Carvajal sella un triunfo a la espera de Mbappé

Pese a que domina con holgura la serie histórica, el Real Madrid solo ha sido capaz de imponerse al Betis en uno de los cinco últimos enfrentamientos ligueros que ha mantenido con los verdiblancos. Fue en su visita más reciente a Heliópolis, cuando también en un encuentro correspondiente a la tercera jornada de la pasada campaña, un penalti señalado a instancias del VAR por mano de Bartra en una pugna con Borja Mayoral permitió a Sergio Ramos sellar desde el punto de castigo un triunfo para el que los blancos tuvieron que sudar la gota gorda. Porque a la diana inicial de Valverde había respondido el cuadro local con tantos de Mandi y Carvalho que le sirvieron para irse mandando al descanso. Un gol de Emerson en propia puerta dio vida de nuevo al bando visitante, que tomó aún más aire con la expulsión del hoy lateral del Barça por derribar a Jovic cuando el serbio se disponía a encarar al portero Joel sin más obstáculos en su camino.

Ese choque dejó con mal cuerpo a Manuel Pellegrini. «Tenemos la espina clavada de la temporada pasada, con dos decisiones de VAR en las que el árbitro estaba cerca. Eso nos impidió ganar», rememoró este viernes el técnico chileno. En la segunda vuelta, el Betis rascó un punto en el Alfredo Di Stéfano que refrendó la buena dinámica verdiblanca frente al Real Madrid. En 2017 ya doblegó al cuadro capitalino con un gol de Tony Sanabria, deteniendo en 73 la cuenta de partidos consecutivos marcando de la escuadra que por entonces dirigía Zinedine Zidane, a la que también propinó severos correctivos en cursos más recientes: en la retina queda aún el 2-1 en el Villamarín que mandó a los blancos al diván justo antes de que el coronavirus congelase la temporada 2019-20.

Aquella noche del 8 de marzo de 2020, Militao fracasó como lateral derecho. El brasileño disputaba su primera campaña con el Real Madrid y estuvo en permanente sospecha. Hoy está asentado en el eje de una zaga a la que las lesiones siguen sin dar tregua. Nacho arrastra una sobrecarga desde el último partido y no estará en Sevilla, lo que obligará a Ancelotti a recomponer la retaguardia. El italiano podría desplazar a Alaba al centro o dar una oportunidad a Vallejo. Su margen de acción se ve reducido por las apreturas en el lateral izquierdo, lo que abre las puertas del once al canterano Miguel Gutiérrez.

Tampoco puede darse alegrías el preparador transalpino en el centro del campo, puesto que Modric, Kroos y Ceballos siguen recuperándose de sus respectivas dolencias. Así las cosas, Isco repetirá junto a Casemiro y Valverde. El malagueño ofreció un recital en la primera parte ante el Levante y necesita continuidad para demostrar que puede volver por sus fueros. Vinicius puja a base de goles por ingresar en un tridente ofensivo que aguarda a Mbappé.

En el Betis, Pellegrini confirmó las bajas de Lainez, Rober González y Sabaly. No podrá contar tampoco con Álex Moreno, que arrastra problemas en los isquiotibiales desde la primera jornada, ni con Willian José, flamante fichaje verdiblanco con pasado en el Real Madrid que aún tiene que compenetrarse con sus nuevos compañeros. Sí estará disponible Pezzella, que inicia su segunda etapa en Heliópolis. El 'Ingeniero', que dejó la puerta abierta a más incorporaciones para incrementar el nivel de una plantilla que este viernes conoció a sus rivales en la fase de grupos de la Liga Europa, no cree que el mercado vaya a despistar al Real Madrid. «Es un muy buen equipo, con un buen técnico y las noticias que salen en la prensa no afectarán a su rendimiento», aseveró.

Estaba el ambiente raro en el Real Madrid, un club que estos días vive más pendiente de los despachos que de aquello que ocurre sobre el terreno de juego. El duelo ante el Betis en el Villamarín, donde se ponían en juego los puntos, era algo así como el último capítulo de una etapa complicada, un asunto engorroso antes de la fiesta de la llegada de Mbappé, esa especie de mesías que el madridismo lleva esperando durante cuatro años y que según dictan las escrituras blancas, está llamado a liderar una época feliz en el flamante nuevo Santiago Bernabéu.

A la espera de la buena nueva en el mercado, el Madrid debía cumplir sobre el verde y Ancelotti le dio a su once la vitalidad de los meritorios: Vinicius, con tres goles en dos ratos; Carvajal, con su gran tramo final de partido ante el Levante, y Miguel Gutiérrez, que ya la pasada campaña dio buenas muestras de su solvencia. Que el italiano acertó dándole la alternativa a brasileño lo demostró el carioca cuando aún no se había desperezado el partido. Arrancó por la izquierda y sirvió para Benzema, al que el disparo se le fue por la mínima. Militao redobló la apuesta con una volea que obligó a la intervención del exnazarí Rui Silva y la respuesta verdiblanca llegó de la mano de Fekir, un dolor de cabeza para el Madrid. Otra vez más alegrías que rigor defensivo, aquello que Ancelotti reclamó tras el partido del Ciutat de València.

Los apuros para el Madrid pasaban por el naufragio de un centro del campo incapaz de hacerse dueño del partido. Sin Modric ni Kroos la batuta ha de pasar por Isco, como ante el Levante. Sin embargo, esta vez el malagueño pasaba de puntillas por el partido con Valverde y Casemiro para otro tipo de funciones. Por contra, y por aquello de la teoría de los vasos comunicantes, Guido Rodríguez y Canales se mostraban imperiales en la medular local. El cántabro incluso se animó en el intento de sorprender a Courtois desde la distancia.

Mientras, Fekir seguía a lo suyo, fiel al sello tormentoso de los muy talentosos y por tanto capaz de volver loco al rival pero también de ver una amarilla absolutamente innecesaria por un piscinazo de libro en área madridista. El calor apretaba en Sevilla y Ancelotti aprovechaba la pausa de hidratación para el rapapolvo a los suyos, especialmente a Bale, otra vez en su particular versión de Mr. Hyde apático y desquiciante para el aficionado madridista. Lo cierto es que el duelo se fue ensuciando y el descanso llegó entre faltas, protestas y amonestaciones para regalar del canario Hernández Hernández, abroncado por el ruidoso público del Villamarín.

No se puede decir que la pausa variase demasiado el guion de partido, al menos de partida. Centró Bale y cabeceó Benzema para lucimiento de Rui Silva, pero el fuera de juego del francés invalidaba la jugada. Pasados unos minutos, el Madrid dio un paso más en la presión sobre la salida de balón verdiblanca y eso le devolvió un timón del partido del que solo había gozado de forma efímera en el inicio. El esquema esfuerzo-recompensa se cumplió a la perfección en este caso, pero a través de papeles invertidos: la puso Benzema desde el costado izquierdo y en el segundo palo apareció Carvajal, que de nuevo en su mejor versión envió el balón a la red de volea.

Ya con la ventaja en el marcador el Madrid estuvo firme para conceder lo mínimo posible a un adversario peligroso e incluso pudo sentenciar a través de un chut lejano de Asensio. Alaba, esta vez en el eje de la defensa, ejerció de mariscal de campo madridista como si llevase ya unos cuantos años en el cargo y no semanas. Ayudaron en la empresa la seguridad de Courtois y la caída física del Betis, lógica a estas alturas de curso. Aprobado sobre el césped; turno ahora para los despachos.