p. ríos
Barcelona
Domingo, 15 de diciembre 2019, 16:58
«Hay momentos en los que hemos jugado bien y otros en los que no. Hay cosas en las que no estamos finos». La frase de Ernesto Valverde, tapada mediáticamente por su ambigua valoración del arbitraje en el Real Sociedad-Barça (2-2), refleja ... la creciente inquietud del equipo azulgrana de cara al Clásico del miércoles en el Camp Nou. Los buenos partidos completados y encadenados ante Borussia Dortmund, Atlético y Mallorca, incluso frente al Inter con los menos habituales, creo una sensación de plenitud futbolística que tras el partido en Anoeta ya parece falsa. A tres días de recibir al Real Madrid, vuelven las dudas.
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«Toca aprender, mejorar y trabajar para el Clásico», proclamó Antoine Griezmann, en la línea de su entrenador, con un punto de autocrítica deportiva necesario en un momento de quejas del Barça. El motivo, un par de decisiones controvertidas del colegiado castellano-manchego Javier Alberola Rojas, que pitó penalti de Busquets en un agarrón mútuo con Diego Llorente pero no señaló otro del propio Diego Llorente por un 'intercambio' de camisetas con Piqué en el último minuto. El club azulgrana incluso anunció que este domingo enviaría una carta a Luis Rubiales, presidente de la Federación española de fútbol (RFEF), para protestar por la no intervención del VAR en esas acciones. La firma, del presidente azulgrana, Josep Maria Bartomeu.
Hasta en el entorno del Barça se ha tildado de excesiva la reacción institucional a una decisión arbitral que fue más interpretable que escandalosa. Se entiende todo como una forma de llamar la atención antes de un Clásico que se espera tenso. También fue una muestra de respaldo a jugadores con peso en la plantilla como Busquets y Piqué, que expresaron su malestar arbitral con contundencia, el primero en los medios de comunicación y el segundo en el césped. Y, cómo no, siempre hay populismo de los directivos para conectar con los aficionados y socios más vehementes en las redes sociales.
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Pero la preocupación real es otra. 20 goles ligueros en contra son demasiados a estas alturas para un equipo que quiere ser campeón. En Donostia ya se mostró inseguro hasta Ter Stegen, que salió mal en la jugada del penalti del 1-0 y luego dejó un balón muerto con un mal despeje que significó el 2-2 definitivo. Cuando el equipo rival aprieta, tiene buen físico e intenta mandar, el Barça sufre. Y el Real Madrid también tiene esa forma de jugar, con el otro Valverde, el uruguayo, mordiendo en el centro del campo.
Ya es el quinto desplazamiento sin victoria de nueve realizados en Liga tras las derrotas ante Granada, Athletic y Levante y el empate contra Osasuna. El Barça es fiable en el Camp Nou, con siete victorias en siete partidos, pero fuera su rendimiento dejar mucho que desear. Y eso no lo arregla el VAR, sino la concentración, la actitud, la disciplina y el trabajo.
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