Alexis sustituye a Rubi como entrenador del Betis

Alexis, que este domingo ya dirigió el entrenamiento tras despedirse Rubi de la plantilla, vistió como jugador la camiseta del Betis durante siete temporadas, en las que disputó 264 partidos oficiales y fue capitán y símbolo del club. Ya entrenó a la primera plantilla en los dos encuentros finales de la temporada 2016-17, cuando fue despedido Víctor Sánchez del Amo.

El alto finiquito que debe recibir el técnico catalán, menor al término de la temporada, ha sido el principal obstáculo para que esta decisión de cambiar el entrenador se demorase. Sin embargo, los dirigentes del club han concluido que la inquietante situación del equipo, decimocuarto en la tabla a ocho puntos del descenso y tras haber ganado solo uno de los últimos diez partidos, no podía aplazarse más.

«Que hablen sobre si sigo o no me resulta ya algo inocuo», decía Rubi, triste y resignado, en la previa del partido de Bilbao. Tras caer en San Mamés, seguramente sin merecerlo, el entrenador esquivó las respuestas sobre su continuidad con un gesto serio que, sin embargo, denotaba que nunca dimitiría.

Hace tiempo que nadie creía en Rubi, que ni siquiera fue apoyado públicamente por los pesos pesados del vestuario o el presidente Ángel Haro. Precisamente fue Alexis Trujillo el que critió sin ambages el juego del equipo verdiblanco tras la derrota en el derbi, y quien volvió a a hablar tras el empate del martes con el Granada. «Rubi sigue, pero se le analizará diariamente», dijo. La destitución, por lo tanto, se veía venir.

El Betis prescindió la pasada temporada de Quique Setién ante la presión de buena parte de los aficionados, pero también obligó a marcharse al que era vicepresidente deportivo, Lorenzo Serra Ferrer. El propio Serra reconoció que había sido uno de los grandes valedores de Rubi, pero se fue del Villamarín antes siquiera de compartir con él una pequeña planificación de la plantilla.

Un grupo fuerte del vestuario se sentía muy identificado con Setién y el propio Rubi lo reconoció meses después. Le costó que los jugadores entendieran su forma de concebir el juego y los resultados tampoco le ayudaron al catalán, siempre muy solo ante el peligro. Victorias milagrosas ante el Celta y el Valencia habían evitado en otras fases de la campaña la destitución de un entrenador, que ya fue cuestionado en otros equipos como el Huesca o el Espanyol. Superar al Real Madrid también tuvo ese efecto revitalizador antes del parón por coronavirus.