Lo que parecía una noche plácida para el Real Madrid en el Santiago Bernabéu, acabó con una sufrida victoria ante el Alavés y mucha polémica porque los babazorros pidieron las expulsiones de los brasileños Vinicius y sobre todo Endrick. Lío que tuvo lugar a cinco días del derbi entre el equipo de Carlo Ancelotti y el Atlético de Madrid en el Metropolitano y que seguramente calentará la previla.
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Tras aparecer en una acción rebosante de magia en el primer minuto para asistir a Lucas Vázquez en el gol que abrió el duelo, Vinicius se fue perdiendo de nuevo en desaires Muñiz Ruiz, el juez de la contienda, que le costaron otra amarilla, la tercera este curso en solo siete jornadas. Fue tras recibir una entrada de Mourinho junto a la línea del fondo y reclamar al trencilla.
En la recta final de la segunda parte, el astro brasileño y, salvo sorpresa mayúscula, futuro Balón de Oro, protagonizó un incidente que pareció involuntario. Tras el disparo al larguero de Endrick, el balón salió rechazado y Vinicius se lanzó a pelearlo con Santiago Mouriño. Al caer, el madridista le pisó en el muslo al vitoriano cuando estaba en el césped.
Solo unos minutos más tarde, Mouriño volvió a ser protagonista de un incidente, esta vez con Endrick. Sin balón por medio, el jugador brasileño le lanzó un rodillazo en las partes nobles al uruguayo y solo vio la tarjeta amarilla, aunque el árbitro le advirtió de que tuviera mucho cuidado.
Endrick trató de explicar que era un gesto fruto de la inercia, pero la indignación no cesó en los futbolistas visitantes y las imágenes dejan en evidencia que fue una acción absurda y dura por parte del brasileño. Cuando Vinicius fue sustituido cerca del final y vio el cartelón con los seis minutos de descuento, se rió delante del cuarto árbitro y le hizo gestos que bien pudieron haberle costado la segunda amarilla. Tuvo que calmarle Chendo, el delegado del equipo blanco.
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Acabado el choque, el técnico visitante, Luis García Plaza, discutió de forma acalorada con Carlo Ancelotti en la zona de banquillos y luego no se mordió la lengua ante los periodistas. «Ellos se quejaban de alguna amarilla, quizá con razón, pero era roja a Endrick y teníamos que haber jugado los últimos diez minutos con uno más. No sé por qué no se la mostraron ni le avisaron del VAR», zanjó.
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