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alfredo Vicente / ADg
Miranda de Ebro
Domingo, 24 de abril 2022, 19:46
Un tanto tempranero de Aguado condenó a un Mirandés que supo rehacerse al golpe inicial y zarandeó a un candidato al ascenso. Solo los palos, ya que tres remates del equipo rojillo en el primer acto besaron la madera, y las buenas intervenciones de Masip ... impidieron al conjunto jabato mantener la buena dinámica en Anduva, donde había ganado todos sus partidos desde la llegada de Joseba Etxeberria.
Aún no se había llegado al minuto tres cuando el Mirandés se encontró con el mazazo del 0-1. En un error en la salida del balón, la buena presión de Roque Mesa le permitió recuperar la posesión al conjunto pucelano. Su apertura a Plata en la izquierda la transformó el jugador ecuatoriano en un envío al área que Aguado, más vivo en el primer palo, alojó en la portería de Raúl.
No se amilanó la escuadra de Joseba Etxeberria pese al zarpazo de los hombres de Pacheta y, fiel a su estilo, quiso la pelota y no dejó de mirar a la portería de Masip, bendecido en una tarde plomiza por el auxilio de los palos. Tres veces escupió la madera los intentos del equipo jabato. Primero, a los 8 minutos, cuando un trallazo de Brugui, en un servicio de García de Albéniz, golpeó en el travesaño. Superado el ecuador del primer acto, un centro de Carreira lo remató de nuevo Brugui y fue el palo izquierdo el que devolvió el chut del futbolista gerundense. Para completar el mal fario ante la meta del Real Valladolid, diez minutos después, Riquelme, como broche a una conducción repleta de talento, chutó desde fuera del área y el balón se estampó en el palo que faltaba, el derecho.
Y a donde no llegó la madera, llegó Masip, que voló para evitar que se colara por la escuadra un fantástico golpeo de Camello a la media vuelta, desde fuera del área, después de un despeje en corto de Luis Pérez.
Una falta de entendimiento entre Arroyo y Raúl, que se quedó a media salida, pudo costarle caro al Mirandés al poco de comenzar la segunda mitad. Weissman, con todo a favor, cabeceó fuera el centro servido desde el flanco derecho. Por ese mismo carril, el izquierdo del ataque rojillo, llegaron dos claras oportunidades para los pupilos de Joseba Etxeberria. Riquelme, siempre desequilibrante, tanto en el uno contra uno como a la hora de filtrar pases, optó por un disparo raso cuando tenía a Riquelme en boca de gol e Íñigo Vicente también se encontró con Masip cuando quiso superarle en su salida. Precisamente el mediapunta vizcaíno, superada la hora de juego, dejó su plaza a Hassan.
El jugador francés, como Riquelme, trató de desestabilizar con desparpajo el sistema defensivo del cuadro blanquivioleta. A donde no llegaron las ayudas de la defensa visitante lo hicieron las entradas a destiempo para evitar los avances de los jugadores del Mirandés. Ambos provocaron varias tarjetas, entre ellas la roja directa que le costó la expulsión a Monchu ya en el tiempo de compensación. Se jugó muy poco en el segundo periodo. El oficio del cuadro de Pacheta supo romper el ritmo y la continuidad en el juego.
El Mirandés mantuvo siempre la iniciativa, aunque el esfuerzo acumulado le hizo perder frescura en los minutos finales. Sus méritos se quedaron sin el premio de, al menos, un punto en un encuentro que cerró Pablo Hervías con un remate cruzado que estuvo cerca de ser el 0-2. Por primera vez desde la llegada de Joseba Etxeberria, la escuadra jabata encadena dos partidos sin marcar y sin puntuar.
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