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Alejado de la imponente imagen que ofreció el pasado sábado ante el Girona, el Real Madrid tiró de oficio, jerarquía y eficacia para asaltar el RB Arena y regresar con una valiosa renta de Alemania, otrora tierra abonada al desasosiego de los blancos pero muy ... venturosa de un tiempo a esta parte para el catorce veces rey de Europa. Un gol en la segunda parte de Brahim, de nuevo providencial recambio de Bellingham aunque acabó el partido con un pinchazo en el gemelo, le dio el triunfo a la tropa de Carlo Ancelotti, sostenida por Lunin en mitad del correcalles al que le invitó el Leipzig.
El conjunto germano fue superior en la primera parte, pero le faltó contundencia y se topó con un portero inmenso que ha sepultado el debate que alimentó Carletto durante muchas semanas a base de intervenciones decisivas. El Real Madrid, errático y desbordado por momentos, resistió agarrado a su arquero y se encomendó a la brújula de Kroos, un tipo refractario a cualquier tipo de ruido que devolvió el rumbo a los blancos para que Brahim diese vuelo a un equipo al que le tocó sufrir como se esperaba, pero que sacó un resultado que vale su peso en oro.
La vuelta de Nacho a un eje de la zaga en el que continuó Tchouaméni permitió que Carvajal retornase al lateral derecho dentro de un once en el que Brahim asumió el rol como enganche del lesionado Bellingham. Dos cosas inquietaban especialmente a Ancelotti: que su equipo mantuviese la guardia alta desde el primer minuto y evitar las peligrosas transiciones del Leipzig. Hay que anotar que el Real Madrid incumplió enseguida el doble mandato del técnico, lo que propició tres avisos muy serios del Leipzig ya antes del minuto diez. El primero lo invalidó una decisión limítrofe del árbitro favorable a los visitantes, el segundo quedó en nada por la falta de contundencia de Sesko y el tercero lo estrelló el esloveno contra Lunin.
Leipzig
Gulacsi, Simakan, Klostermann, Orban, Raum, Dani Olmo (Elmas, min. 75), Henrichs (Haidara, min. 75), Schlager (Kampl, min. 91), Xavi Simons, Openda (Poulsen, min. 75) y Sesko.
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Real Madrid
Lunin, Carvajal, Tchouaméni, Nacho, Mendy, Valverde, Kroos, Camavinga, Brahim (Lucas Vázquez, min. 84), Rodrygo (Joselu, min. 84) y Vinicius.
Gol: 0-1: min. 48, Brahim.
Árbitro: Irfan Peljto (Bosnia). Amonestó a Marco Rose, Simakan, Carvajal, Poulsen, Vinicius y Sesko.
Incidencias: Partido de octavos de final de la Liga de Campeones, disputado en el RB Arena antes unos 47.000 espectadores.
Marco Rose situó a Simakan como alguacil de Vinicius y adelantó a Henrichs a la sala de máquinas, pero se mantuvo fiel a la naturaleza del Leipzig, un conjunto expansivo en ataque aunque blando en defensa. Su burbujeante aproximación al choque y el desangelado inicio del Real Madrid configuró un panorama alentador para el cuadro local, que encontró pradera despejada para correr a partir de la poca pulcritud en el pase de su adversario. Los visitantes pasaron buena parte del primer tiempo achicando agua y solo pudieron tomar aire cuando Kroos empezó a enhebrar la aguja.
El de Greifswald es la antítesis del Leipzig, un partidario de la música clásica en medio de tanto rock n'roll. A la psicodélica propuesta que ofrecía la escuadra de las bebidas energéticas, el '8' respondió poniendo su proverbial templanza al servicio de un Real Madrid que se alimenta del racionalismo cartesiano de este hijo de la antigua RDA. En sus botas tiene los planos de un equipo que deja la adrenalina para los de arriba.
Esta vez el chute no lo inyectaron los polvorillas habituales, Vinicius y Rodrygo, sino Brahim, que también derrocha fuego. El malagueño se inventó de la nada el gol que alteró la correlación de fuerzas en un pleito inclinado, hasta entonces, a favor del Leipzig. Con un giro se limpió a un adversario, un golpe de cadera le bastó para quebrar al siguiente y a base de persistencia terminó quedándose sin oponentes antes de soltar un latigazo inapelable desde la frontal del área.
El Real Madrid, hasta entonces timorato, se soltó con la diana de Brahim sin que el Leipzig le perdiese por ello la cara al duelo. Lunin, soberbio, le cerró de nuevo el paso a Sesko hasta en tres ocasiones cuando todo parecía favorecer al delantero esloveno y Tchouaméni volvió a demostrar que el traje de central le sienta como un guante, aunque le disguste.
El cuadro germano, impelido por la desventaja y preso también de su naturaleza, se desnudó atrás para buscar el empate, sirviendo un marco inmejorable para que el Real Madrid doblase la renta. Rodrygo, asistido por Vinicius, desperdició una ocasión pintiparada para lograrlo tras una pérdida de Orban y el '7' estrelló contra el palo la culminación de una contra lanzada por Camavinga y acelerada por Brahim, un genio que volvió a frotar la lámpara para que su escuadra no echase de menos a Bellingham.
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