El Atlético no puede lejos de casa ni con el colista

En el clásico partido trampa o de entreguerras, el Atlético se adelantó dos veces en Almería, por obra de Correa y De Paul en el inicio de cada período, pero un sobresaliente Luka Romero sacó los colores a la zaga colchonera y firmó un doblete que no olvidará. Le sirve de poco al Almería este puntito, pero es muy meritorio. Y mucho tiene que mejorar este Atlético para remontar la semifinal copera en San Mamés y también en octavos de Champions ante el Inter. Atras, desde luego, es un drama. No habían marcado los indálicos en cinco partidos consecutivos en casa, su peor racha histórica, y le hicieron dos a un equipo construido para pelear por todos los títulos.

Entre lesiones y rotaciones, seis cambios realizó el Cholo respecto a la cita del Giuseppe Meazza e incluso eran pocos porque jugadores básicos como Koke y De Paul piden a gritos desconectar. Defensa inédita, con Savic, Paulista y Reinildo de centrales y arriba Memphis y Correa, suplentes habituales de Griezmann y Morata, el francés lesionado y el madrileño renqueante. En el Almería, Gaizka Garitano puso el intento de milagro en los pies de los recién llegados, toda vez que los cinco fichajes del mercado invernal fueron de la partida: Radovanovic, Landa, Luka, Jonathan Viera y Choco Lozano.

El caso es que salió tan enchufado el Atlético, dominante e intenso, que marcó en el primer minuto. Percutió Reinildo, señalado en los goles clave encajados por los colchoneros en la ida copera ante el Athletic y también en Milán, y asistió a Correa, que apenas tuvo que empujarla. Los planes de Simeone se cumplían. Solo había un equipo en el campo, ya que los andaluces acusaban sobremanera ese tanto tan tempranero que destroza todo guion. Si no sentenció el Atlético en ese lapso es porque a Barrios se le fue un control cuando se quedaba solo ante Maximiano y Memphis no acertó en un disparo desde la frontal.

Pero el desarrollo riña fue cambiando de forma paulatina. El Cholo ya se lo vio venir cuando se molestó por dos pérdidas de balón muy evitables de Barrios, en la salida, y de Correa, en el inicio de una transición. El equipo de Garitano fue levantándose de la lona y se vino arriba según se fue relajando su rival, perdedor ya en todos los duelos individuales. Lozano avisó un par de veces, bien es cierto que sin gran peligro, pero preludió el primer empate. Los madrileños dejaron hacer a Pubill y también girarse cerca del área a Luka Romero. El disparo con la zurda del argentino nacido en México y cedido por el Milan, se antojaba parable para Oblak, pero al esloveno quizá le sorprendió el bote. Vuelta a empezar, pero con los estados de ánimo muy diferentes.

Tan molesto estaba Simeone por ese cambio de actitud de los suyos que en el descanso ya introdujo dos cambios. Fuera Koke y Lino, intrascendentes, dentro Llorente y Riquelme. De nuevo, el Atlético salió dominante. Una internada de Riquelme, un golpe franco casi en la frontal que se le fue alto a Memphis y un disparo de Llorente que atajó Maximiano evidenciaban que se jugaba en una sola dirección.

En una transición bastante extraña, llegó el segundo del Atlético. De Paul se pudo internar en el área porque reculó en exceso la zaga indálica y luego el punterazo como recurso del argentino sorprendió a Maximiano porque lo desvió Radovanovic. Otro castigo más para el Almería, muy penalizado todo el año.

La cita se le ponía a pedir de boca otra vez al conjunto visitante ante un adversario desesperado. Cuando Riquelme lanzó al travesaño, la contienda parecía muy decantada. Pero una acción mágica entre Romero y Jonathan Viera terminó con otro golazo del argentino, que definió con el exterior mientras sus rivales solo le miraban. Poco después se retiró tieso. Retiró el Cholo a Memphis y Correa y apostó por Saúl y Morata. Otra media hora para Álvaro, como en Milán y pensando en San Mamés. Defensa de cuatro. También dos movimientos de Gaizka, con minutos para Chumi y Arribas. En el desgobierno, podría pasar cualquier cosa. Y lo que ocurrió fue que Morata desaprovechó dos goles cantados.