colpisa / afp
Múnich
Lunes, 24 de febrero 2020, 17:26
Serge Gnabry y Kingsley Coman, los extremos del Bayern de Múnich, cargan a sus 24 y 23 años con la difícil tarea de hacer olvidar a la mítica pareja Robben-Ribéry para llevar al club bávaro a lo más alto, con una primera ... parada el martes frente al Chelsea en la Liga de Campeones.
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Pero aunque a veces han brillado en la escena europea, como Gnabry con su póker de goles en octubre contra el Tottenham en fase de grupos (7-2), ninguno de los dos jóvenes internacionales influyen todavía en el juego del campeón de Alemania como hicieron sus antecesores, que duraron años formaron la conexión 'Robbery' y dejaron el club bávaro al final de la pasada temporada.
Arjen Robben estaba obsesionado por el gol, Franck Ribéry partía desde más lejos y, aunque era un goleador instintivo, también era un magnífico asistente. Por el momento, Gnabry sigue los pasos de Robben (9 goles esta temporada en la Bundesliga, además de su póker en Champions), mientras que Coman es más un percutor al estilo de Ribéry. «Los cuatro tienen la velocidad, un súper regate y son muy peligrosos en el uno contra uno», analiza el entrenador del Eintracht de Fráncfort, Adi Hütter.
Los dos jóvenes, en cambio, son más flexibles que sus predecesores, y cambian permanentemente de derecha a izquierda. En cambio, Robben (derecha) y Ribéry (izquierda) permanecían anclados en sus posiciones.
Las noches con derrota, Robben no contenía su lengua para fustigar a sus compañeros. Y Ribéry, alma de la fiesta en su momento, nunca dudaba en tomar la palabra en el vestuario para echar una bronca. En el terreno de juego su lenguaje corporal era el de los guerreros. «Eran referencias, por su juego, por su actitud, por su orgullo», recuerda su exentrenador Jupp Heynckes.
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Coman y Gnabry son completamente diferentes. El francés es tranquilo, discreto e introvertido. El alemán es 'cool', ha tenido su etapa vegana y siempre esboza una gran sonrisa. Hasta ahora, ninguno de los dos ha mostrado una personalidad de líder.
Robben y Ribéry marcaron la diferencia en decenas de ocasiones en partidos difíciles, pero sus sucesores no han revelado por el momento esta capacidad de inclinar un partido a su favor.
Este curso, Coman solo ha marcado dos goles y asistido en otras dos ocasiones. En Liga de Campeones su contador también se detiene en dos dianas. «Sé que como extremo debo marcar más», reconocía en la pasada primavera boreal.
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Gnabry es más eficaz. Pero «tiene muchas faltas de concentración o técnicas», publicaba a principios de enero la revista Kicker, que concluía con dureza: «Hasta el momento, el traje dejado por Arjen Robben y Franck Ribéry es demasiado grande para Gnabry y Coman».
En su descargo, Coman y Gnabry no tienen automatismos con sus compañeros laterales. Las conexiones del pasado David Alaba/Ribéry y Philipp Lahm/Robben no tienen un equivalente en la actualidad. En la época de 'Rib-Rob', el Bayern atacaba a menudo en situación de dos contra uno por las alas, con jugadores que conectaban hasta con los ojos cerrados.
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Esta temporada, las lesiones y los frecuentes cambios de posición no han permitido conseguir esta fluidez, pese a que Benjamin Pavard y Alphonso Davies dan lo mejor de sí mismos.
Conviene, sin embargo, no olvidar la edad de la pareja Coman-Gnabry: 23 y 24 años. Ribéry tenía 24 años cuando llegó al Bayern en 2007, y Robben contaba 25 cuando el gigante alemán lo fichó en 2009, convirtiéndose en referentes con el paso de las temporadas. El punto álgido de su carrera llegó en 2013, cuando el francés dio la asistencia al neerlandés para el gol de la victoria del Bayern contra el Borussia Dortmund en la final de la 'Champions' (2-1).
«Tengo muchas esperanzas en Kingsley y Serge», declaró recientemente Robben, ya retirado. «Son dos buenos chicos que quieren aprender y progresar constantemente. Tienen todo lo que hace falta, buena mentalidad, y ya han demostrado su potencial».
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La pareja 'Rib-Rob' ya no está, pero el dúo 'King-Serge' tiene una buena ocasión el martes contra el Chelsea para desatarse.
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