El Atlético, sin red tras la caída de la segunda vuelta

Más allá de un goloso botín de 16 victorias, dos empates y solo una derrota, la del derbi ante el Real Madrid en el Alfredo Di Stéfano, las sensaciones en el Atlético invitaban al optimismo, con una propuesta más ofensiva, adecuada a la presencia de un devorador del área como Luis Suárez. El punta uruguayo parecía renacido tras su controvertida salida del Barça, ayudado también por el paso adelante en el juego del equipo rojiblanco.

Mientras el Atlético presumía de liderato, Pichichi y Zamora, el Barça llegaba al mes de febrero sumido en una cierta sensación de depresión, tras la derrota en la final de la Supercopa de España ante el Athletic y la goleada del PSG en el Camp Nou en la ida de cuartos de final de la Champions. Por su parte, el Madrid también se hundía en la duda después de una cierta recuperación a final de año, diciendo adiós a Copa y Supercopa y cayendo ante el Levante en casa.

Con ventajas de alrededor de una decena de puntos y algún partido pendiente por aquello de lo caótico del calendario debido a la covid-19, la Liga parecía encarrilada en favor del Atlético, pero la afirmación de que las temporadas son muy largas es mucho más que un tópico socorrido para entrenadores y futbolistas. Una auténtica plaga de positivos por coronavirus y varias lesiones dejaron en cuadro al equipo de Simeone, que se sostuvo hasta la semana negra de doble enfrentamiento contra el Levante. El conjunto granota arrebató cinco puntos en apenas unos días al líder, que ya desde entonces comenzó a exhibir algún que otro síntoma de vértigo. Estas sensaciones se trasladaron además a una propuesta mucho más conservadora.

Más allá del dibujo táctico de tres centrales, que funcionó y muy buen durante algunos tramos de curso, lo cierto es que el cambio residió en la altura del campo en la que esa línea se situaba y en los problemas para disponer de los dos mejores carrileros: Trippier y Carrasco. El inglés se perdió casi una decena de partidos tras una sanción de la federación inglesa por un asunto de apuestas y obligó a improvisar con Marcos Llorente, con lo que ello implicó en cuanto a la pérdida de la frescura física del madrileño en el flanco derecho de la medular, donde había explotado. Por su parte, el belga también fue baja en varios duelos entre la covid y una lesión y obligó a soluciones que no encajaron igual en el esquema como Lodi o Saúl, en un estado de forma alarmante.

El derbi madrileño de la segunda vuelta en el Metropolitano pudo suponer el punto de inflexión, pero al Atlético se le escapó una victoria a la que había opositado durante una hora de juego y que se diluyó con el paso atrás en el tramo final y la igualada 'in extremis' de Benzema. Ya en las últimas semanas, mientras el Atlético, con equipos demasiado alejados del área contraria y por tanto de las zonas donde Suárez resulta decisivo, solo ha podido amarrar 16 de los últimos 30 puntos, el Barça exhibe una impresionante racha liguera, con 48 puntos de los últimos 54 posibles. Koeman ha logrado rearmar una nave azulgrana que parecía a la deriva a través de la juventud y el liderazgo de un renacido Messi. A la par, Zidane ha logrado sostener a un Madrid que no brilla pero suma nueve jornadas sin perder y 23 de 27 puntos en ese tiempo.

A nueve jornadas del final de Liga, los tres grandes llegan a la carrera final bajo el signo de la máxima igualdad, pero con dinámicas diferentes. Sin embargo, si por algo ha destacado el Atlético en la década del 'Cholo' en el banquillo es por su resistencia ante la adversidad. Ya lo demostró en 2014 conquistando en el Camp Nou y ante el Barça, el más difícil todavía, una Liga que se le había puesto muy complicada. De momento, ya piensa en la visita al Betis en el Villamarín con un ojo puesto en lo que ocurra en el clásico de la próxima jornada en feudo blanco.