El Barcelona acaba el año con más sombras que luces

Llegar a esa conclusión tras un 4-1 al Alavés parece gratuito, pero una aceptable primera parte que acabó 2-0 quedó eclipsada por un cuarto de hora de presión alta del conjunto vitoriano que le costó otro gol a Ter Stegen y dos ocasiones claras que amenazaron con romperlo todo. Tuvo que aparecer Messi para tranquilizar el ambiente con un golazo marca de la casa, aunque en el bajón del equipo tuvieron mucho que ver los minutos de relajación que se tomó el argentino y que suele contagiar a Luis Suárez. Cuando en un equipo no trabajan siempre los once, peligro.

No es una apreciación periodística. Los propios jugadores saben que tienen un problema con esos momentos en los que cualquier equipo es capaz de arrebatarle el balón y de encerrarle en su área. «Tenemos muchas cosas que mejorar, aunque hay que valorar la victoria», admitió Jordi Alba.

Un dato de lo más preocupante es el de los 21 goles encajados ya en 18 jornadas de Liga, la cifra más alta desde 2003 a estas alturas. Curiosamente, Ter Stegen y sus defensas sí mantuvieron el cero ante sus inmediatos perseguidores, como Real Madrid, Sevilla, Atlético y Getafe, como si el equipo supiera ponerse las pilas en esos días especiales. Y eso ya no se sabe si es bueno o malo.

Por lo demás, el último partido de 2019 permitió reactivar a Umtiti, Aleñá y Vidal, titulares a buen nivel. Precisamente, eran los tres jugadores que podían cambiar de aires en invierno, pero Ernesto Valverde les necesita al no disponer de una plantilla muy amplia. Y el sábado demostraron que tienen nivel y frescura para ser más utilizados.