El Madrid se reencuentra en El Sadar

No es El Sadar el escenario más amable para recuperar sensaciones. En el feudo de Osasuna el Madrid ha sufrido tradicionalmente, sobre el césped y en lo ambiental, con algunos de los recibimientos más hostiles que se recuerdan. Allí, al amparo del entusiasmo de la grada local, el equipo dirigido por Jagoba Arrasate sólo ha caído frente al Athletic y la Real en once partidos ligueros. De hecho, prueba de su fortaleza como local la puede dar el Barça, que ya cedió un empate en Pamplona en la tercera jornada.

Regresa el conjunto blanco al estadio rojillo dos temporadas después de su última visita, saldada con triunfo por 1-3, y lo hace sin Eden Hazard pero con Gareth Bale. El belga sigue sin entrar en las convocatorias de Zidane, pese a que acumula ya varias sesiones a pleno rendimiento junto al resto del equipo, mientras que el galés está de vuelta después de caerse de las listas para el derbi ante el Atlético y el duelo copero contra la Real, pese a que no tenía problema físico alguno.

Lo del 'Expreso de Cardiff' es de expediente reservado, pero lo cierto es que ni siquiera se puede descartar con rotundidad su presencia en el once. El '11' blanco aparece y desaparece cual Guadiana, sin que nadie sepa realmente si está lesionado o se trata de un castigo de Zidane a su indolencia, pues suma desplantes uno tras otro, el último abandonando el Santiago Bernabéu en pleno intento de remontada de su equipo el pasado jueves. «No ha estado en las últimas convocatorias por cosas, estaba disponible siempre, pero tengo que elegir. Este domingo es otro partido y tendremos muchos hasta final de temporada y voy a contar con Gareth porque es un jugador que sabemos lo que puede aportar», señaló Zidane en su rueda de prensa previa al partido, que giró en gran medida en torno a la más que extraña situación del galés, un asunto que despachó con diligencia el francés.

En cualquier caso, lo más probable parece que el técnico francés se decante por premiar la gran actuación de Vinicius, el mejor jugador de blanco ante la Real, y conceda al brasileño la vanguardia del ataque madridista junto a Benzema, con un posible regreso al 4-4-2 y en la medular la indiscutible dupla Casemiro-Valverde, que encierra la llave del equilibrio, y Kroos y Modric de interiores, ya que el atasco de los cinco centrocampistas en el derbi podría llevar a Modric al banquillo.

Por su parte, Osasuna comienza a acostumbrarse a la vida sin el 'Chimy' Ávila, lesionado para lo que resta de temporada tras la rotura del ligamento cruzado anterior de su rodilla izquierda. Por obra y gracia del argentino han llegado casi un tercio de los tantos osasunistas en esta Liga (9 de 29), un dato más que elocuente de su importancia en un equipo que camina con paso firme en el campeonato, con un amplio colchón de puntos sobre el descenso, tras recuperar la temporada pasada la categoría de oro.

Falsa alarma. El Real Madrid regresó en Pamplona a la

Aviso de la intensidad con la que Osasuna esperaba al Madrid en El Sadar lo dieron el disparo de Nacho Vidal desviado cuando no se había cumplido un minuto de juego y la volea con pierna zurda de José Arnaiz, que le ganó la espalda a Varane. Y es que en feudo rojillo, tradicionalmente nunca hubo tregua para los blancos. Ni cinco minutos de partido y otro susto, Rubén García recortó en el área y Courtois se hizo enorme bajo palos para evitar el 1-0. El balón no le duraba tres pases al Madrid, falto de intensidad a la hora de la siesta.

Un par de arrancadas de Bale fueron lo único reseñable de un Madrid superado de inicio, que acabó recibiendo el castigo del gol en contra en un

El paso de los minutos le fue dando al Madrid el control de la pelota, pero eso no se tradujo en peligro. Le costaba un mundo a los pupilos de Zidane superar la línea defensiva osasunista y apenas un remate de cabeza de Bale inquietó a la parroquia local. No parecía inminente el empate, pero en esas un centro de Mendy lo desvió Nacho Vidal y Bale estuvo más rápido que Estupiñán para tratar de conectar un remate que se convirtió en una asistencia de lujo a

La igualada terminó de meter en el partido definitivamente al Madrid, que le dio trabajo al portero rojillo, Sergio Herrera, con dos centros envenenados de Carvajal y Modric. Tras el segundo, el propio centrocampista croata botó el saque de esquina, Casemiro metió la cabeza con contundencia en el segundo palo y

Pese al conato de rebelión osasunista, el Madrid alcanzó el descanso indemne y regresó de vestuarios fortalecido, dueño y señor de las ocasiones. Al menos así fue al principio, hasta que Osasuna volvió a despertarse para rozar el empate en un contraataque que culminó Rubén García con remate de zurda ajustado. El partido fue entrando a partir de ahí en una fase de control para el Madrid, en una versión esforzada para desactivar el ímpetu local. Bale e Isco dejaron sus lugares sobre el césped a Lucas Vázquez y Vinicius, con Zidane buscando la

De ahí al final hubo tiempo incluso para que