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Análisis

Villarreal, el sueño de un pueblo conquista el Viejo Continente

Tras casi 25 años en el club amarillo, un humilde a su llegada, Fernando Roig le da a una localidad de 50.000 habitantes un título en Europa

Jueves, 27 de mayo 2021, 14:31

En 1997 el Villarreal era un club humilde, que había conseguido estabilizarse con ciertos apuros en Segunda pero que jamás había pasado del décimo puesto en la división de plata. Primera y el fútbol de élite eran poco menos que un sueño para una ... institución que había pasado la mayor parte de sus casi 75 años de historia entre la tercera y la cuarta categoría del fútbol español.

Dos temporadas en Segunda a comienzos de los años setenta y las cinco campañas en la zona media-baja de la tabla en la misma categoría desde el 92 constituían los años dorados de la entidad cuando Fernando Roig llegó al club de esta pequeña localidad, situada en el sureste de la provincia de Castellón, en la Plana Baja, que entonces contaba con 40.000 habitantes -hoy unos 50.000- y estaba y está basada económicamente en la industria de la cerámica y el azulejo.

Precisamente procedente de ese sector, pues era presidente de Pamesa, el por aquel entonces nuevo mandatario del Villarreal tomaba las riendas del club para cambiar para siempre su historia. En 1998, un ascenso a Primera totalmente inesperado, en la promoción contra el Compostela, después de un empate a uno en San Lázaro. Luego un rápido descenso a la temporada siguiente, con ilustres en sus filas como Albelda, Palop o Craioveanu, y regreso a la máxima categoría en el año 2000. Hasta ahí todo relativamente normal, aunque fuera un paso adelante notable para un club de una localidad tan pequeña, no dejaba de tratarse del conocido como caso de 'equipo ascensor', sin muchas opciones de consolidarse entre los mejores.

Sin embargo, por la cabeza de Roig pasaba ya un proyecto mucho más ambicioso, con las miras puestas incluso lejos de las fronteras españolas. El Villarreal se asentó en Primera, con futbolistas notables como Palermo, Riquelme, Marcos Senna o Arruabarrena, y aunque no logró acceder directamente a competiciones europeas a través de los primeros puestos ligueros, la extinta Intertoto y sus clásicos duelos veraniegos fue la vía de acceso al Viejo Continente en la campaña 2003-04. Hasta semifinales de la UEFA fue capaz de llegar el equipo entrenado primero por Benito Floro y luego por Paquito y solo el Valencia de Rafa Benítez truncó su primer sueño continental.

Luego llegaría Pellegrini y el salto definitivo de la mano de estrellas como Forlán, Pires, Cazorla o Sorín. Europa cada temporada y alguna de ellas incluso la Champions, con aquella semifinal de 2006 contra el Arsenal, en la que toda una final de la máxima competición continental se escapó con un penalti errado en los últimos minutos por Riquelme. Pasaron los años y el Villarreal, que incluso fue subcampeón de Liga en la temporada 2007-08, se convirtió en un clásico de las competiciones europeas. Tercera semifinal y tercera derrota, esta vez en la Europa League, contra el Oporto de Falcao y James en 2011. También a las puertas de la gran final en 2016, con el Liverpool de Klopp como verdugo.

El descenso, la prueba de fuego

En medio, un descenso inesperado en la 2011-12, una temporada que empezó en Champions y acabó en Segunda. Fue una prueba de fuego para el proyecto de Roig, quizás la más importante en estos casi 25 años, pero el club la solventó con un ascenso inmediato fruto de la gran reacción en la segunda vuelta, tras la llegada de Marcelino García Toral al banquillo.

Sin ser un equipo demasiado copero, pues solo llegó a unas semifinales en la campaña 2014-15, al 'submarino amarillo' y sus dos décadas en la élite ya solo les faltaban la guinda de un trofeo oficial. Llegó ante un coloso de Europa, el Manchester United, y con una historia digna de cuento. Resistiendo durante 90 minutos, haciéndose dueño del partido en la prórroga, y transformando cada uno de los once penaltis a los que se vio obligado en la tanda decisiva. Lo nunca visto. Todos los jugadores de amarillo que acabaron el partido lanzaron desde los once metros y todos marcaron. El último, Rulli, que pateó a la escuadra ante De Gea y luego, en el cambio de roles, le detuvo al español el golpeo definitivo.

No lo pudo ver en directo, desde el Gdansk Arena, Fernando Roig. Después de su positivo por covid, y aunque ya había obtenido un resultado negativo en un test PCR, la UEFA le impidió estar en el estadio. El cerebro del EuroVillarreal, el hombre que se empeñó en la locura de crear un club campeón en el Viejo Continente desde una localidad de apenas 50.000 habitantes, siguió desde su casa como su anhelo se hacía realidad. «Te queremos, Fernando. Mira todo esto que tú que has creado, presi», decía a miles de kilómetros Pau Torres, un chico de Villarreal que acababa de convertir su penalti en la tanda y que como si se tratase de la personificación de su propio club, desde aquel niño que soñaba con jugar en el equipo de su pueblo se ha convertido en un gigante del fútbol europeo.

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