miguel olmeda
Martes, 16 de febrero 2021, 00:10
Por primera vez en los últimos 13 años, el Barça disputa la ida de los octavos de final de la Liga de Campeones como local, sin el factor campo a favor, y ante un PSG que a día de hoy es más favorito que ... el equipo azulgrana para el título final. Ese fue el castigo por el 0-3 ante la Juventus que le apartó del primer puesto del grupo y esa es la nueva normalidad de un club que tras tocar fondo en la pasada temporada intenta volver a intimidar en Europa. Pero no se puede obviar que el conjunto francés es el actual subcampeón de la competición tras caer 1-0 en la final ante un Bayern que en cuartos había arrollado al Barça (2-8).
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Han pasado unos meses desde aquella fase final atípica en Portugal, sí, ni siquiera están los mismos entrenadores y hay bajas importantes en los dos conjuntos, pero el PSG está más hecho y mantiene un deseo de venganza desde la remontada sufrida en el Camp Nou en los octavos de la edición 2016-17, cuando el entonces conjunto de Luis Enrique se impuso 6-1 al de Unai Emery para dar la vuelta al 4-0 de la ida.
Ya no están Thomas Tuchel ni Quique Setién, los entrenadores en aquella final a ocho de Lisboa, sustituidos por Mauricio Pochettino y Ronald Koeman, respectivamente. El argentino llegó al banquillo francés con el inicio de 2021, mientras que el holandés ha podido transmitir sus ideas durante algunos meses más, pero en un periodo de reconstrucción complicado. Ni Barça ni PSG mandan en sus respectivos campeonatos locales, una realidad que indica que nada acaba de rodar como debiera.
Leo Messi centrará toda la atención no sólo por el buen momento deportivo que atraviesa, sino también porque desde el club francés y sus medios de comunicación afines llevan varios meses presionando con la posibilidad de que el Parque de los Príncipes sea el destino del '10' cuando acabe contrato el 30 de junio con el Barcelona. Nadie sabe lo que pasa por la cabeza de la estrella azulgrana. Puede que todavía esté meditando renovar, quizás tenga claro que el dinero catarí del PSG sí puede pagar lo que cobra. En cualquier caso, si la eliminatoria es tensa puede aclarar el panorama.
Neymar, que iba a regresar al Camp Nou por primera vez desde su fuga en 2017, no podrá disputar el protagonismo a su amigo Messi porque es una de las bajas sonadas por lesión. Sufrió un percance en los aductores en un partido de Copa ante el Caen el pasado miércoles y le pronosticaron cuatro semanas de baja que se cumplen el día de la vuelta, el 10 de marzo. Sin público, de todos modos, tampoco era posible un un recibimiento que podría haber recordado al que se hizo a Luis Figo cuando se fue al Real Madrid. Di María también está lesionado y la responsabilidad ofensiva recaerá en Kylian Mbappé, prodigio técnico y físico que puede ser imparable para la lenta defensa del Barça. Juan Bernat, de larga duración, y los jóvenes Dagba y Pembélé son las otras ausencias, pero con menos peso.
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Entre la compra por la espalda de Neymar, abonando los 222 millones de la cláusula de rescisión, y el objetivo de contratar a Messi, ha nacido entre los dos clubes, más a nivel institucional que de vestuarios, en los que hay multiples lazos de amistad, una rivalidad enfermiza. Más o menos compiten en el mercado por el mismo tipo de jugador, que de momento suele acabar en el PSG porque tiene más potencial económico y porque carece de escrúpulos, como cuando ha acudido a La Masia a llevarse a Xavi Simons con 16 años, un talento que a los 17 ya ha debutado en el primer equipo francés. El Barça también tocó a jugadores del PSG, mayores de edad, como Marquinhos o Verratti, sin éxito.
Las bajas del Barça no son menos importantes. Araujo, el que mantiene el tono físico en la zaga, no forzará finalmente y se queda en la enfermería junto a Ansu Fati, Sergi Roberto y Coutinho. Gerard Piqué se entrenó con el grupo este lunes y será titular, casi tres meses después de su lesión de rodilla ante el Atlético.
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Leo Messi lleva tres lustros iluminando la Liga de Campeones y
Mbappé enmudeció al Barcelona en el Camp Nou con tres goles y una actuación soberbia. Ya desde el primer minuto sembró el pánico en las inmediaciones de Ter Stegen, ganando la espalda a la defensa azulgrana y quedándose a un mal control de dinamitar la eliminatoria casi antes de empezar. El francés amenazaba desde cualquier parte del frente de ataque, indetectable para una
Aunque el Barça no jugaba cómodo en la presión alta del PSG, acabó generando ocasiones por pura calidad. En la primera, Pedri lo intentaba con Griezmann, bien achicado por Kimpembe en el interior del área. A la segunda, Messi, obligado a recibir muy abajo, dibujó un pase de 'quarterback' a la carrera de De Jong, que cayó en área zancadilleado por el mismo Kimpembe.
Barcelona
Ter Stegen, Dest (Mingueza, min. 71), Piqué (Riqui Puig, min. 78), Lenglet, Alba, De Jong, Busquets (Pjanic, min. 78), Pedri (Trincao, min. 78), Dembélé, Messi y Griezmann (Braithwaite, min. 85).
1
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PSG
Navas, Florenzi (Kehrer, min. 89), Marquinhos, Kimpembe, Kurzawa, Gueye (Herrera, min. 46), Paredes, Verratti (Draxler, min. 73), Kean (Danilo, min. 85), Icardi y Mbappé.
goles: 1-0: min. 27, Messi (p.). 1-1: min. 32, Mbappé. 1-2: min. 65, Mbappé. 1-3: min. 70, Kean. 1-4: min. 85, Mbappé.
árbitro: Bjorn Kuipers (Países Bajos). Amonestó a Gueye, del PSG.
incidencias: Partido de ida de octavos de final de la Liga de Campeones disputado en el Camp Nou a puerta cerrada.
Messi se negaba a ceder su trono, pero Mbappé insistía reclamando la corona. Ni cinco minutos habían pasado del 1-0 cuando rozó el empate con un taconazo en el área pequeña que interceptó Piqué. En la siguiente jugada, Verratti encontró al astro francés con el exterior,
Con el empate, el Barcelona se disolvió como un azucarillo y el PSG se agigantó de la mano de Mbappé. Solo Ter Stegen sostuvo al conjunto azulgrana hasta que el
Una subida por sorpresa de Florenzi en la derecha rompió definitivamente los esquemas del Barcelona. El pase atrás del italiano no encontró rematador, pero tampoco un buen despeje, y
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El extremo francés olía la sangre, buscaba desatado la sentencia y se topó con un paradón de Ter Stegen, que volvería a claudicar en la siguiente jugada. Entonces, al alemán le dejó vendido su defensa, que
En cambio, a Mbappé todavía le quedaría una palabra que decir: sentencia.
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