Un detalle condena al Girona en un duelo de poder a poder

El Girona, liberado de presión ante un rival muy superior y con escasas opciones de clasificación, sacó su mejor versión en la Champions frente al Liverpool, el equipo más en forma del momento en Europa, y como en el debut ante el PSG en París, compitió de poder a poder contra un gigante. Solo un desafortunado pisotón de Van de Beek sobre Luis Díaz en el área rojiblanca separó al equipo de Míchel de un punto que mereció por momentos. Salah, que completó un partido gris, no falló desde los once metros a la hora de la verdad y rubricó otra victoria 'red' por inercia, que mantiene el pleno del equipo de Arne Slot y confirma el KO virtual para el conjunto de Míchel.

Y es que el Liverpool ganó sin alardes, pese a un comienzo arrollador, perfectamente reconocible. Gazzaniga desvió un poderoso cabezazo de Joe Gomez en mitad del monopolio de balón 'red', con Gravenberch acumulando recuperaciones de balón. La máquina engrasada por Arne Slot, que no dejó respirar al Girona desde el primer minuto, redobló la apuesta con un disparo de Darwin Núñez, siempre peligroso al espacio.

Diez minutos de vendaval inglés no presagiaban nada bueno para el Girona, pero el conjunto rojiblanco se recompuso y retó al equipo más poderoso del Viejo Continente en el comienzo de temporada con dos disparos de Francés y Miguel Gutiérrez, ambos desviados por el reaparecido Alisson, y especialmente en una contra que un inoportuno resbalón de Bryan Gil echó a perder.

La excelente reacción local dio paso a un tramo de partido de menor intensidad. Era imposible sostener el ritmo de trepidante toma y daca del comienzo, y ante un rival dominante, el Girona cambió su habitual intención de tener la pelota por el contraataque como arma predilecta frente a la posesión del Liverpool. La mutación le permitió ser muy competitivo ante un gigante y cerrar una meritoria primera parte, de poder a poder, con otro remate de Asprilla que forzó la estirada de Allison.

El inicio de la segunda parte devolvió el duelo al intercambio de golpes. Danjuma y Salah fueron directos al grano tras la pausa y comandaron los ataques de sus equipos, pero fue Robertson el que rozó el gol con el Liverpool ya rodeando el área local. Se mantenía el equilibrio cuando un pisotón de Van de Beek, él no quería, sobre Luis Díaz derivó en el penalti con el que Salah adelantó al Liverpool. Fue un auténtico mazazo, la chispa que determinó un duelo igualado. El Girona ya no tuvo capacidad de revertir el resultado ante un equipo que acostumbra al vértigo, pero que también está de sobra capacitado para dormir los partidos y amarrar la victoria desde un control total.

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