La defensa del Tenerife termina de arruinar la semana al Mirandés

El Mirandés no pudo sobreponerse a la derrota en Copa del Rey ante el Sant Andreu y volvió a caer por segunda vez esta semana, ahora en liga y ante un rival que se encuentra en la parte baja de la clasificación. El Tenerife consiguió adelantarse con un tanto de estrategia en la primera mitad y su defensa cerró el marcador hasta el pitido final.

Ambos entrenadores emplearon un sistema de tres centrales, lo que dificultó en general la circulación del juego por el centro del campo. El primer acercamiento del encuentro llegó por parte del conjunto jabato, tras un centro de Rincón que acabó despejado por Rubén. Ello en un inicio del duelo que estuvo marcado por muchas acciones de pases aéreos, tratando los dos equipos de sorprender a la línea defensiva adversaria.

La zaga de la escuadra rojilla tuvo que emplearse a fondo con el espigado Enric Gallego, que peleó todos los balones que le llegaron. En la otra cara de la moneda, Panichelli se midió ante un Rubén espléndido, que abortó en excesivas ocasiones los planes del argentino.

Sin embargo, la pizarra de los discípulos de Pepe Mel sorprendió al Mirandés. Cerca de la media hora, un pase en corto tras un saque de córner le dio la oportunidad a Luismi Cruz de enviar un pase al segundo palo, donde Diarra, con la cabeza, asistió a Rubén, que, con la punta de la bota, batió por bajo a Raúl.

Pese a que los jugadores esta vez dirigidos por Darío Navarro -Alessio Lisci cumplía su segundo partido de sanción- dominaban en la posesión, no generaron ocasiones de peligro tras ese 1-0 que era un balón de oxígeno para los locales.

Tras el descanso, el equipo jabato salió con más ímpetu y trató de igualar. Izeta se zafó de los defensores y Salvi frenó la acción con una parada de mucho mérito, aunque el colegiado señaló fuera de juego. Más tarde, en el minuto 64, volvió a aparecer el cancerbero con una gran estirada ante un buen disparo de Panichelli. Los jugadores del cuadro rojillo se acercaban más a la portería local en esa fase, pero no lograban batir al guardameta, que firmó un gran partido.

A diez del minuto 90, el árbitro Ávalos Barrera tuvo una lesión muscular y tuvo que dirigir lo que restaba del encuentro el cuarto árbitro, García Riesgo, desde el minuto 84. El infortunio supuso un añadido de ocho minutos, en el transcurso del cual Izeta envió el balón al poste, aunque en una acción invalidada porque había salido previamente por la línea de fondo. El Mirandés terminó con diez jugadores en el campo tras una roja directa a Dadie por una entrada a destiempo. Una muestra más de que no era la mejor semana.

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