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Zidane da instrucciones desde la banda en el Benito Villamarín. Marcelo del Pozo (Reuters)
Análisis

Zidane enarbola la bandera de la flexibilidad táctica

El entrenador del Real Madrid ha empleado dos sistemas distintos en otras tantas jornadas de un campeonato marcado por la polémica arbitral a las primeras de cambio

Óscar Bellot

Madrid

Domingo, 27 de septiembre 2020, 19:29

Aunque la polémica arbitral enturbió el pospartido, la primera victoria del Real Madrid en esta temporada arrojó una nueva muestra de la flexibilidad táctica de Zinedine Zidane, que ha empleado ya dos sistemas distintos en otras tantas jornadas de campeonato. El estratega francés varió ... en el Benito Villamarín el dibujo que utilizó frente a la Real Sociedad, prescindiendo de los extremos para envidar con dos arietes y conformar un rombo en el centro del campo. Una apuesta que dejó luces y sombras.

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Los blancos doblegaron al Betis caminando de nuevo sobre el alambre, con mayor eficacia ofensiva pese a que firmaron los mismos disparos a puerta que ante la Real Sociedad –cuatro, aunque saldados con tres goles esta vez- pero enseñando una debilidad en su retaguardia que le permitió al conjunto verdiblanco darle la vuelta al choque en la primera parte y terminarlo con quince disparos, un tercio de ellos entre los tres palos.

Fue el triunfo número cien de Zidane en los 147 partidos de Liga en que ha dirigido al Real Madrid. Una cifra redonda que alcanzó el francés tirando de variantes para paliar la falta de gol que frenó al Real Madrid en su estreno de curso. La inclusión de Casemiro y Valverde llenó de músculo la medular, pero el brasileño no ofreció su mejor versión y los blancos padecieron hasta que la entrada de Modric por el lesionado Kroos revitalizó al equipo.

Tampoco funcionó la apuesta por Odegaard como vértice superior del rombo en la medular. Al noruego volvió a faltarle atrevimiento y la ubicación como mediapunta no termina de favorecerle. Funge mejor como volante, demarcación en la que se confirmó como uno de los valores en alza del fútbol europeo en su año cedido a la Real Sociedad. Pese a ello el técnico parece empeñado en situarle a la espalda de los delanteros para explotar su capacidad para dar el pase definitivo, a costa de negarle terreno para orquestar el juego.

Valverde reclama protagonismo

Mejor se desempeñó Valverde, de nuevo como interior para lucir esa colocación y potencia que le han convertido en uno de los pilares sobre los que el Real Madrid pretende edificar su futuro y construye ya su presente. El charrúa sufrió tras el parón y él mismo reconoció tras el duelo contra el Betis que no se preparó como debía en aquellas oscuras semanas. Su capacidad de autocrítica será determinante para el crecimiento de un todocampista que respondió al llamamiento de Zidane de aportar más descaro llegando al área chica para firmar la primera diana de su equipo en esta Liga.

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Al Madrid le sobró, con todo, distancia entre líneas, algo que Zidane tendrá que corregir a medida que transcurran los partidos y sus futbolistas vayan cogiendo ese ritmo de competición que todavía les falta.

El marsellés es indescifrable, cualidad en la que radica parte de su éxito como timonel merengue. Si en San Sebastián dejó a Jovic y Borja Mayoral en la grada mientras apostaba por un par de canteranos, en Heliópolis dio carrete a ambos. El serbio fue irrelevante hasta que un pase de Benzema le permitió enmendar su floja actuación con una carrera que terminó con la a la postre decisiva expulsión de Emerson, mientras el canterano, que le dio el relevo, propició el penalti de Bartra en una porfía en la que los verdiblancos reclaman falta del atacante.

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Las imágenes de televisión no arrojan duda sobre la mano del central, quedando a interpretación de De Burgos Bengoetxea, árbitro poco sospechoso precisamente de favorecer los intereses del Real Madrid a tenor de su pasado, si había algo punible en la maniobra del delantero. Son las singularidades del fútbol, siempre bajo sospecha ya que suele analizarse con escudo y bandera mediante que terminan convirtiéndolo en una colección interminable de agravios. Con y sin VAR.

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