Melisa Cabaleiro
Madrid
Miércoles, 19 de septiembre 2018
Pocos eran los que confiaban en que Keylor Navas volviese a la portería en un partido de real enjundia para el Real Madrid. La llegada del Belga Thibaut Courtois, elegido mejor portero del Mundial, parecía relegar al costarricense sin remedio al banquillo. Julen Lopetegui le ... otorgó confianza en la Supercopa de Europa y en los dos primeros partidos de Liga, ante un Courtois que se iba adaptando cada día mejor a la disciplina blanca. El preparador vasco, que cada día observaba con detalle a sus jugadores en los entrenamientos, percibió suficiente confianza en el belga, que fue de la partida en los dos últimos choques de Liga, ante Leganés y Athletic Club.
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A pesar del empate en La Catedral, nadie imaginaba que Keylor, el día que el Real Madrid volvía a su competición fetiche, la noche que comenzaba a defender de nuevo su corona en Europa -por cuarta temporada consecutiva- fuese a ser el momento elegido en el que Navas volviese a hacerse grande bajo los palos del Bernabéu. Contra todo pronóstico, Lopetegui mostró personalidad y apostó por el portero de las tres Champions. Una confianza que el 'tico' devolvió con creces. A pesar de llevar sentado en el banquillo los últimos 180 minutos, se mostró más seguro que nunca. Dando instrucciones a sus compañeros, siempre bien colocado y, lo más importante, realizando paradas salvadoras para los intereses blancos. Y es que, la grada ya sabe de su calidad y no dudó en aplaudir con ímpetu el nombre de su portero cuando el 'speaker' cantó la alineación titular antes del encuentro.
A pesar de la poca insistencia en ataque de la Roma y la infinidad de ocasiones blancas durante la primera parte, en los segundos 45 minutos, el costarricense estuvo exigido con cuatro paradas en apenas quince minutos. La primera, un control orientado de Ünder, que se perfiló para la zurda y soltó un zapatazo ante el que Navas reaccionó con reflejos divinos. Apenas ocho minutos tardó en hacer su segunda intervención de la noche, un despeje con el puño en una jugada que culminó con el gol de Bale, el segundo de la noche en Chamartín. El guardameta 'tico' se lució Mandando a córner, deteniendo por alto... hasta completar una jornada placentera. La noche en la que volvió a ser la estrella del Bernabéu.
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