Digna imagen del Mirandés en una guerra que no era la suya

Insistió desde el primer minuto el cuadro gerundense en mantener un ritmo alto de partido y asumió, hasta el punto de casi monopolizarla, la posesión. Míchel varió incluso su reciente apuesta por la defensa de cinco y pobló más la medular. Sin embargo, todo ese protagonismo tardó en cristalizar en acciones claras en el área de Ramón Juan debido al buen nivel defensivo y, sobre todo de actitud, del Mirandés.

La primera prueba para la línea de cinco que dispuso Joseba Etxeberria llegó en un pase filtrado para Stuani en el que Arroyo aguantó el tipo a la perfección frente al atacante uruguayo. Sin embargo, cuando recuperó y le tocó iniciar juego, aparecieron los problemas para el cuadro jabato: demasiado largo y con pocas ideas, hasta el punto de que, pese a ser uno de los equipos con mejor trato de balón en la categoría, apenas le duró en los pies en esta ocasión.

Curiosamente, en la primera y casi única acción en la que pisó el área de Juan Carlos, el Mirandés consiguió marcar. Odei cabeceó y prolongó un córner en el primer palo y Meseguer, en posición adelantada, empujó al fondo de la red. El VAR no tardó en confirmar lo irregular de la posición del jugador del conjunto jabato. Fue un aviso para un Girona que comprobó el alto precio del descuido, especialmente frente a quien no tiene nada que perder y que se presentó varias veces en el área, sobre todo por medio de Riquelme, sin concretarlas en peligro para Juan Carlos.

En los minutos previos al descanso Stuani tiró de repertorio de recursos: controló un balón en el área, cedió para Borja García y éste fabricó una pared en forma de centro al segundo palo que el uruguayo estrelló en el poste tras un gran cabezazo. En la siguiente ya no perdonó. Carreira perdió el sitio tras una pared entre Jairo y Borja García, que centró a placer desde la banda izquierda. Puso el balón justo en la cabeza de Stuani. El ariete ejerció como tal y cabeceó al fondo de la red para abrir el marcador y darle la calma necesaria a su equipo.

No varió el guion en exceso en una segunda mitad menos prolífica en acciones de peligro. Sirvió, eso sí, para que Ramón Juan reclamase entre los palos su cuota de protagonismo. El guardameta se convirtió en el mejor del Mirandés y le afeó la noche a Baena, al que le ganó la partida en sendos remates. Quizás esa misma frustración motivó la exagerada reacción del jugador del Girona, muy revolucionado tras recibir una entrada con Jorge Sáez. Sin embargo, fue el central del Mirandés el que acabó expulsado en el intercambio de recriminaciones. A un minuto para el final, Stuani firmó con un toque de calidad el segundo gol para su equipo y le echó el cierre a un duelo sin historia.