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Lejos de aminorar, la indignación aumenta con el paso de las horas en el Real Madrid. Los blancos se exhibieron ante el Barça en un clásico que refrendó su extraordinario momento. Fueron netamente superiores al conjunto de Ernesto Valverde, pero la falta de ... mordiente en la definición y dos discutidas decisiones arbitrales le negaron a la escuadra de Zinedine Zidane una victoria que hubiese hecho justicia a los méritos acumulados. Ni el habitualmente prudente Emilio Butragueño se contuvo a la hora de clamar contra el videoarbitraje, mudo en el plantillazo en el área de Lenglet sobre Varane que dejó al último con heridas de guerra en su muslo derecho y silente dos minutos después en el agarrón de Rakitic que puso a prueba la resistencia de la camiseta del central del Madrid.
Ni Hernández Hernández sobre el césped ni De Burgos Bengoetxea desde la sala VOR estimaron que hubiera algo punible en dos acciones «clarisísimas» a juicio del director de Relaciones Institucionales del Real Madrid, que volvió a 'rajar' contra un sistema del que en el Santiago Bernabéu siempre fueron partidarios al entender que aportaría mayor equidad pero cuya aplicación les tiene desconcertados.
«Es difícil de entender que una tecnología que está a disposición de los árbitros no se utilice en estas jugadas. Es muy desconcertante para todos. Si hay una tecnología a disposición del equipo arbitral, sinceramente, como aficionado al fútbol creo que el VAR tiene que intervenir», reflexionó Butragueño, que ya había emitido una queja similar tras el empate frente al Betis, cuando Sánchez Martínez no sancionó un presunto penalti por mano de Feddal en un centro raso de Benzema. «Es una jugada que la mano interrumpe la jugada y no sé por qué el VAR a veces va en una dirección y a veces en otra», reprochó entonces.
A diferencia de lo sucedido en aquel lance, los dos penaltis sufridos por Varane en el clásico fueron flagrantes, aunque en la jugada previa a que Lenglet le clavase los tacos al central del Real Madrid hubo una posible mano de Benzema tras el cabezazo de Casemiro que podría haber invalidado el desarrollo posterior. Asumible el error de Hernández Hernández en tiempo real, las imágenes ponen en el disparadero a De Burgos Bengoetxea.
El árbitro canario y el colegiado bilbaíno ya estaban en el punto de mira del madridismo por pasadas actuaciones. La designación de Hernández Hernández sentó mal en el Bernabéu especialmente por aquel clásico de 2016 en el que los blancos lograron la victoria en el Camp Nou pese a sufrir la expulsión de Sergio Ramos y ver anulado un gol de Bale por una falta inexistente sobre Jordi Alba. Tampoco pitó penalti en una patada de Umtiti a Cristiano Ronaldo al inicio del clásico de abril de 2017 en el coliseo de Chamartín. En la lista de agravios protagonizados por De Burgos Bengoetxea refulgía aquella expulsión a Cristiano en la Supercopa de 2018 que acabó con empujón del portugués al árbitro vasco y cinco partidos de sanción al luso.
Lo sucedido el miércoles en el Camp Nou ha avivado el enfado en la zona noble del Bernabéu, molesta por otras decisiones que consideran que les han perjudicado esta campaña como el agarrón no sancionado a Brahim en el partido ante el Mallorca o un posible penalti de Albiol a Vinicius en La Cerámica que no decretó Gil Manzano.
El clásico, a fondo
Óscar Bellot
Ignacio Tylko
Jesús Ballesteros
Tirando de hemeroteca, en el Real Madrid recuerdan que al Barça le han señalado cuatro penaltis a favor en el Santiago Bernabéu desde 2011, periodo en el que los blancos no han disfrutado de ninguna pena máxima en el Camp Nou en Liga. La última en feudo azulgrana dentro del campeonato doméstico data de 2007, por un derribo de Oleguer a Guti que convirtió Van Nistelrooy. Lo sancionó Undiano Mallenco, el mismo que decretó el último penalti favorable al Madrid en el estadio azulgrana. Fue en 2013, en semifinales de la Copa del Rey, cuando Piqué tiró a Cristiano, que encarriló un choque que sentenciarían el luso y Varane en el segundo tiempo.
La frustración blanca con el arbitraje no puede empañar un compromiso del que el Real Madrid salió fortalecido en lo anímico. Frenó la racha de 34 partidos seguidos marcando en el Camp Nou de un Barça que había hecho pleno de victorias en sus siete partidos anteriores del curso y terminó desfondado por el despliegue del equipo de Zidane. El marsellés se convirtió en el primer entrenador del Real Madrid capaz de salir invicto de sus primeras cinco visitas al fortín blaugrana, donde sólo ha perdido una vez contando también sus cinco apariciones como futbolista merengue.
El preparador ha solidificado con el 4-4-2 a una escuadra en la que Casemiro y Valverde crecen cada día. El brasileño fue el que más remató en el clásico (cuatro disparos), el que más balones recuperó (diez), el que más duelos ganó por el bando visitante (siete de quince) y el segundo que dio más pases (67). El charrúa, con el que el Real Madrid no sabe lo que es perder en sus doce apariciones de titular (ocho triunfos y cuatro empates), rozó el gol con dos voleas formidables.
Courtois dejó inmaculada su portería doce años después de que lo hiciera Iker Casillas, el último cancerbero del Madrid en salir indemne del recinto blaugrana. Cierto es que el Real Madrid igualó su peor racha de clásicos sin ganar, siete, pero sometió al Barça con el doble de remates, el triple de córners a favor y cuadruplicando los balones al área del equipo de Ernesto Valverde, que salió con la sensación de haberse salvado del ciclón blanco.
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