Marcos Llorente y Carlos Henrique Casemiro coincidieron sobre el césped en once partidos con la camiseta del Real Madrid. Fueron apenas 365 minutos de cohabitación. Lógico. Eran piezas gemelas. O así lo consideraban en Chamartín. El balance resultó más que notable: diez victorias y ... un empate, con 28 goles a favor y once en contra. La cuenta la inauguraron en un encuentro frente al Levante correspondiente a la octava jornada de la Liga 2015-16, resuelto en beneficio de los blancos por 3-0 en el Santiago Bernabéu. Y la cerraron en la semifinal del Mundial de Clubes de 2019, de nuevo con triunfo, ante el Kashima Antlers, por 1-3. Gareth Bale fue el héroe aquel día en el Zayed Sports City Stadium emiratí. En la final de ese torneo, contra el débil Al Ain, brilló sin embargo el hijo de Paco Llorente, que selló el segundo de los tantos, el primero de su bagaje como futbolista de élite, antes de dejar el puesto a Casemiro en el minuto 82.
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El 'Marquesito', como le apodaban en aquel vestuario por pertenecer a una aclamada estirpe de madridistas, solo marcaría otro gol más, en Copa ante el Girona, antes de poner rumbo al Atlético. Un club al que su abuelo Ramón Grosso había ayudado a evitar el descenso en la campaña 1963-64, tras ser prestado por el Real Madrid, y del que su padre salió recorriendo el camino inverso en los años ochenta mediante el 'Decreto 1006'.
Desde entonces, reinventado como multiusos por Diego Pablo Simeone, Marcos Llorente contabiliza catorce dianas en temporada y media, a las que suma trece pases de gol. Un arma nuclear que devastó al Liverpool en Anfield y que sigue sembrando cadáveres a su paso este curso, en el que se ha erigido en el tercer máximo artillero y pieza fundamental del líder, que este domingo recibirá en el Metropolitano al Real Madrid de otro goleador inopinado.
Casemiro llegó de puntillas al Real Madrid en 2013. Ramón Martínez, responsable de la cantera, apostó por un mediocentro defensivo que había sufrido un retroceso en su progresión, tras brillar con el Sao Paulo y debutar con la 'Canarinha'. Aterrizó a préstamo y con destino al Castilla. Los inicios fueron difíciles, pero José Mourinho, por entonces técnico del primer equipo, vio que el joven tenía madera y el club desembolsó los seis millones de euros que estipulaba su opción de compra.
Un derbi le cambió la vida. Tras pasar un año cedido al Oporto, regresó a Chamartín en el verano de 2015. Rafa Benítez le dio carrete, pero el ascenso de Zinedine Zidane como técnico le devolvió al banquillo. Inédito en seis de los ocho primeros partidos a la vera del marsellés, tampoco disputó ni un minuto en el asalto del Atlético al Santiago Bernabéu del 27 de febrero de 2016. Los blancos plantaron un centro del campo lleno de jugadores creativos pero con poco equilibrio táctico. El cuadro de Simeone se impuso con gol de Griezmann. Zidane aprendió la lección. A partir de ese momento, se convirtió en intocable. Sigue siéndolo.
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Pieza clave del trienio de 'orejonas' encadenadas, Casemiro conforma junto a Modric y Kroos una medular para la historia. Un triunvirato que sigue sosteniendo al Real Madrid en tiempos de anemia ofensiva. Con un pobre aporte goleador de los delanteros, más allá de Benzema, el 'stopper' paulista ha acudido al socorro de su escuadra en varios partidos con tantos determinantes. Así ocurrió en el derbi de la primera vuelta, cuando un testarazo suyo en el minuto 15 encarriló el triunfo del Real Madrid sobre el Atlético en el Alfredo Di Stéfano, que luego rubricaría Carvajal con un soberbio latigazo que rebotó en Oblak.
A estas alturas del curso, Casemiro es el segundo máximo realizador del equipo de Zidane con seis dianas, a las que agrega dos pases de gol. Tan solo se ha perdido tres partidos, dos de ellos por coronavirus, y es uno de los cuatro integrantes de la plantilla –los otros tres son Mendy, Vinicius y Lunin- que se ha salvado de la plaga de lesiones que sigue lacerando a los blancos. Únicamente Varane, de entre los jugadores de campo del Real Madrid, contabiliza más minutos que el '14', baluarte a la hora de barrer en el centro del campo y puntal también en el área del rival, sobre todo por su poderío aéreo: sus cuatro últimas dianas las ha facturado de cabeza. Con Luis Suárez seco en los cinco últimos choques y Benzema entre algodones, el brasileño y Marcos Llorente cobran protagonismo en la víspera del derbi.
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