El muro blanco vuelve a amenazar a su pasado

La primera vez que pisó el nuevo feudo de los rojiblancos, lo hizo vistiendo la camiseta del Chelsea, club que le tuvo tres temporadas cedido en el Atlético, tras incorporarle procedente del Genk con apenas 19 años. Los 'blues' se impusieron por 1-2, con goles de Álvaro Morata y Michy Batshuayi que le sirvieron al cuadro londinense para remontar la diana inicial de Antoine Griezmann. El recibimiento que se le tributó fue amable, digno de un héroe del Vicente Calderón. La segunda, sufrió el oprobio de una afición incapaz de perdonarle la traición de marcharse al eterno rival proclamando, además, un madridismo de cuna. Recibió un torrente de insultos mientras el Real Madrid asaltaba el fortín colchonero por 1-3. En los aledaños del recinto, su placa era vejada por la parroquia que tanto lamentó su salida.

Aquel encuentro, disputado el 9 de febrero de 2019, fue el segundo derbi para Courtois desde el cambio de chaqueta y supuso su primera victoria, puesto que el primero, librado cuatro meses y medio antes en el Santiago Bernabéu, quedó marcado por el cerrojazo que impusieron el belga y su sucesor bajo los palos del Atlético, Jan Oblak.

Desde entonces, Courtois se ha convertido en un adversario imbatible para su exequipo, contra el que acumula tres victorias y cuatro empates, habiendo encajado solo dos tantos. Para el recuerdo quedan actuaciones determinantes como la que ofreció en la Supercopa de España disputada el 12 de enero de 2020 en Arabia Saudí, cuando sostuvo al Real Madrid frente a un Atlético volcado que tuvo dos oportunidades pintiparadas en las botas de Ángel Correa y una más en las de Morata, para propiciar una tanda de penaltis en la que volvió a ser decisivo atajando el segundo lanzamiento a Thomas Partey.

Mantener la racha es el propósito de un guardameta que alcanza la cita en estado de gracia. Es uno de los bastiones sobre los que el Real Madrid ha cimentado su liderato en la Liga y ha logrado el pase como primero de grupo a octavos de final de la Champions, la competición en la que tocó fondo en su segundo curso en Chamartín. Sustituido entonces bajo pitos por una gastroenteritis al descanso del duelo con el Brujas, cuando los blancos caían por 0-2 con una actuación que le había dejado señalado, el belga es hoy indiscutible. Ha validado con creces la apuesta de su fichaje y muchos le colocan ya en el panteón de los mitos que han custodiado la meta del trece veces rey de Europa, con Iker Casillas a la cabeza.

Como el Santo, Courtois decide encuentros con intervenciones extraordinarias y es capaz de discutir los focos a sus delanteros. Su sobriedad ha sido fundamental para consumar sin excesivos sobresaltos el cambio de guardia en la zaga del Real Madrid. Con 15 goles encajados en 16 jornadas de Liga, está bien situado en el Trofeo Zamora, que aspira a conquistar por cuarta ocasión en su carrera. Los dos primeros los logró con el Atlético. El tercero lo consiguió ya con el Real Madrid, siendo providencial para que los blancos abrochasen el campeonato del coronavirus. Con contrato en vigor hasta 2026, el presente y el futuro en Chamartín pasan por sus guantes.