El Valladolid suma mucho más que una victoria

Aunque hasta esta tarde el técnico, Sergio González, no facilitará la convocatoria, en la rueda de prensa de este viernes ya indicó que en esta no se hallarían las nuevas incorporaciones -Ben Arfa y Matheus-, como tampoco Joaquín ni Antoñito, mientras que Nacho podría llegar «justo» a esta cita.

Una vez superada la dura derrota ante el Granada y revisados los errores para tratar de corregirles, el equipo blanquivioleta se ha conjurado para, «con el empuje de todos», afición incluida, ganar al conjunto catalán, con el que Sergio González tiene una vinculación especial.

El miedo escénico que parece perseguir al Real Valladolid cuando juega en su feudo, también será un aspecto a afrontar, con un buen planteamiento y organización en el terreno de juego, que impida cualquier acercamiento peligroso del rival, pero también con propuestas creativas y finalización.

«Una férrea línea defensiva y una correcta basculación» es lo que ha pedido Sergio González a sus jugadores para hacer frente a este choque que, si bien no es definitivo, sí puede marcar el devenir del equipo, de ahí que exista esa «presión» para el equipo, que deben aprovechar en su beneficio.

Porque, de igual manera, los «periquitos» cuentan con una importante tensión, sobre todo tras haber sido eliminados de la Europa League de manera contundente y con el único objetivo de la salvación para esta temporada, para el que la plantilla blanquiazul echará el resto.

Además, tal y como advirtió el entrenador del cuadro blanquivioleta, «Abelardo es un entrenador que sabe llegar a sus jugadores y seguro que les motivará para que lo sucedido en Europa no pase en liga y empiecen a salir de ese pozo a base de casta y entrega».

«Suele plantear un 4.4.2 claro, para formar un bloque sólido, con dos centrales expeditivos, pivotes equilibrados que pueden hacer daño por fuera, un juego sencillo pero efectivo con buenas transiciones y en el que también son buenos a balón parado», analizó.

El Espanyol quiere de pasar página de la derrota abultada contra el Wolverhampton en la Liga Europa (4-0) y escalar posiciones en LaLiga para salir del descenso.

El vestuario blanquiazul está dolido por su resultado en Inglaterra, pero su prioridad es la competición doméstica. En este sentido, el Espanyol llega tras encadenar resultados positivos: ganó al Mallorca, un rival director por la permanencia, y empató contra el Sevilla, equipo diseñado para la Champions.

El Valladolid no llega en su mejor momento, pero los futbolistas de Abelardo recelan de cualquier rival. En la situación en la que está el Espanyol, todo lo que no sea sumar tres puntos puede suponer ensanchar la distancia respecto al resto de equipos que están peleando por la permanencia en Primera.

El cuerpo técnico realizó numerosas rotaciones contra el Wolverhampton, por lo que el equipo que presente mañana frente al Valladolid será, en principio, un once de gala. De hecho, los centrocampistas Wu Lei y Víctor Sánchez fueron los únicos que repitieron en Inglaterra respecto al Sánchez Pizjuán.

Una de las peores noticias para el entrenador, Abelardo Fernández, es la baja de Raúl de Tomás. El delantero madrileño no se ha recuperado de las molestias en el aductor de la pierna derecha y no estará disponible para el conjunto catalán.

Además, Víctor Sánchez está sancionado por acumulación de tarjetas amarillas y no ha entrado en la convocatoria. Por otra parte, el mediocentro David López vuelve a los planes del entrenador ya que contra el Sevilla fue baja por molestias en los gemelos.

El Real Valladolid sumó este domingo mucho más que una victoria, para la que tuvo que trabajar con intensidad durante todo el partido, ante un Espanyol que llevó a los locales a su terreno, con un juego muy pausado, pero que finalmente lograron romper los delanteros, Sandro y Guardiola.

Ambos equipos saltaron con el 4-4-2 como esquema táctico para un partido trascendental, en el que buscaron controlar el balón desde el primer minuto, y aunque fueron los locales los que mostraron más mordiente, se les notó esa presión que se hace evidente en su feudo y que derivó en un juego lento y con poca profundidad.

Eso hizo que el primer disparo a puerta tardara en llegar 21 minutos, con Óscar Plano como protagonista, pero salió raso y muy flojo, con lo que Diego López no tuvo ninguna dificultad para atrapar el balón. Un primer paso para tratar de romper la intensa barrera impuesta por el cuadro catalán.

Diego López veía la segunda cartulina amarilla en el minuto 24, dejando a su equipo con un jugador menos. Un importante hándicap para el Espanyol y, a priori, un acicate para los vallisoletanos, aunque lo cierto es que no se creaban ocasiones de peligro, y los lanzamientos llegaban desde el exterior y sin intención.

El Espanyol se cerró en su campo, buscando sorprender en alguna contra tras el robo de balón en el centro del campo o a balón parado, lo que estuvo a punto de lograr, en una jugada de continuidad después de un saque de falta, pero el remate de cabeza de Calleri, a bocajarro, fue interceptado por Masip.

La sensación que producía el partido era que, aunque el Real Valladolid controlaba la posesión del esférico de manera notoria, el Espanyol ofrecía más peligro cuando se acercaba al área blanquivioleta. Pero ni unos ni otros fueron capaces de inaugurar el marcador antes del descanso.

Con la misma parsimonia con la que finalizó el primer tiempo, se reanudó el segundo. Lo lógico hubiera sido que los locales aportaran más velocidad al juego, máxime siendo uno más sobre el césped, pero las bandas permanecían muy estáticas y se llegaba con cuentagotas al área contraria.

En una de esas jugadas, Ünal aprovechó un robo de balón para pillar descolocada a la defensa visitante y ofrecer un centro a Toni Villa, que remató solo, pero a la derecha de la meta catalana. La desesperación se añadió a la falta de ritmo en el Real Valladolid, que no hallaba ideas en la faceta creadora.

Pero tampoco bajaron los brazos. Y ese trabajo se tradujo en una buena jugada de Carnero, que decidió disparar desde el exterior del área y cuyo rechazo cayó a los pies de Sandro, quien remató con potencia para superar al meta del Espanyol y subir, por fin, el primer gol al marcador.

Ese tanto dio alas a los de Sergio González, que decidieron volcarse en el área perica para buscar el gol de la tranquilidad. No se hizo esperar y, cinco minutos después del primer tanto, Guardiola lograba volver a traspasar la meta guardada por Diego López, tras una buena jugada de Ünal.

Lo que no había pasado en ochenta minutos, se concentró en los últimos compases, en los que hubo lugar para un penalti a favor de los de Abelardo, que el colegiado señaló tras consultar el VAR y que se encargó de transformar Embarba con el tiempo reglamentario ya cumplido.

No hubo tiempo para más y el Real Valladolid pudo respirar al lograr una trabajada victoria que no solo le aporta tres puntos más en la clasificación, sino que le permite aumentar aun más las distancias con respecto a un rival directo.