. A diez minutos del receso, Carreira ya era imparable y en una nueva colada logró llegar a la linea de fondo para buscar el pase atrás. Simón Moreno se adelantó a la zaga maña, para realizar una finta y sacarse un remate envenenado que golpeó en el lateral de la red.
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Y aún hubo más, en la última jugada de la primera parte, cuando de nuevo Carreira percutió en un uno contra uno ante Petrovic, huérfano de ayudas. De nuevo el lateral se disparó hacia el confín del terreno de juego para sacar un centro al segundo palo. Allí conectó un testarazo Camello. El meta local Cristian Álvarez hizo la estatua para ver cómo la pelota golpeaba en el palo y se paseaba por la línea de gol para regresar al campo. El VAR cotejó las imágenes y en ellas se percibió que tres cuartas partes del esférico habían traspasado la línea de gol, pero no había entrado la pelota en su totalidad.
El Zaragoza se libró del empate y en el descanso trató de blindar el centro del campo con la entrada de Zapater en sustitución de Adrián y sobre todo de tapiar su banda izquierda con Nieto en el relevo de Chavarría, lastrado por una tarjeta amarilla. A los siete minutos de la reanudación conectaron de nuevo Carreira y Camello, que otra vez de cabeza hizo lucirse a Cristian Álvarez. Empezó a hacerse grande el meta argentino del Zaragoza, que sacó por abajo un remate de Iñigo Vicente tras la enésima galopada de Carreira. A esa altura, con algo más de veinte minutos por jugar, el Mirandés buscó piernas frescas, con Gelabert y Riquelme. El partido ya sólo iba en una dirección. Cristian Álvarez sostuvo de nuevo a su equipo en un remate de Carreira, que hizo de todo.
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A un cuarto de hora del final aquello ya era un asedio, el Zaragoza, un equipo sufridor, y el Mirandés, otro apurado y destapado. Se arriesgó a una contra que sentenciase el partido el cuadro rojillo, le ofreció un anzuelo al rival para que el partido fuese un ida y vuelta. Riquelme y Camello trazaron una pared que el primero finalizó con un remate alto. El empate llegó para hacer justicia tras un saque de esquina en el que Brugui recogió una serie de rechaces para embocar el balón en la red. Son apenas 5 puntos sumados de los 21 puntos disputados, pero pudo ser peor para el Mirandés.
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