Todavía está lejos de lo esperado la versión titular de este Real Madrid exuberante en cuanto a nombres, pero el potencial y profundidad de su plantilla son tan grandes que desde el banquillo también le sobra la inspiración. El golpeo de Fede Valverde, afortunado esta vez por un rebote, y el talento de dos meritorios relegados a la condición de suplentes de lujo como Brahim Díaz y Endrick convirtieron en fiesta lo que iba para faena de aliño con riesgo de tropiezo. Así estrenó su casillero de victorias en esta Liga 2024-25 recién estrenada el campeón, un equipo que a falta del brillo de sus más rutilantes estrellas, demostró que le sobran recursos para desatascar los partidos a base de reivindicaciones.
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Y es que a Brahim y Endrick les ganó de inicio la partida Arda Güler, que ejerció como enganche en un 4-2-3-1. La gran atracción era evidentemente Mbappé, pero el reencuentro del precoz talento turco con el Bernabéu tras su gran Eurocopa añadía otro aliciente a un duelo cocinado a fuego lento en los primeros minutos.
Un buen pase en largo de Rüdiger activó a Mbappé, que probó fortuna voleando de zurda para entusiasmo de la grada, deseosa de ver en acción a un futbolista al que ha esperado durante siete largos años. Sin embargo, el dominio territorial del Madrid no terminaba de romper en ocasiones de gol. La clásica diagonal de fuera hacia dentro de Darwin Machís, culminada con un disparo envenenado tras impactar en Tchouaméni, avisó de que el Valladolid no renunciaba a nada.
Real Madrid
Courtois, Carvajal, Militao, Rüdiger, Fran García, Valverde, Tchouaméni, Rodrygo (Modric min. 69), Güler (Brahim Díaz, min. 69), Vinicius (Ceballos, min. 85) y Mbappé (Endrick, min. 86).
3
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Valladolid
Hein, Luis Pérez, Cömert, Boyomo, Rosa, Iván Sánchez, Juric (Mario Martín, min. 71), Kike Pérez (Amath Ndiaye, min. 85), Machís (Raúl Moro, min. 59), Meseguer (Amallah, min. 59) y Marcos André (Sylla, min. 71).
Goles: 1-0: min. 50, Valverde. 2-0: min. 88, Brahim Díaz. 3-0: min. 96, Endrick.
Árbitro: García Verdura (Catalán). Amonestó a Marcos André y Güler.
Incidencias: Partido de la segunda jornada de Liga disputado en el Santiago Bernabéu ante 70.178 espectadores.
A la circulación de balón madridista le faltaban un par de marchas para superar el notable comportamiento táctico blanquivioleta, capaz de reducir los espacios de un ataque rival temible a la mínima expresión. Apenas dos chuts lejanísimos de Tchouaméni y Valverde como botín. Transcurrían los minutos sin noticias del Madrid por el área pucelana pero el conjunto de Ancelotti no perdió el norte y se armó de paciencia para descifrar el duelo tras la pausa.
De los vestuarios regresó el Madrid con otro ritmo. Se lo reclamaba el partido y también el intimidante runrún del Bernabéu. Le ayudó el golpeo de Valverde, un desatascador de lujo que Ancelotti reclamó al uruguayo con ocasión de un lanzamiento de falta próximo a la frontal. No lo tenía claro el charrúa, pero sí el técnico italiano, que se las sabe todas y gritaba a su jugador un esclarecedor «te lo dije» en pleno festejo.
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Otro valor seguro, Courtois, evitó la reacción instantánea del Valladolid deteniendo el remate a quemarropa de Meseguer. El amurallado planteamiento de Pezzolano había caído a pesar de su loable resistencia. Una muy mala noticia con muchos minutos por delante para que el Madrid se desmelenase al fin. Pese a todo, el Pucela se rehízo a través de los cambios y avisó con un remate alto de Raúl Moro.
A pesar de la mínima ventaja blanca, el duelo estaba en el terreno del Madrid, que rondaba el área de Hein sin el punto de inspiración para rematar la faena y evitar cualquier sufrimiento. El guardameta estonio evitó el tanto de Güler, siempre amenazador con su zurda, y el Valladolid alcanzó el último cuarto de hora de partido vivo y coleando, que no es poco en Chamartín.
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Ya en pleno tramo final y con la tarea todavía por resolver, un instante de inspiración sirvió a Vinicius para desbordar por la izquierda y servir para el remate de Mbappé, que a punto estuvo de estrenarse en el Bernabéu con un detalle de enorme calidad. No fue así y la réplica de Sylla, mano a mano con Militao en velocidad, hizo temblar al conjunto blanco.
Desmelenado el duelo, atractivo tras una primera parte difícil de digerir, Mbappé volvió a rozar el gol tras exprimir su punta de velocidad pero rematar desviado. Fue el último servicio a la causa en su primer día de blanco en Chamartín, que despidió a su nueva estrella con aplausos, los mismos que tributó a Endrick, también de estreno.
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Expiraba una disputa todavía en mitad de la incertidumbre. Era el momento de los meritorios, los que a falta de brillo en los titulares resolvieron el pleito. Primero Brahim unió oficio y talento para utilizar el cuerpo en la disputa con Cömert y definir con aplomo ante Hein. Después Endrick atestiguó su potencia física y buena relación con el gol, recibiendo tras la conducción de Brahim antes de acomodar el disparo para la pierna derecha con la que fusiló el marco adversario. No hay mejor reivindicación posible. A falta del acierto en los titulares buena es la inspiración de los suplentes. Al Madrid le sobran los recursos.
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