El líder también gana sin brillo y sin goles de las estrellas

No se esperan demasiadas rotaciones de Ernesto Valverde ante la Real Sociedad por esa voluntad de querer sentenciar la Liga. La revolución de Huesca, que costó un 0-0 ante el colista, se entendió porque apenas había descanso entre la ida y la vuelta ante el Manchester United. Pero desde el martes ha habido tiempo para recuperar la energía. Sí pueden haber cambios puntuales, como la titularidad de Semedo, Arturo Vidal y Dembélé por Sergi Roberto, Arthur y Coutinho, respectivamente. También podría entrar Umtiti por Lenglet, aunque su rodilla no acaba de dejarle disfrutar. Rafinha es la única baja segura pues Vermaelen ha comenzado ya a entrenarse con el grupo.

Messi intentará al mismo tiempo en estos tres partidos apuntalar su Bota de Oro, trofeo que domina con seis goles de ventaja sobre Mbappé (33-27), por si más adelante es reservado en algún encuentro, como sucedió en El Alcoraz.

La Real Sociedad, aunque lo tiene difícil tras el 1-1 ante el Eibar en Anoeta en la pasada jornada, intenta agarrarse a la posibilidad de pelear hasta la última jornada por una plaza en la Liga Europa y buscará dar la sorpresa en un Camp Nou que se le da muy mal en los últimos años. Zurutuza, recién renovado hasta 2020, es su baja más sensible por lesión.

Y no estaba especialmente lúcido el equipo culé como local ante la Real Sociedad, cuando apareció Lenglet para elevarse por encima de todo rival y abrir la lata. Gol fabricado desde un saque de esquina a centro de Dembélé y rematado por un central que ha hecho olvidar por completo a Umtiti. Entre galos anda el juego y el líder sale ganando.

En una ola llegaba subido el equipo catalán tras su brillante clasificación para la Champions, pero pareció salir con el freno de mano echado. De hecho, hasta el gol de Lenglet, la mejor ocasión había sido para la Real Sociedad.

Es cierto que Messi había rozado el gol desde el borde del área aprovechando un golpe franco y Luis Suárez pondría a prueba a Rulli instantes antes del gol, pero el juego del Barça no era fluido. Las rotaciones se antojan clave durante una semana de tres partidos ligueros y con la Champions en el horizonte. Pero algunos jugadores son como islotes aislados en el engranaje azulgrana. Parches sería una definición más exacta y sólo por su calidad aparecen para aportar algo de vez en cuando.

El partido del Barça era más que discreto, lejos de su capacidad de resolución. Mantenía con vida a una Real que casi sin querer se encontró llegando con cierta comodidad a la portería de Ter Stegen. El alemán repelía un buen disparo de Pardo que avisaba de que con apenas un gol de ventaja la victoria no estaba amarrada ni mucho menos.

Tanto dejó el Barça a la Real merodear por las cercanías de su área que Merino se sacó un pase brillante para que Juanmi empatara el choque. La puntería del malagueño ante el Barcelona es tremenda y ya son tres los goles que ha marcado al equipo azulgrana.

Lástima que la alegría apenas durara unos segundos para el de Coín y los suyos. El Barça despertó del letargo en el que andaba sumido para volver a ponerse por delante. Otra vez un actor secundario, Jordi Alba, en funciones de anotador.

Sin embargo, el duelo no estaba resuelto y la sensación sobre el terreno de juego era de que cualquier de las dos escuadras podía batir a la otra. Pero los minutos fueron pasando entre sustitución y sustitución y el colegiado pitaba el final sin que ninguno de los dos equipos fuese capaz de crear una ocasión de cierta envergadura como para mover el marcador.