Los banquillos más estables en un lustro

En aquel verano de 2015 fueron Eibar -con José Luis Mendilibar relevando a Gaizka Garitano tras no lograr este último el objetivo de mantener la categoría por el desempeño estrictamente deportivo aunque luego los armeros sí lo conseguirían en los despachos a causa del descenso del Elche por impagos a Hacienda-, Getafe –donde Fran Escribá reemplazó a Pablo Franco tras los catorce partidos del curso anterior en que el hasta entonces técnico del filial amarró la permanencia de los azulones en Primera- y Real Madrid –con la llegada de Rafa Benítez como recambio de Carlo Ancelotti- los únicos que apostaron por el cambio de preparador.

Ahora son Alavés, encomendándole a Asier Garitano la difícil misión de hacer olvidar a Abelardo; Betis, cuyos directivos optaron por apaciguar los ánimos de una hinchada cada vez más encrespada reclutando a Joan Francesc Ferrer, Rubi, como sustituto de Quique Setién; Espanyol, al que la marcha de Rubi llevó a ascender de nuevo a un David Gallego que sumó 13 de los 15 puntos posibles en los cinco partidos en que dirigió a los pericos en la recta final de la temporada 17-18; y Sevilla, rescatando a Julen Lopetegui tras su tempestuoso paso por el Real Madrid, los cuatro equipos que estrenarán entrenador de modo oficial cuando eche a andar el nuevo curso.

El decano continúa siendo Diego Pablo Simeone, que afronta su novena campaña al frente del Atlético. Un récord en un club que hasta su advenimiento fue de los más inestables del panorama nacional. Baste recordar que en las ocho temporadas anteriores a la llegada del argentino, tuvieron los rojiblancos otros tantos preparadores, a los que habría que sumar a un Gregorio Manzano que sólo resistió 16 jornadas antes de entregar el mando al Cholo, para dar buena cuenta de las convulsiones a las que puso fin el bonaerense. El 'cholismo' es una religión para una hinchada que tiene en Simeone al entrenador más laureado de su historia (dos Europa League, dos Supercopas de Europa, una Liga, una Copa del Rey y una Supercopa de España), al segundo más longevo en número de partidos dirigidos (288, sólo superado por los 449 de Luis Aragonés) y al que mayor porcentaje de victorias le ha dado con al menos 40 encuentros a sus espaldas.

En experiencia al frente de un mismo equipo le lleva el Cholo varios cuerpos de ventaja a cualquiera de sus homólogos de Primera. El segundo es José Luis Mendilibar, que en 2015 regresó al Eibar tras una primera etapa en la que estuvo a punto de certificar el ascenso a la élite allá por el curso 2004-2005. Su impacto fue inmediato. El cuadro vasco, que venía de tocar el cielo y rozar el infierno en su debut en Primera a la vera de Asier Garitano, salvó sin apuros la categoría al dictado del técnico de Zaldívar. Tampoco han vuelto a sufrir desde entonces y la imagen de Mendilibar, siempre en plena ebullición en la banda de Ipurua, se ha convertido en una de las más reconocibles del campeonato. El podio de fidelidad lo completa José Bordalás, que afronta su cuarta campaña al frente del Getafe tras clasificarle para la Liga Europa.

Ninguno de los otros técnicos de Primera ha tenido 'matrimonios' tan estables con los conjuntos a los que dirigirán esta temporada. Como máximo, encaran su tercer año de relación. A ese bloque pertenecen Ernesto Valverde (Barcelona), Vicente Moreno (Mallorca), Marcelino García Toral (Valencia), Paco López (Levante), Sergio González (Valladolid) y Javi Calleja (Villarreal), si bien los tres últimos se estrenaron con la que fue su primera campaña ya en marcha. El preparador del 'submarino amarillo' pasó además 50 días en el paro la temporada pasada tras ser cesado el 10 de diciembre de 2018 y recuperado el 29 de enero de 2019.

Mención aparte merece Zinedine Zidane, que cumplimentó dos temporadas y media en su primera etapa al frente del Real Madrid, con el que amarró nueve títulos, incluyendo tres Champions consecutivas, para abrir el pasado 11 de marzo un nuevo periplo en la 'casa blanca' con once partidos dirigidos tras tomar el testigo de Santiago Solari y encara ahora el desafío de resucitar a un equipo que firmó una campaña nefasta para demostrar que acertó con su regreso.