El Barça de Setién retrocede ante el Barça de Valverde

Gerard Piqué, en cambio, optó por un mensaje pesimista con indirectas a los arbitrajes que recibe el Madrid. Realmente no citó nada de eso, pero con una media sonrisa y un par de frases inacabadas, todo el mundo creyó entenderle. «Va a ser muy difícil ganar esta Liga, porque no depende de nosotros. Veo difícil que el Real Madrid pierda puntos, viendo cómo han ido estas dos jornadas va a ser difícil», señaló el central. Como suele suceder, las palabras del guardameta pasaron desapercibidas, pero las del defensa acapararon titulares. Y eso que hay interpretarlas, porque siempre puede decir que sus argumentos solo eran deportivos.

En cualquier caso, el problema del Barça esta temporada tiene que ver más con lo que sucede en su vestuario que con lo que pasa en otros estadios. Al entorno le cuesta entender que Quique Setién, que llegó en enero con fama de ser más radical en su propuesta que su admirado Johan Cruyff, haya claudicado tan pronto. Contra el Sevilla los acompañantes de Sergio Busquets en el centro del campo fueron los aplicados Rakitic, en horas bajas, y Arturo Vidal, siempre combativo.

Sin el lesionado Frenkie de Jong, en el banquillo se quedaron los creativos Arthur y el canterano Riqui Puig nada más y nada menos que junto a Griezmann, sacrificado porque Luis Suárez volvió a ser titular cinco meses después de su lesión pese a no estar en forma y porque el técnico cántabro prefirió el despliegue defensivo de Braithwaite tapando las subidas de Jesús Navas. Los tres suplentes citados por lo menos tuvieron minutos en la segunda parte, algo que no ocurrió con Ansu Fati, quizás el único jugador desequilibrante en el uno contra uno al estar Dembélé lesionado y sin ficha. Sin contar a Messi, evidentemente. En definitiva, que el criticado Barça de Ernesto Valverde, injustamente visto lo visto, está de vuelta en manos de Quique Setién. Y sus números cada día se parecen más.

No es la primera vez esta temporada que los números obligan a hacer comparaciones con el último Barça de Frank Rijkaard, Ronaldinho y Deco, el de «la autocomplacencia» confesada por su entonces presidente, Joan Laporta. Fue en la campaña 2007-08, cerrada sin títulos y origen forzoso de la gloriosa 2008-09, ya con Pep Guardiola en el banquillo. Durante aquel curso, el Barça se quedó sin marcar en nueve partidos, un registro ya igualado ahora con ocho jornadas de Liga por delante y, como mínimo, uno de Liga de Campeones ante el Nápoles. Ahora van cuatro partidos sin gol con Setién en el banquillo tras la eliminación copera en Bilbao (1-0) y las derrotas en Liga ante Valencia (2-0) y Real Madrid (2-0). Con Ernesto Valverde ya ocurrió cinco veces: en Liga en Bilbao (1-0), Granada (2-0) y en el Camp Nou ante el Madrid (0-0), además de dos veces en Champions League en Dortmund (0-0) y en casa ante el Slavia de Praga (0-0).

Al Barça no le queda otra que intentar ganar sus partidos y esperar algún pinchazo del Real Madrid. Este sábado tuvo su primer día de fiesta en casi tres semanas. Messi, que ha jugado enteros los tres partidos desde el reinicio de la Liga, lo necesitaba. El martes recibe a otro hueso que esta temporada le ha ganado dos veces 1-0, el Athletic. Frenkie de Jong y Sergi Roberto son duda.