Álvaro Peña sentencia al Mirandés en Lezama

Empezó muy decidido el equipo entrenado por otro ex del cuadro Jabato, Haritz Mujika, consciente de que, para salir de la zona de descenso que ha ocupado en la mayor parte de la temporada, precisaba hacerse con la victoria. Avisaron Guruzeta y Obi antes de que Íñigo Vicente, a los diez minutos, firmara una vaselina perfecta que superó al meta Santamaría. Sin embargo, el tanto no subió al marcador por posición antirreglamentaria del mediapunta vizcaíno. Replicó de inmediato el Amorebieta por medio de Guruzeta. Su testarazo no vio puerta por poco. En un ida y vuelta trepidante, Íñigo Vicente hizo intervenir al guardameta local para evitar el 0-1.

No bajó el ritmo, aunque sí disminuyeron las ocasiones claras con el paso de los minutos, pese a que el cuadro azulón siguió intentándolo con juego directo y envíos al área, como el que cabeceó Guruzeta al filo de la media hora. Irazabal, a renglón seguido, privó a Marqués, algo lento en la ejecución, de un remate claro. Camello, en una acción personal, no pudo concretar un buen disparo.

El descanso no atenuó las trepidantes oleadas hacia las porterías, con más o menos precisión en las finalizaciones, pero con una constante intención de generar peligro ante la portería contraria, como en las escaramuzas de Brugui. Al filo del ecuador del segundo acto, hizo de su necesidad virtud el conjunto de Mujika. En una veloz transición, Guruzeta condujo el cuero y asistió a Álvaro Peña. El exjugador del Mirandés, desde la semiluna del área, soltó un lanzamiento ajustado al palo izquierdo que se hizo imparable para Raúl.

Reaccionó de inmediato Joseba Etxeberria dando entrada a Hassan y Riquelme y el jugador madrileño no tardó en inquietar a Santamaría. Volvió a intentarlo el canterano del Atlético de Madrid en una falta lateral que el cancerbero local despejó de puños con seguridad. No renunció el conjunto vizcaíno al 2-0 y San José cabeceó alto un servicio desde la izquierda cuando el partido enfilaba ya la recta final. Le faltó lucidez al Mirandés en los metros finales para conseguir abrir la muralla del Amorebieta y no irse de vacío de Lezama en un partido muy especial para el técnico Joseba Etxeberria y sus pupilos García de Albéniz e Íñigo Vicente, que regresaban a la que fue su casa.