Vinicius apaga un incendio

Curiosamente, de esos tres triunfos cosechados por el Levante frente al Real Madrid desde la campaña 2018-19, dos los logró la escuadra de Paco López a domicilio y solo uno se produjo en Orriols. Sucedió en la vigésimo quinta jornada del curso 2019-20, cuando un gol de José Luis Morales permitió a los anfitriones doblegar a un equipo que perdió en combate a Eden Hazard. Los blancos venían de empatar contra el Celta un encuentro que supuso la reaparición del belga dos meses y medio después de aquella entrada de Thomas Meunier con la que comenzó su calvario en Chamartín. El ex del Chelsea pareció recuperado frente al cuadro celeste, pero su tobillo derecho se resintió en el minuto 67 del envite en el feudo granota y días después tuvo que pasar por el quirófano.

Las dos afrentas restantes del Levante al Real Madrid en tiempos recientes llegaron con los azulgranas como visitantes. La primera tuvo lugar en la novena jornada de la temporada 2018-19, cuando Morales y Roger Martí domaron el Santiago Bernabéu en plena 'crisis del reloj' del Madrid de Julen Lopetegui. La segunda data de la vigésimo primera fecha de la última campaña, cuando de nuevo Morales y Roger rindieron el Alfredo Di Stéfano en un enfrentamiento marcado por la tempranera expulsión de Militao, que dejó en inferioridad numérica a un Madrid que se había adelantado en el marcador con un tanto de Asensio.

Medié Jiménez, árbitro aquel día, había enseñado amarilla al central por derribar a Sergio León cuando se disponía a encarar a Courtois, pero Cuadra Fernández, encargado del VAR, avisó al colegiado para que revisara la acción y el brasileño acabó viendo la roja. El balear estará esta vez sobre el césped, con el canario Hernández Hernández como responsable del videoarbitraje. Por esos azares del caprichoso calendario, aquel litigio también llegó después de que el Real Madrid golease en Mendizorroza por 1-4 al Alavés el fin de semana anterior con un doblete de Benzema.

Evitar que se repita semejante escenario es la misión de Ancelotti, que acude a la cita con el bloque diezmado. Las lesiones fueron un tormento para el Real Madrid el curso pasado y siguen marcando el actual. El técnico tiene seis bajas: Marcelo, Mendy, Kroos, Modric, Ceballos y Mariano. Especialmente sensibles son las ausencias en el centro del campo, donde los blancos formarán sin sus dos volantes de campanillas. El italiano restó trascendencia al obstáculo. «Tenemos una plantilla que es capaz de competir sin Modric y sin Kroos. La presencia de Casemiro es muy importante, es una pieza fundamental. Valverde lo ha hecho también muy bien», destacó el preparador, satisfecho con la amplitud, calidad y compromiso del grupo. «Esta plantilla, tal y como está, puede competir por todo», enfatizó pese a que los blancos siguen ansiando la llegada de Mbappé.

Isco será el recambio de Modric en lugar de Asensio, a quien Ancelotti prueba a reconvertir en interior. «Va a ser un jugador importante para nosotros», dijo del balear. Atrás, la gran noticia es el regreso de Carvajal. El diestro de Leganés no juega desde el 27 de abril y lo más probable es que tenga minutos en la segunda parte para que vaya entrando en dinámica de competición de modo progresivo.

En el otro bando, Paco López pierde por lesión a Sergio Postigo, Dani Gómez, Roberto Soldado y Álex Blesa. El preparador de Silla le tiene tomada la medida al Real Madrid, pero sabe que para mantener la buena racha ante los blancos su equipo debe cuajar un partido perfecto. De su lado tendrá a casi 10.000 aficionados que podrán entrar al Ciutat de Valencia para apoyar a una escuadra que quiere quitarse el mal sabor de boca de la primera jornada, cuando un gol del Cádiz en el descuento evitó un triunfo que los granotas creían tener amarrado.

El Real Madrid estuvo a punto de estrellarse de nuevo contra su peor pesadilla. Cumpliendo un patrón que se repite en las cuatro últimas campañas, el Levante amenazó con volver a derrotar a un enemigo al que le tiene tomada la medida. Pero finalmente solo logró rasguñar a los blancos en un intercambio de golpes frenético que pudo mandar a la lona al conjunto de Chamartín de no mediar la providencial intervención de Vinicius.

El carioca, que sustituyó a Hazard cuando su equipo caía víctima de sus desajustes defensivos, revolucionó el partido con su efervescencia habitual y una recién adquirida clarividencia en la definición que, de mantenerse en el tiempo, puede convertirle en un absoluto crack. Su entrada fue mano de santo para la escuadra de Carlo Ancelotti, que parece haber tocado la tecla justa para convertir a la promesa en realidad.

Sin Kroos ni Modric, los encargados de marcar los ritmos circadianos del Real Madrid, Ancelotti se decantó por Isco para aportar pausa frente a un Levante que tiene en el juego directo su bandera desde la llegada de Paco López. El técnico de Silla introdujo tres variantes respecto al estreno liguero de los granotas ante el Cádiz, pero arriba mantuvo a Morales y Roger Martí, una dupla que se volvió a ensañarse con los blancos.

El vigente subcampeón de Liga venía de golear al Alavés, aunque no desatascó el encuentro hasta la segunda parte. Esta vez lo descorchó pronto. Alaba picó el balón buscando el desmarque de Benzema, que ganó en carrera a Vezo, recortó en el área y asistió para que Bale embocase con el pie zocato. Perfecto putt del galés, que no anotaba con la elástica del Real Madrid desde enero de 2020, cuando abrió la victoria de los blancos en Copa frente a Unionistas de Salamanca.

El gol precedió al fútbol en el bando visitante, que se entonó en cuanto Isco aplicó el compás. Porque el Levante había comenzado mejor. Los azulgranas complicaron la salida de los blancos en el primer tramo con su presión y hasta gozaron de cierto dominio territorial, aunque sin generar peligro. Más efectivo en ese apartado fue el Real Madrid, que amenazó con golpeos lejanos de Alaba y Bale antes de que Isco probase una diablura que mereció premio por su osadía. Para entonces el malagueño ya se había adueñado del ritmo. Recordó al de sus mejores días con conducciones que destrozaban al Levante, desesperado ante la verticalidad del interior de Arroyo de la Miel.

Pese a que su equipo se había ido diluyendo con el paso de los minutos, Paco López mantuvo intacto el bloque tras el paso por la caseta. Pero el guion cambió enseguida. Roger cazó el balón que había filtrado Melero y soltó un disparo que entró llorando después de que Courtois tocase la pelota a la desesperada.

El fútbol es una veleta. La alegría de unos mudó en sufrimiento, y viceversa. Atados en corto durante los primeros 45 minutos, Morales y Roger se activaron y comenzaron a otear a Courtois, con De Frutos como socio de fechorías. El excanterano del Real Madrid selló la remontada con un centro al segundo palo que Campaña empaló de volea. El sevillano vivió un tormento el pasado curso, cuando una lesión le frenó cuando acababa de estrenarse como internacional, pero quiere volver por sus fueros.

Ancelotti replicó con un triple cambio de difícil digestión porque en él se vieron involucrados Isco, el mejor de su equipo, y Bale, el goleador, además de un Hazard menos participativo que contra el Alavés. Entró Asensio para oficiar de volante, además de Rodrygo y Vinicius para abrir por bandas. Paco López retiró a los artífices del empate para aportar más cemento a la zona ancha.

Los relevos surtieron efecto para ambos. Ancelotti halló el agitador que buscaba. Peleó Carvajal una bola en su campo y encontró a Casemiro, que divisó en carrera a Vinicius y filtró para que el carioca definiese con zurda de seda. Pero el alivio le duró un suspiro al Real Madrid, porque Róber Pier se aprovechó de un rebote de Alaba en una acción a balón parado botada por Bardhi, que acababa de suplir a Campaña, para devolver la ventaja a un Levante que pudo haber sentenciado de haber ajustado mejor Cantero un remate cruzado tras quebrar a Courtois. Rozó las tablas de nuevo el Real Madrid en un cabezazo de Jovic que blocó Aitor antes de que Vinicius, con una delicatesen con la diestra, apagase un incendio.

El brasileño electrificó un encuentro que ya echaba chispas y provocó la expulsión de Aitor Fernández, apurado para contener a un futbolista pletórico. Con los cambios agotados por el bando granota, Vezo acabó enfundándose los guantes, pero el marcador ya no se movió. Lo habían gastado todo en unos minutos sin cadenas.