Mala señal cuando en un campeonato la noticia está en los que se fueron y no en los que llegan. Es el caso de esta Liga 2021-22 que está a punto de comenzar. Después de las salidas de Neymar en 2017 y Cristiano Ronaldo ... en 2018, los que aguantaban como buques insignia de Barça y Madrid, Lionel Messi y Sergio Ramos, también son ya historia de un torneo más huérfano de estrellas que nunca en los últimos tiempos.
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Los nombres de aquellos que hasta ahora portaban los brazaletes blanco y azulgrana se conjugan ya en pasado. Es complicado asimilar semejante golpe para un campeonato carente de figuras de relumbrón. Ramos se embarcó a lo largo de casi todo el último curso en un tira y afloja con el club de Chamartín a cuenta del salario y la duración de su nuevo contrato y esta situación desembocó en un precipitado adiós rumbo al París Saint-Germain. Aún más sorprendente fue lo de Messi, que en un giro de los acontecimientos propio de guion cinematográfico será compañero de su adversario durante tantos años. El argentino partió a la Copa América con un contrato a punto de expirar pero convencido de su continuidad. Cuando regresó a Barcelona, ya libre, se encontró con que el club de su vida no podía afrontar su presencia en la plantilla ante el calamitoso estado de sus cuentas.
Hacen las maletas el segundo jugador más laureado de la historia del Real Madrid y el mejor futbolista que jamás haya vestido la camiseta del Barcelona. Casi nada. Las llegadas de David Alaba a una zaga blanca que despidió también a Raphael Varane, traspasado al Manchester United, no parece suficiente para hacer olvidar así como así el temperamento y liderazgo del central de Camas, durante 16 campañas santo y seña en el vestuario local del Santiago Bernabéu. Mientras, en Can Barça, los fichajes de Memphis Depay y el lesionado Agüero para la parcela ofensiva del equipo dirigido por Ronald Koeman están a años luz de compensar la traumática ausencia de Messi.
Será por tanto una Liga marcada por la nostalgia. Cada error defensivo del Madrid y cada remate errado o pase fallado en el Barça dibujarán en el pensamiento del aficionado las figuras de dos jugadores colosales, dos hombres que ya no están y que han marcado el fútbol español en los últimos quince años, dejando a su estela un vacío de proporciones bíblicas.
En este contexto, el campeón Atlético vuelve a poner encima del tapete todas sus virtudes y añade el comodín de Rodrigo de Paul, un arma ofensiva más, de gran nivel si el centrocampista argentino mantiene el tono que exhibió con la albiceleste en la Copa América. Sin grandes bajas y con un bloque cuya fiabilidad está ya más que demostrada, la estabilidad colchonera de la mano del líder Simeone contrasta con la delicada situación en la que Madrid y Barça llegan a la línea de salida de esta Liga, la del regreso del público a los estadios aunque en agosto sea en un porcentaje no superior al 40% del aforo.
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Son tiempos del valor colectivo en el fútbol. Lo demostró una Eurocopa en la que brillaron equipos y no individualidades. También el undécimo título de Liga del Atlético, un éxito frente a los transatlánticos Madrid y Barça que residió en muchos factores: los goles de Luis Suárez, las paradas de Oblak, el magisterio en el centro del campo de Koke, la exuberancia física de Marcos Llorente o la seguridad de una defensa a prueba de bombas.
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Con salidas mucho más sonadas que fichajes de los que copan portadas la incorporación del Atlético con De Paul sobresale aún más para un equipo que además era probablemente el que menos refuerzos necesitaba, como bien demuestra su condición de campeón. Es difícil no pensar que a pesar de todo, Madrid y Barça no sean competitivos. El peso de sus escudos obliga a pelear por todo y seguramente así será una vez comience a rodar el balón, pero lo que está claro es que en la hipotética parrilla de salida de la Liga el Atlético tiene ahora mismo la 'pole' en sus manos.
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Solo la durante años deseada llegada del francés Kylian Mbappé al Santiago Bernabéu, algo que nunca se puede descartar del todo hasta el último minuto del mercado de fichajes, y una acertada política de incorporaciones en el Camp Nou que permita ilusionarse con el futuro azulgrana al ritmo dictado por talentos precoces del centro del campo como Pedri o Frenkie de Jong pueden revitalizar a los dos grandes del fútbol español. Lo cierto es que con el regreso del fútbol a escasas horas el panorama en ambos no invita a demasiados festejos.
Queda por ver si a pesar de la fortaleza del Atlético y la competitividad proverbial de Madrid y Barça, el tercer Sevilla de Julen Lopetegui puede seguir acortando distancias en la pelea por el título. Fue cuarto el conjunto hispalense en las dos primeras campañas del técnico vasco en el banquillo del Pizjuán, pero en el último curso mantuvo el pulso con los grandes hasta prácticamente la última jornada. En este verano en Nervión viven pendientes de lo que ocurra con Koundé, un pilar en defensa con demasiados cantos de sirena, principalmente procedentes de la Premier League.
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También está por ver la configuración final de la delantera sevillista, en la que a pesar del buen nivel de En-Nesyri, se busca una alternativa al cuestionado Luuk de Jong. Sin embargo, el traspaso de la perla Bryan Gil al Tottenham constituye otra mala señal para el fútbol español. Que un club importante como el Sevilla recurra a la venta de un talento joven, ya hecho después de sus cesiones al Leganés y el Eibar, muestra a las claras las diferencias económicas entre la Liga y la Premier League inglesa.
Cerca de los puestos de Champions se quedaron por segunda temporada consecutiva la Real Sociedad y el Villarreal, dos de los proyectos más interesantes del fútbol español, que la pasada campaña recibieron el premio del título de la Copa del Rey del curso 2019-20, aplazado al siguiente, y de la Europa League.
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Junto al EuroBetis de Pellegrini, sexto en la Liga 2020-21, el nuevo Valencia de Bordalás -si es que acaban por llegar los prometidos refuerzos-, el copero Athletic de Marcelino o el Celta de Coudet sueñan con los puestos nobles de la tabla. Mientras, Granada, Levante, Getafe, Osasuna, Alavés, Cádiz y Elche persiguen la permanencia sin renunciar a nada en una máxima categoría que recupera a tres históricos como Espanyol, Mallorca y Rayo Vallecano.
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