melisa cabaleiro
Madrid
Sábado, 29 de septiembre 2018, 23:10
El choque entre Real Madrid y Atlético de Madrid siempre es un partido que alimenta el morbo de los amantes del futbol. Pero este no era un partido cualquiera. Era el derbi de los porteros. Oblak, indiscutible en la portería del Atlético en su quinta ... temporada bajo las órdenes del Cholo, llevaba 6 partidos jugados, 4 goles en contra y 13 paradas.
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Courtois, por su parte, antiguo miembro de las filas rojiblancas, se enfrentó por primera vez a su ex equipo vistiendo la elástica de su histórico rival. El belga, alternado en la portería con su compañero Keylor Navas, presentaba números más irregulares que el esloveno. En 4 partidos jugados, Courtois encajó 5 goles, aunque realizó el mismo número de paradas (13). Muchos eran los ojos que estaban puestos en el belga, por el morbo de verle fallar frente al club donde permaneció tres campañas antes de partir a Inglaterra para sumarse a las filas 'blues'.
Sin embargo, Thibaut no se arrugó y desde el principio demostró que su precio en paradas lo vale y que ahí está para brillar como un lucero en la noche oscura. La primera intentona rojiblanca fue muy temprana, apenas en el minuto 4. Un disparo de Saúl desde lejos, que acabó de la misma manera que el resto de disparos rojiblancos durante todo el partido: desviados o detenidos.
Dos fueron las ocasiones más peligrosas para los intereses blancos, que se hubieran convertido en dos tantos rojiblancos si no hubiera sido por la astucia del belga. La primera fue una reacción salvadora cuando se encontraba mano a mano con Griezmann. Thibaut salió de forma excelente a tapar todo el espacio y acabó desviando el remate del francés con la cara. La segunda, veinte minutos después en una jugada muy similar, en esta ocasión entre el belga y Diego Costa. Otro mano a mano, en el que los reflejos del belga salvaron al conjunto blanco, que en aquella ocasión mandó el balón a córner sin más repercusión.
En cuanto al esloveno, tuvo muchas menos intervenciones que su rival durante la primera parte y las resolvió con más o menos eficacia. Gareth Bale en dos ocasiones y Sergio Ramos desde saque de esquina lo intentaron. Sin embargo, la más clara fue un despiste al despejar el balón, que tocó en Asensio y desvió hacia su propia portería. El esloveno reaccionó y pudo recoger la pelota a tiempo, evitando lo que se hubiera convertido en un fallo garrafal.
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Durante la segunda parte, el Real Madrid se plantó mejor en el campo que su rival y fue Oblak quien se tuvo que poner el traje de superhéroe para evitar el gol de Asensio. El mallorquín recibió un excelente balón de Toni Kroos y remató a bocajarro. El esloveno se hizo grande y desvió la trayectoria del esférico en un gran mano a mano. Pero aquella no fue la única ocasión blanca durante los segundos 45 minutos. También Carvajal y Vinicius intentaron probar fortuna pero se encontraron con la misma respuesta de Oblak. Un partido, sin duda, marcado por la calidad de sus porteros en donde ellos fueron los auténticos reyes del fútbol y el espectáculo.
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