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Leo Messi se lamenta del penalti fallado ante el PSG en el Parque de los Príncipes. AFP
El Barça se conjura para ganar el doblete
Análisis

El Barça se conjura para ganar el doblete

El equipo azulgrana endulza su eliminación europea más prematura desde 2007 y vuelve de París reforzado anímicamente

p. ríos

Jueves, 11 de marzo 2021, 13:37

El fútbol tiene códigos que en otras disciplinas de la vida no serían reutilizables. Que el Barça salga reforzado anímicamente de su eliminación europea más prematura desde la temporada 2006-07 parece un chiste malo, pero es la realidad. Es lo que tiene saberse ... sin opciones desde el 16 de febrero, cuando el PSG se impuso 1-4 en el Camp Nou en la ida de los octavos de final de la Liga de Campeones.

Desde que la UEFA separa tanto los dos partidos de esta ronda, se producen este tipo de situaciones. El equipo de Ronald Koeman ya pasó por todas las emociones desde aquel día. Se vino abajo psicológicamente y cedió un 1-1 ante el Cádiz que le dejó en crisis. Reaccionó para volver a ilusionarse con el título de Liga con una victoria de mérito en el Pizjuán, entre otros triunfos, y protagonizó una remontada épica ante el Sevilla para estar en la final de Copa. Con la autoestima al alza, dio la cara el miércoles 10 de marzo en el Parque de los Príncipes jugando bien y creando ocasiones, pero no pasó de un 1-1 que le dejó donde estaba 22 días antes: eliminado.

Honor, orgullo, esperanza para el futuro. Todo eso está muy bien. Pero no se puede obviar que el PSG planteó un partido defensivo, dejando jugar, valorando su amplia ventaja de la ida. Quizás arriesgó demasiado Mauricio Pochettino porque Keylor Navas tuvo que vestirse de héroe para desviar al larguero el penalti lanzado por Messi que hubiese significado el 1-2 antes del descanso, pero lo cierto es que el resultado justificó la especulación y el equipo francés pasó a cuartos de final sin un desgaste excesivo.

El '10' no estuvo acertado en ese lance decisivo del juego, pero si el Barça tuvo alguna opción de remontar fue gracias a su fútbol maravilloso de la primera parte, tocando, profundizando, generando, luchando y marcando un gol soberbio. El problema, si se mira bien, fue aquella inversión de 500 millones de euros en tres jugadores que siguen sin marcar las diferencias en los partidos destinados a los cracks y que difícilmente las marcarán algún día.

Dembélé, muy mejorado desde que no se lesiona, volvió a perdonar una ocasión de oro, como en la ida tras el 1-0 de Messi, como ante el Liverpool en la ida de la semifinal 2018-19 justo después del 3-0 de Messi también. Las tres, con el mismo patrón: remates flojos y mordidos a tres metros de la portería, sin oposición y a las manos del portero. Tuvo tres oportunidades en París, pero en las dos que disparó con poco ángulo con la izquierda hizo lo que pudo. La otra fue imperdonable. Su compatriota Griezmann, más de lo mismo. Actitud inmejorable, ayudas defensivas hasta para frenar a Mbappé, más kilómetros que nadie, desmarques no siempre con sentido y movimientos constantes. Pero de goles, nada de nada. Ni cerca estuvo. Y Coutinho ni está ni se le espera, con una lesión muscular por la que nadie pregunta porque su presencia comienza a ser testimonial.

Pudo ser el último partido de Liga de Campeones con el Barça de Messi, que acaba contrato el 30 de junio y no da pistas sobre su futuro. Dembélé, Coutinho y Griezmann, en cambio, todavía vestirán de azulgrana alguna temporada más, aunque a Joan Laporta no le va a temblar el pulso si tiene que desprenderse de ellos siempre que las condiciones de mercado sean favorables. La presencia del optimista nuevo presidente en el palco también ayudó a esa visión endulzada de un KO europeo tan duro.

Ya no está Bartomeu ni la junta gestora, hay permiso por fin para mirar al futuro y dejar de flagelarse con el pasado reciente. El Barça regresó de París anunciando que va a por el doblete en boca de capitanes como Piqué y Sergi Roberto, que no viajaron por lesión, pero que aplaudieron a sus compañeros a través de las redes sociales. Si hubiese sido al revés, 1-1 en la ida en el Camp Nou y 4-1 en la vuelta en el Parque de los Príncipes, incluso con buena imagen, hoy se hablaría de crisis. Pero Laporta transmite energía, Ronald Koeman vende la ilusión de los jóvenes y hasta hay esperanzas de que Messi se acabe quedando. Que todo eso sea el mundo real es cuestionable. Pero algo ha cambiado cuando se cae tan pronto en Europa y se regresa fortalecido. Pues nada, a por el doblete.

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