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miguel olmeda
Jueves, 16 de julio 2020
Los pocos optimistas que quedan entre los barcelonistas se agarran al 'cruyffismo' de Quique Setién para que se produzca una carambola de resultados que permitan al Barça proclamarse campeón de Liga de forma milagrosa, como le pasó a Johan Cruyff como técnico del equipo azulgrana ... a principios de los 90 con los dos títulos perdidos por el Real Madrid en Tenerife.
Para que Leganés se parezca el domingo a una isla canaria en la última jornada, pues allí cierra el campeonato el líder, antes el equipo blanco tendría que empatar o perder ante el Villarreal en el Estadio Alfredo di Stéfano y el Barça ganar su partido en el Camp Nou ante Osasuna. Como el equipo castellonense se juega una plaza en la Liga Europa, en el club azulgrana entienden que alguna posibilidad existe.
Más difícil será que el Leganés tenga opciones de salvarse en la última jornada, aunque dependerá de los resultados de este jueves. Si son favorables al equipo pepinero, podría darse un último día de intereses compartidos: el Barça necesitaría que el Leganés ganara al Madrid y para el Leganés podría ser imprescindible que el Barça venciera al Alavés en Vitoria. Todo muy raro, pero posible.
Sin embargo, los mensajes de los jugadores y de Quique Setién no transmiten tantas esperanzas. Forman parte del grueso de los barcelonistas, poco amantes de hacer las cuentas de la lechera y seguros de que la Liga se acaba este jueves con una victoria del Madrid ante el Villarreal. Luis Suárez, en sendas entrevistas a los medios de comunicación deportivos de Barcelona, ya habla en pasado de «hacer autocrítica por la Liga perdida» y en futuro «para intentar ganar la Liga de Campeones». El presente ya no existe para el delantero uruguayo.
El entrenador del Barça intentó ser un poco más positivo, pero sus palabras desprendieron tan escaso convencimiento que no hubieran servido para llenar el Camp Nou si la afición hubiese tenido la posibilidad de acudir en busca del milagro. «Está muy difícil, pero tenemos que seguir peleando hasta el final. Hemos llegado a esta situación más por mérito del Madrid, que no ha perdido ningún partido tras el regreso, que por demérito nuestro, que hemos concedido tres empates. De ellos, creo que el único que respondió a lo que se vio en el campo fue el del Atlético, porque en Sevilla y Vigo tuvimos que ponernos con ventaja en el marcador en las buenas primeras partes que hicimos, pero no pudo ser», señaló Setién, que bastante tiene con los rumores sobre su futuro.
Josep Maria Bartomeu, presidente del club, en una entrevista de TV, garantizó su presencia en la Liga de Campeones de agosto, pero no para la próxima temporada, con el nombre de Xavi Hernández apareciendo ya cada día como futuro técnico. Setién, no obstante, declaró que «yo sí me veo aquí la próxima temporada, por supuesto, si se valora el trabajo hecho se verá que igual no hemos hecho las cosas tan mal».
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Para recibir a un Osasuna que llega con los deberes hechos, ya salvado y disfrutando, Frenkie de Jong recibió el alta médica tras su lesión en el sóleo de la pierna derecha y vuelve a una lista de 20 jugadores. El holandés sólo ha podido jugar en Mallorca tras el confinamiento. Se ha perdido ocho partidos cuando más se necesitaba su energía.
También reaparecerá Ansu Fati tras un partido de sanción. Y vuelve Arthuir tras superar una amigdalitis, pero Setién ya insinuó que sólo le utilizará si fuese imprescindible, pues el brasileño ya se comprometió por la Juventus para la próxima temporada, obligado por el club azulgrana a completar el trueque con Pjanic. Son baja por lesión los franceses Griezmann, Umtiti y Dembélé, quien ha comenzado a correr en el césped con la ilusión de poder echar una mano en la Liga de Campeones.
De antemano, la visita de Osasuna al Camp Nou se presentaba como la crónica de una muerte anunciada. La del título azulgrana, entiéndase, y también la de la era Quique Setién salvo volantazo institucional, que en este club tampoco sería impensable. El Barcelona ni siquiera cumplió con su parte para alargar la agonía hasta el domingo, pero aun así el Real Madrid está en un momento en el que dispara y luego pregunta.
Quique Setién afrontó la jornada ya rendido desde el once inicial. Mirando a la Champions exprés de agosto, por si entonces se alinean los astros. Ante Osasuna, el cántabro los sentó a casi todos en el banquillo, si acaso dejó en el césped a Messi porque nunca quiere descanso. Y la actitud que emanaba el entrenador la acataron también los jugadores en el raso, superados por Osasuna, un equipo con carácter y las ideas muy claras.
El Barça ofreció su imagen más plana, despojado de identidad. La posesión, más que un medio, fue un fin. Y a la vez, el fin. Pertrechado en una defensa de cinco, el conjunto rojillo no sufría en absoluto; es más, hacía daño corriendo. Tanto que llegó a adelantarse tras una cabalgada de Estupiñán cuyo centro remató el exazulgrana Arnáiz aprovechando el indecente posicionamiento de Piqué, Lenglet y Junior, los tres fuera de sitio. Tanto que incluso pudo marcar el 0-2 casi de inmediato, con un disparo de Moncayola desde fuera del área que se desvió apenas unos centímetros.
Barcelona
1 - Barcelona: Ter Stegen, Semedo (Vidal, min. 59), Piqué, Lenglet, Junior (Alba, min. 79), Rakitic (Busquets, min. 67), Sergi Roberto, Riqui Puig (De Jong, min. 79), Messi, Braithwaite (Suárez, min. 59) y Ansu Fati.
1
-
2
Osasuna
Herrera, Vidal, Aridane, Navas, García, Estupiñán (Lato, min. 92), Brasanac (Oier, min. 46), Moncayola (Torres, min. 85), Pérez, Arnáiz (Gallego, min. 71) y Adrián (Barja, min. 71).
goles: 0-1: min. 15, Arnáiz. 1-1: min. 62, Messi. 1-2: min. 94, Torres.
árbitro: Sánchez Martínez (C. Murciano). Amonestó a Semedo, Rakitic, Piqué y Junior, del Barcelona; y a Estupiñán, de Osasuna. Expulsó a Gallego, de Osasuna, por roja directa (min. 77).
incidencias: Partido de la jornada 37 del Campeonato Nacional de Liga disputado a puerta cerrada en el Camp Nou.
Solo Messi a balón parado respondió la afrenta de Osasuna. Primero, golpeando el travesaño. Después, rozando el poste. Poco o nada más propuso el Barcelona antes del descanso, más deprimido si cabe desde que en la pausa para hidratación se supo que el Madrid ya encarrilaba el título en Valdebebas.
El paso por vestuarios sentó mejor a locales que a visitantes, que por otra parte no se jugaban más que el orgullo de ganar en el Camp Nou por primera vez en 11 años y resarcirse del 7-1 de su última visita, antes del descenso. Messi seguía siendo el más enchufado de azulgrana y pudo marcar, tras un eslalon, el empate que sí había firmado Braithwaite, pero que fue anulado por fuera de juego previo del argentino.
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Pese a no quedar objetivos clasificatorios, Setién envidó con Suárez y Vidal, aunque quien lograría igualar el choque sería Messi, cómo no. A balón parado, cómo no. Ni siquiera lo celebró el '10', cabreado con el nudo y el desenlace que pintaba una historia ya triste desde el planteamiento. Le quedaba el Pichichi al menos.
Osasuna no pudo, o no intentó, sobreponerse al empate, y eso beneficiaba al equipo con más pegada. La roja directa a Enric Gallego por un codazo a Lenglet tampoco ayudó al cuadro pamplonica. Mientras Setién continuaba dando entrada a titulares (Jordi Alba, el recuperado Frenkie de Jong…), sus futbolistas se borraban de la visita a Vitoria la última jornada: Rakitic, Piqué y Junior verían la quinta. Si se descuida, el técnico cántabro no podrá confeccionar una convocatoria completa, pues el filial se juega el ascenso y presumiblemente recurrirá a Ansu Fati, Riqui Puig y Araújo.
Suárez marcó de chilena, aunque fue anulado, y nada más ocurriría en un tramo final que dominó el Barcelona sin profundidad. Nada del lado azulgrana, porque Osasuna aprovechó para correr a la mínima que pudo y en el descuento se llevó la victoria gracias al gol de Roberto Torres, aunque Suárez estuvo cerca de volver a empatar en la jugada siguiente.
Tan triste es la realidad en Can Barça que ni con optimismo puede mirarse la Champions, ni siquiera el futuro proyecto, repleto de incertidumbres. El club navega sin timón, fiando su suerte a las genialidades de Messi, cada año menos ágil y más solo en el campo, aunque con más poder en la entidad. Como reflejo de la deriva, el cambio de guion a mitad de curso: Ernesto Valverde dejó un Barcelona colíder, con el golaveraje frente al Madrid igualado y 49 tantos a favor en 19 jornadas; mientras que Setién acabará la Liga a siete puntos del eterno rival, con el golaveraje perdido, 32 dianas a falta de un partido y la sensación de no tener autoridad en el vestuario.
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