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miguel olmeda
Sábado, 27 de febrero 2021, 00:11
Sevilla y Barça disputan dos pulsos decisivos en cinco días. Este sábado se enfrentan en el Ramón Sánchez Pizjuán con gran parte de las opciones de ser candidato al título de Liga en juego, y el miércoles pelearán en el Camp Nou por una plaza ... en la final de la Copa del Rey que de momento es para el equipo andaluz gracias al 2-0 en la ida de la semifinal. El 1-1 en el estadio azulgrana en la primera vuelta del campeonato de la regularidad también da una pequeña ventaja al conjunto hispalense de cara a futuros e hipotéticos desempates por 'goal average'.
El equipo de Julen Lopetegui es ahora cuarto con 48 puntos, pero ha jugado un partido menos que Barça (50) y Real Madrid (52) y se encuentra a siete del Atlético, líder con 55 puntos con los mismos encuentros disputados. Todo indica que el Sevilla va en serio y si mantiene su línea actual de buenos resultados podría convertirse en un auténtico aspirante al título: seis victorias consecutivas en Liga y cuatro en Copa. En esos diez partidos en campeonatos españoles solo ha encajado un gol (el de Edgar en la victoria liguera ante el Alavés, 1-2, el 19 de enero), por lo que Bono lleva 529 minutos imbatido en Liga. De no ser por Haaland y el Borussia Dortmund, que ganó 2-3 en el Pizjuán en la ida de octavos de la Liga de Campeones con un doblete y una asistencia del noruego a Dahoud, parecería ya un equipo intocable e insuperable para Messi y compañía. Gracias al conjunto alemán saben que los rocosos Koundé, Diego Carlos y Fernando también tienen días discretos.
El Barça también lleva una gran racha en Liga, con once victorias y tres empates en las últimas catorce jornadas, permaneciendo invicto desde el 2-1 en Cádiz el 5 de diciembre. El problema es que las tres 'equis' fueron en casa y ante equipos que no asustaban: Valencia (2-2), Eibar (1-1) y, hace una semana, Cádiz (1-1). Y la preocupación añadida es que en en estos casi tres meses el conjunto de Ronald Koeman ha recordado que ante los grandes no tiene respuesta, como se vio en esa ida copera ante el Sevilla ya comentada y, especialmente, en la ida de octavos de Liga de Campeones contra el PSG (1-4).
En ese sentido, el reto para el Barça es triple: ganar de una vez a un rival directo, acercarse al Atlético y comenzar psicológicamente el intento de remontada en la Copa. «Son dos partidos diferentes. Mañana es la Liga y el miércoles, la Copa. Hay que intentar ganar los dos. Sabremos que en la Copa hay un 2-0 en contra y que en la Liga hay que seguir la racha, sumar y presionar a los de arriba», explicó este viernes Koeman, quien recupera al joven central Araujo después de tres semanas de baja por un esguince de tobillo sufrido ante el Betis. Por su potencia física, es clave en los duelos con jugadores como En-Nesyri o Mbappé. Por contra, Pjanic es baja por una leve lesión y se une en la enfermería a Ansu Fati, Coutinho y Sergi Roberto. El canterano Ilaix Moriba entró en la lista para el encuentro del Pizjuán.
En el Sevilla serán baja los lesionados Ocampos, con alguna opción de reaparecer en la Copa, y Acuña, mientras que Suso, que era duda por unas molestias, podría estar disponible. «Espero mañana un gran equipo como es el Barcelona, con futbolistas extraordinarios y con el mejor jugador del mundo, Messi. Es un partido que nos ilusiona mucho y que nos va a exigir dar la mejor en todos los niveles», avisó Lopetegui.
Lo que hace una semana eran caras largas hoy son miradas de optimismo y sonrisas cómplices. Hablamos del Barcelona, claro está, que ha pasado de ver cómo se le iban la Copa, la Champions y la Liga una detrás de otra a darse cuenta de que, como casi todo en esta vida, para el fútbol también hay una solución. La del Barça la encontró Ronald Koeman con un radical cambio de sistema que impulsó la victoria azulgrana en Sevilla. Un triunfo que muestra el camino para la remontada copera -el miércoles ante el mismo rival- y que además acerca el liderato, aunque sea circunstancialmente.
Escaldado tras las derrotas en Copa y Champions, Koeman redibujó a su equipo en el Sánchez Pizjuán. Tres centrales, carrileros muy largos y libertad ofensiva para Messi y Dembélé. De primeras, el 3-5-2 (muchas veces, 3-3-4) permitió al conjunto azulgrana presionar a todo campo la salida del Sevilla, logrando asentarse en su terreno y dominar el juego. Aunque el cuadro hispalense, equipazo como es, le cerró todas las puertas a su rival.
El primer tiro a puerta, así las cosas, no llegaría hasta pasado el minuto 20. Fue en una contra llevada por Dembélé que el francés finalizó con la izquierda y Bono atrapó sin más complicaciones. Para entonces, el Sevilla ya había neutralizado el plan del Barça, cortando el juego con faltas (siete solo en ese tramo inicial) y sacudiéndose la presión con envíos largos que Luuk de Jong se encargaba de bajar al césped.
Sevilla
Bono, Navas, Koundé, Diego Carlos (Rekik, min. 46), Escudero, Jordán, Fernando, Papu Gómez (Suso, min. 46), Rakitic (Óliver Torres, min. 63), Munir (En-Nesyri, min. 46) y L. De Jong (Óscar, min. 63).
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Barcelona
Ter Stegen, Mingueza, Piqué (Araujo, min. 67; Umtiti, min. 82), Lenglet, Dest, Busquets, F. De Jong, Pedri (Moriba, min. 71), Jordi Alba, Messi y Dembélé (Braithwaite, min. 82).
Goles: 0-1: min. 29, Dembélé. 0-2: min. 85, Messi.
Árbitro: Hernández Hernández (Las Palmas). Amonestó a Fernando, Diego Carlos, Escudero, Rekik y Jordán, del Sevilla; y a Messi y Dembélé, del Barcelona.
Incidencias: Partido correspondiente a la 25ª jornada de Liga, disputado en el Ramón Sánchez Pizjuán, a puerta cerrada.
A la segunda que tuvo, Dembélé no perdonó. En un descuido poco frecuente de los centrocampistas del Sevilla, Messi recibía sobre la línea divisoria sin rivales a varios metros a la redonda. La oportunidad era demasiado fácil para el argentino, que se giró con tranquilidad y le puso el balón a la carrera de Dembélé. Control y zurdazo raso cruzado. Fin a la imbatibilidad de Bono, que no encajaba en Liga desde el 19 de enero.
El 0-1 validaba el planteamiento de Koeman y mostraba una vía para la remontada copera. Además, potenció la tendencia inicial del partido. Hasta el final de la primera parte, estuvo mucho más próximo el segundo gol del Barcelona que el empate del Sevilla. Aunque el tanto no terminó llegando, se rondó en varias ocasiones; la mejor, un tiro con la zurda de Dest desde la frontal, que se marchó a pocos centímetros del larguero.
En la otra cara de la moneda, Messi se jugó la expulsión con dos faltas consecutivas tan llamativas como innecesarias. Hernández Hernández amonestó en la primera, la menos merecedora de tarjeta, e hizo la vista gorda en la segunda, más clara.
Tras el descanso, Julen Lopetegui redistribuyó sus piezas con un triple cambio que replicaba el 3-5-2 azulgrana. De poco sirvió, visto lo visto, porque en un cuarto de hora el Barça pudo marcar hasta en tres ocasiones. Primero, con un pase de la muerte de De Jong al que no llegó por muy poco Jordi Alba. Después, con chut potente de Dest que se estrelló en la cruceta. Por último, con un disparo alto de Messi tras una cabalgada de Dembélé, que generoso dejó el balón franco al argentino. Más tarde, Lenglet sí encontraría portería al cabecear una falta lejana botada por Messi, pero su gol fue anulado por fuera de juego.
En el capítulo de noticias en clave azulgrana, la que parecía buena era el regreso de Araujo después de tres semanas de baja. La mala, que Pedri tuvo que pedir el cambio por lesión. La peor, que quince minutos después de reaparecer, el central uruguayo se volvió a hacer daño. De tanto perdonar, el Barça se encontró con un susto de muerte en forma de gol. En-Nesyri recibió en el área, se giró y tras un rechace disparó raso al palo corto, donde no llegó Ter Stegen. Afortunadamente para los visitantes, el balón había rebotado en la mano del delantero sevillista y el tanto no subió al marcador.
Poco después, Messi puso el punto final al partido. El argentino tiró la pared con Ilaix Moriba, muy acertado en los 20 minutos que jugó, sentó a Fernando y tras rechazar Bono su intento de vaselina rebañó la pelota sobre la línea. Victoria importante para el Barça en la pugna por la Liga, pues se sitúa segundo a dos puntos del liderato (aunque el Atlético ha jugado dos partidos menos) y se distancia a cinco puntos del Sevilla, que aún tiene uno por disputar. Además, supone un espaldarazo moral de cara a la Copa, donde aún tiene mucho que decir.
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