Secciones
Servicios
Destacamos
Debemos partir de la base de que cualquier análisis futbolístico es casi inútil cuando está Leo Messi sobre el campo. Su rendimiento marca todo. «Será lo que Leo quiera», suele decir uno de sus compañeros cuando le preguntas un pronóstico previo. El argentino apareció menos ... de lo habitual ante el Atlético pero lo hizo en un golpe franco. Con eso bastó. Pensara el Atlético que el plan no era malo, pero siempre hay que contar con Messi. El ‘10’ decidió el partido y quizá media Liga en un encuentro en el que el árbitro, Jesús Gil Manzano, estuvo enorme. El Atlético, en el que sólo Giménez rayó a un gran nivel, nunca pareció creer que podría emular la gesta de 2014 y tampoco podrá usar al extremeño como coartada. El trencilla no tuvo errores en las acciones decisivas. Mantuvo la calma y no hubo ni polémicas, ni golpes ni tumultos. Y sin VAR. Todo ello pese a que algunos futbolistas, como Luis Suárez, apenas ayudan con sus constantes protestas.
Era el partido en el que se jugaba la Liga y por eso se produjo la mejor entrada de la temporada en el Camp Nou (90.356 espectadores), que recordó de manera emocionante a Quini -con un aplauso constante se le dio las gracias por tantas noches de brujería- y más tarde con un minuto de silencio que fue el preludio de un duelo que comenzó cerradito, fiel al carácter de los dos conjuntos menos goleados de la Liga.
Caían los minutos con el Barça dominador y el Atlético agazapado. Demasiado encogido. Entonces, Andrés Iniesta cayó al suelo y todos torcieron el gesto. Incluido el seleccionador Lopetegui. El manchego, que estaba siendo el mejor con la pelota, regresó por sorpresa. Estiraba y pegaba pequeñas carreras el ‘8’, probando si podía seguir de sus molestias en el bíceps femoral de la pierna derecha.
Cuando todos estaban pendientes de lo que decidían Andrés, el doctor Ricard Pruna y Ernesto Valverde; Thomas cometió una falta (quizá innecesaria) en la frontal a Leo Messi. Sonrió La Pulga. Esa posición, casi cayendo a banda diestra, parece casi mejor que un penalti para él. Esta vez no innovó. Sacó su disparo clásico, ese que va colocado, fuerte y con rosca hacia la escuadra, alejándose del portero un poco con cada giro del balón. La rozó Oblak, pero besó la red. Su gol 600 (539 con el Barcelona y 61 con Argentina) es el quinto de falta directa en La Liga en una misma temporada y tercero consecutivo.
De esa manera se rompió el plan de los capitalinos. Viendo la actitud de los visitantes se preguntaba uno si Simeone quería a su equipo así de replegado y ahorrativo o realmente estaba sometido. Simeone pensaba en lo positivo, que hasta el golazo de Messi -tras una falta quizá innecesaria de Thomas- estaba conteniendo al rival ya que apenas había concedido ocasiones claras. Eso sí, ofensivamente su bloque no generó nada. Sin noticias de Griezmann y Costa, que pese a tocar poco balón tuvo roces todo el partido con Umtiti. Ter Stegen, por su parte, estaba de espectador.
El paso por el descanso debía suponer una catarsis para los atléticos, que en la segunda parte debían darse cuenta que la Liga estaba en juego. Sentirse inferior no le iba a ayudar. Lo reconocieron los propios jugadores atléticos. Entregaron una parte. El líder controlaba todo casi sin sudar. Pese al notable primer acto local, teniendo mucho balón gracias a la posesión y a las recuperaciones, y lograr dejar acogotado a su rival en torno a Oblak la distancia estaba a sólo un gol.
Además, la lesión de Iniesta y la entrada de André Gomes restaban potencial a los azulgrana. Perder al capitán y terminar con el portugués es comenzar una carrera compitiendo con un Fórmula 1 para acabar con un Aixam, esos coches para los que ni siquiera te hacen falta carnet de conducir. Quizá finalmente consigues llegar al destino, pero el trayecto es desesperante.
Hasta la media hora final no cambió el guión del encuentro. Simeone quitó a Vrsaljko por Correa. Pasó Thomas al lateral. La entrada del argentino mejoró al Atlético, pero tampoco mordió de manera asfixiante al Barça. El duelo se fue igualando, la pelota ya no era sólo propiedad de los locales. Con Suárez desconectado por un imperial Giménez y Coutinho sin tocar pelota, todo parecía en manos de Messi. De sus botas salió un córner que golpeó de volea Busquets y repelió Oblak.
busquets
El Atlético mostró más determinación. Quería llegar, pero le costaba combinar y asustar a su oponente, algo cansado. En una acción directa desde el costado Diego Costa dejó la bola muerta de cabeza para que Gameiro pudiese fusilar en el área pequeña, pero el hispanobrasileño estaba en fuera de juego. El 1-0 final pone una distancia de 8 puntos, y goal-average, entre el líder y su principal perseguidor. Parece un abismo, sobre todo porque los primeros cuentan con Messi.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.