Susto, VAR y enésima remontada del Real Madrid

La tarde, que parecía cómoda para el Madrid a tenor de la dinámica del visitante, incrementó su dificultad a las primeras de cambio, con el grosero error de Nacho en la salida de balón que aprovechó Arribas con el robo, Robertone en la conducción y finalmente el veloz Ramazani, que puso la puntilla ante Kepa para adelantar al Almería en el primer minuto y sorprender al confiado Bernabéu.

Al Madrid, relajado a pesar de las advertencias de Ancelotti en la previa, le costó desperezarse. Generó pocos apuros al Almería, muy descarado a la contra, impulsado tal vez por lo apurado de una situación clasificatoria que obliga a la audacia. El conjunto indálico, ordenado en el repliegue, se le atragantó seriamente a un equipo blanco sin capacidad para romper el orden rival y que acumuló imprecisiones en un inicio de partido muy flojo. Akieme remató fuera en otra contra rojiblanca y desató los nervios en Chamartín, siempre exigente con los suyos, que se contagiaron de impaciencia.

La frustración entre los hombres de Ancelotti en un mal día se tradujo en un volumen de juego ofensivo que en la entrega inicial apenas generó un par de disparos muy lejanos de Kroos, por un día con el punto de mira desviado. Se aproximaba el descanso con el inquietante 0-1 en el marcador y el Madrid seguía abusando de los balones en largo, un recurso útil puntualmente, pero demasiado rudimentario en el exceso para un equipo de semejante calidad. 

Hasta el aparentemente impoluto Bellingham perdió la paciencia y tuvo sendos encontronazos con Lopy y Robertone. El inglés acabó cojeando antes del paso por vestuarios, la viva imagen de lo incómodo de una primera parte para el olvido madridista, cuyo epílogo redobló el desafío del farolillo rojo en el temible Bernabéu con una inesperada volea de zurda de Edgar a la escuadra tras un balón rechazado por Nacho.

El golpe del Almería fue tan contundente que Ancelotti dedicó la pausa a comentar con Fran García, Brahim Díaz y Joselu lo que quería de ellos tras acometer un triple cambio al descanso. Era necesaria una reacción contundente del italiano frente al desarrollo de los acontecimientos y la acometió. La actitud del Madrid fue otra en la reanudación. Embotelló al Almería en sus dominios, lo que al menos activó la atmósfera de remontada en Chamartín, siempre un factor intangible muy peligroso para cualquier foráneo.

En esta situación se antojaba fundamental para el Madrid ese gol rápido que le metiese de lleno en el partido y éste llegó con un polémico penalti, indicado por Hernández Maeso tras la intervención del VAR y la correspondiente revisión en el monitor. Impactó el balón en el brazo de Kaiky, extendido, aunque en plena disputa con Joselu. La pena máxima la transformó Bellingham, por el centro y abajo, y con ello le echó encima al Almería el empuje del Bernabéu, que reafirmó su fe en la remontada.

Con todo a su favor el Madrid se precipitó, cayendo en el desorden, y permitió la contra con la que el canterano blanco Arribas silenció al respetable por unos minutos, los que mediaron en otra intervención del videoarbitraje para anular el gol por una falta previa de Lopy en un manotazo a Bellingham. Estaba servida la polémica arbitral con dos apariciones en escena del VAR, pero la tercera fue la más discutida, con el empate de Vinicius. El brasileño remató a medio camino entre el hombro y el brazo, en una acción muy difícil de juzgar, las cosas como son, pero que desató las iras del escandalizado Gaizka Garitano, impotente mientras veía cómo a su equipo se le estaba escapando otro buen partido.

El técnico vasco había sido expulsado por sus enérgicas protestas cuando el toque de corneta del Madrid culminó la remontada. Brahim puso el centro, Bellingham tocó el balón en el intento de remate y apareció en el segundo palo Carvajal, que con el espíritu propio de un portador del brazalete de capitán se lanzó para empujar el balón a la red y castigar con extrema crueldad al esforzado y orgulloso Almería. Hasta después de semejante revés el equipo andaluz intentó reaccionar, pero sin tiempo para plantar cara a la adversidad. Hubo susto del Madrid, VAR en ingentes y polémicas dosis, y finalmente la enésima remontada en Chamartín. Un partido loco que dará que hablar.