P. ríos
Barcelona
Domingo, 26 de enero 2020, 16:45
El Barça intentará cerrar el fichaje de un '9' en una lucha contra el reloj y el calendario en estos últimos días de mercado de invierno. No es sólo porque el equipo lo necesite debido a la lesión de Luis Suárez y a la ... ausencia en la plantilla de un delantero centro puro. Se trata también de desviar la atención hacia un refuerzo que debería ser ilusionante, no un parche, y con la suficiente entidad como para tapar la cadena de despropósitos que han enlazado el club y el equipo en este tomentoso inicio de 2020, tanto en lo institucional como en lo deportivo.
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No sólo «no tuvieron sentido» algunos de los pases de más que volvieron a darse los jugadores en Mestalla, como lamentó Quique Setién tras la derrota 2-0 en Valencia. Este Barça que Ernesto Valverde dejó como líder, débil, pero líder, ha emprendido a mitad de competición una revolución táctica y un cambio de estilo sin los jugadores adecuados para ello ni tiempo para prepararlo Y eso sí que no tiene sentido.
El Barça de los mil pases se ha convertido ya en una parodia del equipo que maravilló al mundo con Johan Cruyff y Pep Guardiola, los dos referentes de Quique Setién, un extremista de la idea, con un romanticismo enternecedor hacia lo que él considera un fútbol más estético, pero con el que tira demasiados minutos sin ocasiones hasta que llegan las prisas. Su 3-5-2 está siendo una apuesta tan arriesgada como fallida.
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Sergi Roberto es polivalente, si, pero no tanto como para redescubrirse como central solvente en cuatro días. Ansu Fati no tiene el físico todavía a sus 17 años para ser un carrilero que ayude en defensa y mantenga la frescura en ataque. En la plantilla cuenta con todo tipo de interiores, pero ninguno con el perfil de Xavi e Iniesta, los guardianes de la esencia de aquel juego porque se educaron con él. Arthur y De Jong, los más parecidos con mucha imaginación, andan confundidos. Y Rakitic y Vidal ya no saben si son importantes o monedas de cambio en posibles fichajes.
La evidencia es que ha cambiado la forma, pero no el fondo. El Barça sigue siendo un equipo vulnerable lejos del Camp Nou, con sólo 15 puntos sumados de los 33 disputados a domicilio, y poco intenso en el inicio de los partidos, hasta el punto de que ya ha tenido que intentar remontar marcadores adversos en once ocasiones en todas las competiciones. Y la Messidependencia sigue siendo absoluta. En Mestalla se fabricó varias ocasiones a las desesperada que pudieron evitar la derrota. Pero eso no es una intervención de ningún entrenador. Es un Messi contra el mundo que suele dar resultados pero que camufla las carencias colectivas.
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Los tres partidos de Setién se resumen en un victoria con gol de Messi cuando el Granada se quedó con diez, no antes; en una remontada milagrosa en Copa en Ibiza, un Segunda B, con dos goles de Griezmann en jugadas aisladas de De Jong y Alba; y en una derrota en el primer desplazamiento serio y ante el primer rival de entidad, el Valencia.
Toca hablar de la posible llegada del valencianista Rodrigo, quizás de Lautaro Martínez (Inter). No se descarta un acelerón por Aubameyang (Arsenal) y algunos hasta piden a Cavani (PSG) si el Atlético no lo ha cerrado todavía. Será cara cualquier opción, pero el Barça necesita un delantero centro en el campo y una cortina de humo en los despachos con las elecciones de 2021 a la vuelta de la esquina.
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