Gareth Bale y James Rodríguez siguen sin entrenarse con el grupo. El galés trabajó este lunes con y sin balón en la ciudad deportiva de Valdebebas, inmerso aún en la recuperación de la dolencia en el sóleo izquierdo que arrastra desde el partido de ... su selección del pasado 13 de octubre frente a Croacia pese a que no hay parte oficial por expreso deseo del futbolista, mientras que el colombiano evoluciona bien de sus molestias musculares y dio otro paso para retornar a la competición realizando carrera continua sobre el césped.
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Ambos serán baja el miércoles contra el Galatasaray en la cuarta jornada de la fase de grupos de la Champions, trascendental cita en la que el Real Madrid necesita afianzar su segundo puesto en el grupo A, después de unas semanas que les han devuelto prácticamente a la casilla de salida en que se hallaban en verano, al margen de los planes de Zinedine Zidane hasta que la falta de ofertas en el caso del británico y la negativa del club a vender al latinoamericano al Atlético llevó al marsellés a contar con ambos.
Por motivos bien distintos, el '11' y el '16' han recuperado su condición de 'sospechosos habituales', en el ojo del huracán tras marcharse del Santiago Bernabéu mientras sus compañeros perseguían aún el gol que les diese la victoria el pasado sábado ante el Betis pese a que Zidane justificase la 'fuga' recordando que el reglamento interno del Real Madrid permite que los futbolistas no convocados abandonen el estadio a partir del minuto 80.
Una explicación que no convence a parte de la hinchada, recelosa especialmente del compromiso del 'Expreso de Cardiff', reincidente en este tipo de gestos, aunque siempre se ha mostrado fiel al cafetero, al que ovacionó cuando cerró su primera etapa en Chamartín ante el Sevilla en la penúltima jornada del curso 2016-2017 y cuya vuelta acogió con gusto el pasado verano.
«Si Bale se puede ir mañana, mejor», se le escapó a Zidane tras el encuentro ante el Bayern de pretemporada, cuando el galés exploraba su marcha al fútbol chino. La falta de sintonía del marsellés con el ex del Tottenham había quedado en evidencia en el último tramo de la campaña 2017-2018, orillado el galés por el técnico en los partidos cruciales de la Champions y suplente en la final de Kiev, en la que terminaría erigiéndose en héroe con un doblete que sellaría la 'decimotercera'.
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Designado mejor jugador de aquel partido, avisó en sala de prensa que meditaría su futuro. Pero la dimisión de Zidane cuatro días después cambió el horizonte y la marcha de Cristiano a la Juventus le convirtió en el jugador franquicia. El club le dio los galones que reclamaba pero su decepcionante papel en una temporada infausta demostró que le venía mejor el papel de segundo espada que el de líder. Zidane retornó en marzo y el panorama se ensombreció de nuevo para Bale, marcado definitivamente por el preparador tras una derrota contra el Rayo que fue su última aparición del curso.
A regañadientes, Bale y Zidane parecieron hacer borrón y cuenta nueva al alzarse el telón de la presente campaña. «Se va a quedar», dijo el técnico tras el debut liguero ante el Celta, duelo en el que el galés fue el mejor de su equipo, asistiendo a Benzema en el primer gol de la temporada y ganándose el aplauso de Zidane con su compromiso defensivo. Firmó un doblete ante el Villarreal en la tercera jornada y dejó actuaciones convincentes también contra Sevilla o Granada.
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Pero el parón de octubre, del que regresó tocado, reavivó la tormenta. Con su lesión envuelta en el misterio que suele rodear a un futbolista tan desequilibrante como episódico, la vía China reabierta y un nuevo desencuentro con Zidane a raíz de su no convocatoria para el enfrentamiento contra el Brujas, Bale, que se ha perdido ya 93 partidos desde que llegó en 2013 por causas diversas, parece cada vez más ajeno a lo que pasa a su alrededor, aunque su concurso sigue siendo vital en un plantel con pocos futbolistas capaces de marcar tantas diferencias.
Distinta es la tesitura de James, cuya entrega en los entrenamientos acabó haciendo recular a Zidane para que le diese minutos a un futbolista con el que no terminó bien en su anterior etapa aunque no ha logrado consolidarse en el once. El '16' salió tocado del partido ante el Sevilla de la quinta jornada pero aguantó con el afán de convencer al francés de que merecía su confianza. Disputó otros cuatro encuentros como suplente, llegando a marcar frente al Granada, y fue titular en la derrota ante el Mallorca. Su última comparecencia se produjo en la visita a Estambul, cuando saltó en el minuto 79 relevando a Valverde.
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Días después viajaba a Colombia tras ser padre por segunda vez y desde el pasado viernes se recupera en Valdebebas, aunque su marcha del Santiago Bernabéu en el minuto 87 le ha devuelto el foco. Su objetivo es estar listo a la vuelta del siguiente parón internacional para poder jugar ante la Real Sociedad el 23 de noviembre y comenzar a ganarse a Zidane. Como a Bale, el Real Madrid le necesita ya que la calidad de su zurda tiene poca comparación en la plantilla.
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