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Con el Mundial de Catar a la vuelta de la esquina, esta frenética primera mitad de la temporada no da tregua alguna. Ni para lo bueno ni para lo malo, como es el caso del Atlético esta semana, pues el fútbol ofrece a los hombres ... de Simeone la posibilidad rápida de pasar página respecto a la derrota contra el Brujas, que le ha complicado la vida en la Champions. La Liga es otra historia y desde el conjunto colchonero se pretende que una victoria ante el Girona sirva como bálsamo para las heridas europeas.
Pese a tratarse de un recién ascendido, el rival no invita a excesivas confianzas. En primer lugar porque en seis enfrentamientos previos el Atlético solo ha conseguido una victoria, con hasta cinco empates. En segundo porque las sensaciones que está ofreciendo el equipo dirigido por Míchel son positivas, con siete puntos y en la zona media, un botín que resulta incluso corto a tenor de sus méritos futbolísticos. Solo seis equipos han marcado más goles que el Girona, una amenaza suficiente como para evaluar el estado de la defensa colchonera, después del tropiezo en Brujas que mostró una debilidad impropia de aquel equipo granítico de hace no tanto tiempo.
Giménez podrá ser de la partida tras recuperarse de sus dolencias físicas en Brujas, por lo que el Cholo podrá contar con su zaga de gala. Es baja Marcos Llorente, ausente entre cuatro y cinco semanas por una lesión muscular, lo que abre las puertas del once para Correa por el perfil diestro del ataque rojiblanco. El acuerdo con el Barça para la compra de Griezmann despeja el camino del francés hacia la titularidad, que ha de disputarse frente al buen hacer de Cunha en sus últimas apariciones y el talento de Joao Félix, de capa caída desde hace algunas semanas. Por su parte, en el Girona el morbo lo pondrá el regreso de Rodrigo Riquelme, un canterano colchonero cedido en Montilivi que está causando sensación y ante los suyos pretende seguir haciendo méritos para el retorno.
No pasará a la historia del Atlético la victoria ante el Girona, pero en este tramo inicial de temporada que no ofrece tregua alguna para dar paso al Mundial de Catar, sumar puntos está muy por encima de las cuestiones del estilo. En un duelo que un gran centro de Griezmann y el oportunismo de Correa encarrilaron pronto, el conjunto de Simeone se dejó llevar en exceso por la ventaja, para desesperación de un Metropolitano que pareció respirar con el segundo de Correa pero al que se le acabó atragantando la merienda con el tanto del canterano atlético Rodrigo Riquelme.
Son tres puntos al fin y al cabo, un resultado positivo que deshace el borrón y permite ya solo pensar en el duelo contra el Brujas en territorio colchonero, una cita que puede decidir el comprometido futuro en la Champions. Sin embargo, las sensaciones rojiblancas ni mucho menos convencen. Se fue inquieta la parroquia atlética tras ver cómo su equipo se complicaba la vida en un partido que parecía decidido, pero que solo el buen hacer de Oblak acabó decantando del lado local.
Con vía libre al fin para alinear a Griezmann sin un estudio aritmético de sus minutos de por medio, Simeone no dudó apostando por el francés de inicio. El jugador-soldado del Cholo por excelencia se lo agradeció de la mejor manera posible, abriendo el duelo con un centro medido desde el costado izquierdo que el siempre oportunista Correa convirtió en gol para alegría de la parroquia del Metropolitano, de fiesta en la clásica jornada dedicada a las peñas colchoneras.
Atlético
Oblak, Molina, Savic, Giménez, Reinildo, Witsel (Kondogbia, min. 74), Correa (Joao Félix, min. 74), Koke, Carrasco (Saúl, min. 64), Griezmann (Lemar, min. 64) y Cunha (Morata, min. 64).
2
-
1
Girona
Juan Carlos, Arnau (Valery, min. 46), Bueno, Bernardo, Javi Hernández (Terrats, min. 84), Miguel Gutiérrez (Yan Couto, min. 46), Oriol Romeu, Aleix García, Herrera (Stuani, min. 63), Riquelme (Toni Villa, min. 81) y Castellanos.
Goles: 1-0: min. 5, Correa. 2-0: min. 48, Correa. 2-1: min. 66, Riquelme.
Árbitro: Martínez Munuera (Comité valenciano). Amonestó a Giménez, Cunha y Savic, del Atlético, y a Javi Hernández, por el Girona.
Incidencias: Partido de la jornada 8 en Primera disputado en el Metropolitano ante 54.069 espectadores.
La soleada tarde en Madrid se ponía pintiparada para olvidar las penas europeas, con el Atlético controlando plácidamente ante un Girona con muchas dificultades para asomarse a los dominios locales. Discurría sin sobresaltos la sesión vespertina en el Metropolitano, con un disparo lejano de Oriol Romeu abortado por la zaga atlética como mejor ocasión visitante y una posesión inocua del conjunto catalán.
Fruto quizás de ese paisaje general el Atlético fue cayendo en la autocomplacencia, un desliz que pudo castigar un disparo alto de Yangel Herrera. A este momento valle colchonero le pudo poner final un medido pase en profundidad de Griezmann, en modo asistente de lujo, pero Cunha no supo definir ante Juan Carlos tras exhibir su velocidad en el desmarque. La oportunidad espoleó al Atlético en el tramo final del primer acto y aunque otra vez Cunha y el goleador Correa se toparon con el buen hacer del portero foráneo, las sensaciones mejoraron al descanso entre la hinchada del Metropolitano.
Había partido en territorio colchonero, pero cuando todavía no habían regresado muchos espectadores a sus butacas, un error de bulto de Juan Carlos dinamitó el guion del Girona. El guardameta erró en la entrega y se la dio a Correa, poco dispuesto a dejar pasar el regalo. Parecía ya muy cuesta abajo el encuentro para el Atlético, que movió el banquillo dosificando esfuerzos con el Brujas en el horizonte, pero como no hay peor cuña que la de la misma madera, un canterano atlético como Rodrigo Riquelme le dio vida a la pugna con un disparo lejano atrevido pero también afortunado.
El jugador madrileño, cedido por el Atlético en Montilivi pero sin cláusula del miedo, hizo méritos para el retorno con un curso intensivo de cómo se debe jugar en el enganche. Acabó ovacionado y fue de lo mejor de un Girona que creyó hasta el final, ya con la carta del goleador Stuani sobre el tapete. Por dos veces Oblak evitó el empate, la primera con la ayuda del poste, tras la lección magistral de Aleix García en el golpeo. Lo cierto es que el desenlace fue una prueba para el corazón de la afición del Metropolitano, con el Atlético encerrado en su propia área. Ganó, pero estuvo lejos de despejar cualquier duda el conjunto de Simeone.
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