El Real Madrid mete presión al Girona

Los goles del todocampista inglés y del versátil atacante brasileño despacharon al permeable conjunto groguet en una accidentadísima primera parte que también se cobró como víctimas de sendos percances físicos a Baena y a Gerard Moreno. Desprovisto de dos de sus activos con mayor capacidad de amenaza en la vanguardia y desprotegido de nuevo en la retaguardia, el equipo de Marcelino emergió brevemente en la segunda parte y recortó distancias por mediación de Morales para poner en vilo al Santiago Bernabéu, un fortín que curiosamente solo el Submarino Amarillo ha sido capaz de asaltar a lo largo de este año que toca a su fin.

Pero Brahim y Modric desactivaron esa fugaz amenaza para elevar a 16 la racha de encuentros invicto que acumula el equipo de Carlo Ancelotti entre todas las competiciones desde que sucumbiese a finales de septiembre en el Metropolitano.

Los tropiezos de Barça y Atlético el sábado habían entregado al Real Madrid una excelente ocasión para que los blancos metiesen más tierra de por medio respecto a dos de sus principales rivales en la pelea por el campeonato y Ancelotti puso toda la carne en el asador con un once que confirmó el 'sorpasso' de Lunin a Kepa.

El ucraniano repitió bajo palos por quinta jornada consecutiva, las dos últimas ya con el vasco recuperado de la lesión que sufrió a comienzos de noviembre. El cancerbero de Krasnohrad ha dado la vuelta a la situación con grandes actuaciones y ha avivado un debate que parecía enterrado tras la llegada del internacional español. Carletto está gestionando la situación con justicia, ponderando los méritos contraídos sobre el césped por encima de la experiencia. Nada pudo hacer el eslavo en el gol de Morales y apenas tuvo trabajo frente a un Villarreal con escasa pegada y una mandíbula de cristal.

El conjunto groguet afrontaba el choque apenas tres puntos por encima de la zona que marca el descenso y la fragilidad defensiva como principal aspecto a corregir para enderezar el rumbo. Con ese ánimo, Marcelino introdujo cuatro variantes respecto al once que venció al Rennes el jueves en la Liga Europa, pero nada le salió a derechas.

Con Kroos ejerciendo como jefe de operaciones y Brahim fungiendo como perro de presa de Parejo, el Real Madrid se adueño enseguida del esférico, trianguló con suficiencia en tres cuartos y descargó sus primeras andanadas con un disparo cercano de Brahim que abortó Jorgensen y otro lejano de Modric que salió rozando el travesaño. El cuadro local fue madurando el fruto tocando con paciencia hasta que Modric colgó un balón a la testa de Bellingham, que saltó como un resorte y remató abajo y cruzado, donde más daño podía hacerle a Jorgensen, para poner por delante al Madrid con su decimoséptima diana del curso.

Como a perro flaco todo son pulgas, el Villarreal sufrió de inmediato otro serio contratiempo con la lesión de Baena, cuyo reencuentro con Valverde tras aquel puñetazo del uruguayo en las inmediaciones del parking del Bernabéu que dio la vuelta al mundo apenas duró 27 minutos. El andaluz se ha convertido en el alma de un equipo herido y su prematura marcha dejó aún más tocado al cuadro de Marcelino.

También el Madrid tuvo su ración de dolor con la torsión en la rodilla izquierda de Alaba en una disputa con Gerard Moreno que obligó al austríaco a marcharse sin poder apoyar la pierna. La desolación del central presagiaba una lesión de envergadura y su club confirmó tras el pleito que tiene roto el ligamento cruzado anterior, el mismo percance que mantiene a Militao en el dique seco desde la primera jornada. El centroeuropeo se perderá lo que resta de campaña.

La lesión de Alaba dejó congelado al Bernabéu, pero Rodrygo volvió a subir la temperatura del techado coliseo blanco aprovechando una embarullada acción a balón parado para noquear de nuevo a un Villarreal que ni siquiera le había tomado el pulso al encuentro.

El Submarino Amarillo resultó un páramo ofensivo hasta el descanso, pero acortó diferencias a vuelta de vestuarios por mediación de Morales. La pegada del madrileño nutre al Villarreal desde el regreso de Marcelino y frente al Real Madrid el delantero aprovechó un gran servicio de Terrats para batir a Lunin. Pero Brahim sepultó las esperanzas de los azulejeros con un doble recorte a Mandi y a Cuenca antes de soltar un latigazo inapelable que entró junto a la cepa del palo. Modric, beneficiándose de un regalo de Capoue, abrochó poco después un triunfo local que nunca llegó a peligrar por la sideral distancia que separa a un equipo al que le sale todo de otro que no levanta cabeza.