El equilibrio como clave del éxito. Una fórmula tradicional que aplica Carlo Ancelotti, ajeno al estéril debate sobre el estilo más propio del Barça, y que tiene al Real Madrid en cabeza porque, por encima incluso de la aparición estelar de Jude Bellingham, ha encajado ... solo 11 goles tras 18 jornadas de Liga. Se trata de un récord defensivo que iguala los mejores registros del equipo blanco en las lejanas temporadas 61-62 y 71-72. Tras Inter y Milan, el Real Madrid es el equipo de las cinco grandes ligas con menos goles encajados por partido, apenas 0,61.
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No recibir tantos es la base del éxito que ya aplicó Xavi Hernández el ejercicio pasado, en el que el Barça se coronó con solo 20 tantos adversos en 38 jornadas. En condiciones normales, el portero blanco debería llevarse el Zamora al final de temporada, pero la alternancia bajo los palos en ausencia de Courtois podría dejar al equipo blanco sin el premio. Para ser Zamora hay que disputar un mínimo de 28 partidos y Lunin, por ejemplo, ya no puede hacerlo.
«Todos pensaban que hoy sería el típico día que pincharíamos, pero este equipo tiene energías desconocidas», resumió Carlo Ancelotti tras la agónica, meritoria y también afortunada victoria del Real Madrid en Mendizorroza sirve para resumir el primer tramo de esta campaña de un líder que se reinventa jornada a jornada para ganar y volver a ganar. Mérito indudable del técnico italiano, que representa el triunfo de la normalidad.
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Con ocho bajas, en inferioridad por la expulsión de Nacho en los primeros compases de la segunda mitad, con síntomas de cansancio y con trazas de aceptar incluso un puntito ante un buen Alavés, resulta que los merengues amarraron tres puntos de oro en el descuento gracias a un cabezazo de Lucas Vázquez en un saque de esquina. La forma de festejar ese triunfo deja claro que es una de esas victorias de campeonato. «Pese a ser bastante pequeño, es peligroso», bromeó Ancelotti sobre el extremo gallego reconvertido en lateral y héroe por sorpresa en la fría Vitoria.
No había amenazado apenas al portero Sivera en toda la noche y Jude Bellingham andaba perdido en peleas que no le convienen en respuesta a unas vigilancias severas fruto de sus 17 goles y cinco asistencias en 20 partidos, cuando Lucas Vázquez silenció Mendizorroza. Terminada la batalla, Ancelotti respondió a la pregunta de si el inglés debe cuidar esos comportamientos. «¿Cambiar su actitud? Si con ella ha metido 14 goles en esta Liga…», zanjó. Precisamente Lucas remató completamente solo casi en boca de gol porque hasta tres defensores se dedicaron a frenar a Bellingham y dejaron libre al más pequeño.
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Jude es la estrella del Real Madrid y el gran nombre del campeonato, Rodrygo se ha venido arriba y ya acumula siete tantos y cuatro asistencias en esta Liga, pero hay más piezas clave en este equipo ganador que supera por el 'goal average' general al Girona y, a la vuelta de las navidades, terminará como campeón de invierno si solventa su partido ante el Mallorca en Bernabéu.
Llegados casi al ecuador del torneo de la regularidad, matrícula de honor para Rüdiger, ese capitán sin brazalete que con su sola presencia minimiza a los delanteros rivales. Tras un impecable ejercicio defensivo en los primeros 60 minutos, fue el que tiró del equipo cuando Nacho dejó al Madrid con diez. Estuvo en todos lados. Magnífico al corte para evitar los contragolpes babazorros y los envíos al gigante Samu Omorodion, Rüdiger fue el que encerró al equipo de Luis García Plaza con sus arrancadas para superar líneas de presión. Él no se conformaba con las tablas y en una mala noche colectiva empujó a los blancos hacia la victoria.
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La cruz para Nacho, un veterano zaguero de doble cara. Profesional abnegado, chico para todo en la zaga y ejemplar en el vestuario porque no se queja de su habitual rol de suplente y apagafuegos, se equivocó gravemente en Mendizorroza. En plena crisis de centrales, dejó a su equipo con diez por una entrada a Samu que no tiene justificación. A destiempo, por detrás, con riesgo de lesionar. Un error imperdonable que acabó en roja por la intervención del VAR, ya que en principio su acción clavando los tacos de la bota a la altura del tendón de Aquiles de Omorodion solo fue castigada con amarilla por el árbitro castellano-manchego Isidro Díaz de Mera.
Nacho, uno de los capitanes merengues, es reincidente porque en Girona ya le ocurrió algo similar por una entrada terrible que envió a Portu al hospital. «Hoy y en toda mi carrera nunca tuve la intención de hacer daño a nadie«, se disculpó entonces el defensa madrileño de 33 años, también expulsado en Montilivi porque el VAR alertó al colegiado canario Pulido Santana. Sin Militao, sin Alaba, ambos lesionados de larga duración, y con Nacho sancionado, turno para Tchouaméni en el centro de la defensa «Se enfadará, pero es un central espectacular. Juega muy bien, saca el balón como pocos y tácticamente es muy bueno», aventura Ancelotti, con la virtud de buscar soluciones, no excusas.
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