Leo Messi, el hombre de los mil retos

El delantero argentino, aunque cada vez retrasa más su posición para organizar el juego, estaba impresionando en el regreso al trabajo tras el confinamiento por la pandemia del coronavirus. Nunca en su carrera había tenido tanto descanso y parecía haberle venido bien. Las sensaciones eran inmejorables hasta la llegada de las citadas molestias. A punto de cumplir 33 años, el próximo 24 de junio, el '10' conoce su cuerpo y decidió frenar a tiempo para volver más seguro de sus músculos. Pero hasta el más mínimo arañazo de su incontestable estrella deja temblando a los culés.

Messi tiene muchas ilusiones depositadas en el cierre de la temporada. Están las aspiraciones colectivas, las confesables, como lograr la undécima Liga de las 16 disputadas (nueve de las últimas doce) o su quinta de Liga de Campeones, un título que le dejaría a una de las seis de Gento. Pero también están las inconfesables, las individuales, objetivos que él sabe que es mejor no manifestar en voz alta para no que no le tilden de egoísta, pero que le motivan y le ayudan a sacar lo mejor de sí mismo para beneficio, también, de su equipo. Y algunos de esos retos son realmente llamativos.

A Telmo Zarra, mítico delantero del Athletic entre 1940 y 1955, fallecido en 2006, Messi ya le arrebató en 2014 el récord de goles en la Liga (251), un registro que el '10' sigue aumentando (438). Pero el azulgrana todavía puede dejar atrás al mítico ariete vasco en número de 'pichichis'. Ahora empatan a seis galardones y Messi tiene encarrilado el séptimo al sumar 19 goles con once jornadas por delante en juego, cinco tantos más que su perseguidor, el ariete francés del Real Madrid, Karim Benzema.

Zarra los ganó en las temporadas 1944-45, 45-46, 46-47, 49-50, 50-51 y 52-53. No logró cuatro consecutivos. Tampoco Messi tiene un póker seguido todavía en su poder, un récord que sí está en manos de Hugo Sánchez, quien conquistó de una tacada cuatro de sus cinco galardones de máximop realizador de la Liga entre 1984 y 1988. El argentino compartiría ese honor con el mexicano si ganara el actual y lo sumara a los de las temporadas 2009-10, 11-12, 12-13, 16-17, 17-18 y 18-19. Una barbaridad, sobre todo si se tiene en cuenta que durante buena parte de su carrera ha tenido que competir con el portugués Cristiano Ronaldo, insaciable en sus registros y una estrella a la que añora, y de qué manera, el Real Madrid. 

Messi tiene a tiro también a otra leyenda, en este caso mundial: Pelé. El brasileño conserva el récord de máximo goleador en un mismo club, contando todas las competiciones oficiales, gracias a los 643 que anotó en el Santos entre 1956 y 1974. Messi ya suma 627. Está a 16 goles y tiene doce partidos por delante, como mínimo: once de Liga y la vuelta de los octavos de la Liga de Campeones en el Camp Nou ante el Nápoles, muy favorable a los azulgrana tras el 1-1 conseguido en la caldera de San Paolo.

La séptima Bota de Oro sí parece complicada para Messi, pues el polaco Robert Lewandowski lleva ya 31 goles esta temporada con el Bayern, once más que Leo. Pero quizás sí se hable en las próximas semanas de un registro algo retorcido pero muy meritorio. Sumando sus goles (627) y asistencias (247) en partidos oficiales con el Barça y sus goles (70) y asistencias (42) con la selección argentina, incluyendo amistosos, el delantero llega a 986 (874 + 112). Se encuentra, por lo tanto, a catorce jugadas decisivas de convertirse en el hombre de los 1.000 goles entre los convertidos (697) y los regalados (289) a sus compañeros. Con Messi siempre hay alicientes.